El presidente Alberto Fernández se quedará hasta el lunes en La Rioja. Viajó ayer sábado para recibir el abrigo de los gobernadores peronistas, entre ellos los que lograron ganar en sus distritos. La foto de respaldo llegó luego de una semana crítica para la coalición de gobierno, tras la crisis desatada por la derrota en las PASO. Esta es la trastienda de esa historia.   

Mientras algunos buscan victorias como saldo de la pelea, otros agradecen que se haya terminado. Es que recién este fin de semana se puede comenzar a contar como tiempo de paz después de la primera gran crisis política del gobierno de Alberto Fernández, producto de la derrota electoral de las PASO. Una crisis que estuvo por llevarse puesta la coalición de gobierno, según reconocen desde varios sectores.

La falta de acuerdo en la cúpula tras el encuentro de tres horas que mantuvieron Alberto Fernández y Cristina Fernández el martes desató una pelea pública que expuso las diferencias no saldadas, ni en nombres ni en políticas a seguir. La seguidilla de renuncias de funcionarios que responden a Cristina fue el primer golpe. La carta pública, el segundo. En algunos despachos que salieron indemnes ven la dureza con la que jugó Cristina. “Por lo menos ya terminó todo, pasó el huracán”, dicen. Es que, según pudo saber Tiempo, había voluntades rupturistas de ambos lados.

La mesa chica de Alberto esta semana estuvo integrada por el ex vocero Juan Pablo Biondi, el secretario general de la presidencia Julio Vitobello, la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y los ministros Juan Zabaleta, de Desarrollo Social y Gabriel Katopodis de Obra Púbica. En esa vorágine de negociaciones, los que tuvieron la mente más fría fueron los que no tenían su cargo en juego y tampoco pedían nada: Ibarra y Katopodis. Ambos integraban el bando de los que creían que lo importante era cerrar y no estar contabilizando proporciones dentro de la coalición. Además de calma, aportaron contactos. “Había que bajar el nivel de locura de los que querían romper”, cuentan.

Katopodis estuvo encargado de llamar a los gobernadores e intendentes para gestionar los apoyos y las reuniones que se fueron sucediendo durante la semana. Vinieron a Buenos Aires Ricardo Quintela, de La Rioja, Juan Manzur, de Tucumán, y Sergio Uñac, de San Juan, todas provincias que ganaron el domingo.

Fue una forma de juntar volumen alrededor del presidente en un momento en el que se estaba jugando la pulseada. También se logró una seguidilla de tuits de apoyo al presidente y al gobernador Axel Kicillof de parte de intendentes del conurbano en los que se incluyó a Mayra Mendoza, de Quilmes, y Fernando Espinoza, de La Matanza.

Mientras Katopodis hablaba con Máximo Kirchner y Sergio Massa, Vilma Ibarra activaba canales con el kirchernismo ubicado en el Senado. Wado estuvo en el despacho de Cristina, por donde también pasaron José Mayans y Anabel Fernández Sagasti. Mayans contó que hubo que calmar a los senadores representantes de las provincias que perdieron, que estaban enojados con la carta de Cristina.

El accionar de Vilma fue clave cuando Biondi logró instalar la noticia falsa de la aceptación de la renuncia de Wado. Fue cuando comenzaron a llegar “llamados de peso” a Casa Rosada. La noticia falsa duró los diez minutos en que tardó Ibarra en consultar con Alberto y cruzar el Patio de las Palmeras para avisarle a los periodistas acreditados que el presidente no había aceptado ninguna de las renuncias presentadas.

Luego aceptaría la de Roberto Salvarezza, quien se sumó a la iniciativa renuncista de Wado, pero quedó más desprotegido a la hora de recibir represalias por esa movida política. Su reemplazo será Daniel Filmus, hombre del espacio kirchnerista no camporista de la Corriente Federal de la Militancia, donde también está Agustín Rossi y Cristina Álvarez Rodríguez.

Juan Manzur agradeció desde La Rioja que Cristina lo señalara como sucesor de Santiago Cafiero. El todavía gobernador tucumano generó preocupación en el área feminista del gobierno, que se expresó en una conversación de las integrantes de Mujeres Gobernando, desde donde dejaron trascender que estarán atentas a que no se expandan políticas machistas dentro y fuera del gabinete.

En su momento, Manzur avaló que no se le garantice el aborto  a una niña de 11 años en su provincia. 

Hacia afuera, fue la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, la que tramitó el compromiso del presidente con una foto conjunta que posteó este sábado en su Instagram. Es que también se quiso contar que no fueron las políticas feministas por la que se perdieron votos, tal como habían dejado circular algunos patriarcas del partido justicialista.

El acto con los gobernadores del “norte grande”, que se suelen juntar seguido, sirvió de escenario para buscar institucionalidad en las provincias luego de la pelea en la cúpula. Algo parecido hizo Axel Kicillof con los intendentes durante la semana, a quienes los escuchó rumiar la falta de territorio en la construcción política. Es que la falta de unidad en la cúpula también se dio en las bases, en donde el peronismo tradicional criticó a La Cámpora por haberlos corrido de las listas, a las que calificaron de lista única y no de unidad.

Una de las peculiaridades de la crisis es que fue el propio Santiago Cafiero quien lo ayudó al presidente a buscar alternativas en medio de la vorágine. El viernes salió tres veces de Rosada para participar de las reuniones con los posibles ingresantes al Gabinete. Su cargo ya estaba jugado, pero no su cercanía con el presidente y recaló en Cancillería. Es que, si Cristina no lo perdía a Wado, Alberto no lo perdía a Santiago. Ambos cancilleres quedaron en el tablero. Pero golpeados. Por eso comenzaron a intervenir otros interlocutores en la discusión que se abría sobre los nombres.

Jaime Perczyk reemplazó a Nicolás Trotta. Fue rector de la universidad de Hurligham, territorio de Zabaleta, pero es hombre de Cristina – fue su secretario de Educación durante su gestión. En tanto, todos coinciden en señalar que “lo de Aníbal corrió por cuenta de él”. El futuro ministro de Seguridad -ocupó ese mismo cargo durante el segundo mandato de Cristina cuando la cartera estaba unida a Justicia- logró ponerse literalmente en el medio de la escena con su presencia ante los periodistas en Rosada a quienes les recordó que él también es hombre de Cristina.

De esta manera, Alberto y Cristina, pero también todo el gabinete y el Frente de Todos, tramitó con esta gran crisis de convivencia en el poder, la inesperada derrota en las PASO. Fue disputa de contenidos, pero también de formas, por eso la vicepresidenta apeló a la comunicación pública de sus argumentos y posiciones en medio de lo que hasta el momento había sido una pelea palaciega. Habrá que ver ahora cuál es la respuesta a la demanda social expresada en las urnas, ya que el gabinete económico no se tocó.

El presidente se quedará el resto del fin de semana, junto a Fabiola Yañez, en la provincia de La Rioja, en cuya capital encabezó un encuentro con gobernadores de todo el país, y les dijo: “Cuando Macri perdió se enojó con la gente, cuando perdemos nosotros nos enojamos entre nosotros y después nos juntamos. Ese enojo lo volvemos fuerza positiva y caminamos para adelante, para hacer las cosas de otro modo y corregir rápido”.

El jefe de Estado volverá este lunes a la Ciudad de Buenos Aires, donde por la tarde tomará juramento a los nuevos ministros del Gabinete nacional, con la mira puesta en dejar atrás la peor semana de su gobierno. Lo acompañarán antiguos compañeros de ruta que tienen en común con Cristina: Filmus, Aníbal, Manzur y hasta Julián Domínguez en Agricultura, jugadores que pueden autopercibirse fieles a tanto a uno como a la otra.