Los medios extranjeros se hicieron eco de la incursión de la patota en la redacción de Tiempo Argentino. Especialmente portales y diarios uruguayos fueron los que más abundaron en información, y se entiende por la cercanía geográfica pero también por la afinidad de muchos de ellos con el periodismo independiente.

Es así que El País, el principal diario en papel español, tituló “Una patota irrumpió en un diario argentino y destrozó la redacción”. Más abajo destaca que “20 personas relacionadas al presunto comprador del medio tomaron el edificio” y finaliza relatando que los trabajadores “pudieron volver a entrar mientras que los agresores se fueron escoltados por la Policía”.

“De otra época”, dice La Diaria, el portal autogestionado montevideano, para referirse al mismo tema: “una patota provocó destrozos en el diario cooperativo Tiempo Argentino”. En el cuerpo del texto agrega que “Martínez Rojas dice ser el nuevo dueño de los medios que desde diciembre vaciaron los empresarios Sergio Szpolsky y Matías Garfunkel, lo cual desencadenó un conflicto con los trabajadores”.

Otro sitio oriental, el Mediarte detalla que “los individuos (por la patota), luego de entrar, expulsaron a golpes a los trabajadores del diario que custodiaban el edificio, y comenzaron a destruir todas las herramientas de trabajo que allí se encontraban”. Uno más del otro lado del río de la Plata, el portal 180.com.uy, que puntualiza que “irrumpen en diario Tiempo Argentino y destrozan equipos”.

Un poco más al norte, en Porto Alegre, el Zero Hora apunta que “cerca de veinte personas invadieron en las primeras horas del lunes la redacción del diario Tiempo Argentino en Buenos Aires, donde agredieron a tres empleados y destruyeron equipamientos y documentos.”
En México, en tanto, mientras la corresponsal de La Jornada Stella Calloni preparaba la información para el diario que saldrá mañana en papel, en la página web de este medio se mostraba una foto tomada del tuit de Tiempo Argentino para alertar sobre el ingreso de los patovicas en el edificio de Amenábar 23.

Más al norte aún, en España, el corresponsal en la ciudad autónoma agrega el toque climático en una crónica en la que “encapuchados ingresaron por la fuerza a Tiempo Argentino, controlado por los periodistas tras el abandono de los propietarios” en medio de una fuerte tormenta” que sin dudas la agregó dramatismo a un capítulo nefasto de la patronal que el 5 de febrero de este año decidió discontinuar la edición del diario. «