Las primeras horas del gobierno de Alberto Fernández estuvieron signadas por un cortocircuito no esperado en materia diplomática y ciertas horas de tensión para el canciller entrante, Felipe Solá. El detonante del nerviosismo, se sabe, fue el portazo inesperado que entre el lunes y el martes propinó en el rostro del nuevo gobierno argentino un funcionario estadounidense del Consejo de Seguridad Nacional, el cubano-norteamericano Mauricio Claver-Carone. En rigor, se trataba del director de Asuntos del Hemisferio Occidental del organismo de seguridad de EEUU. Este miércoles, el propio presidente y el canciller Solá recibieron en la Casa de Gobierno a una delegación oficial de EEUU y se pudo dar por resuelto el incidente, según confiaron a Tiempo fuentes oficiales.

La comitiva de Washington que llegó a Balcarce 50 estaba encabezada por el subsecretario adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Michael G. Kozak. Lo acompañaron el embajador de EEUU en Buenos Aires, el ex juez texano Edward Prado; el consejero político Christopher Andino; y la asesora Mariju Bofill. Según pudo saber este diario, en la conversación se analizó la publicitada decisión de Claver-Carone: desde el lado estadounidense se la habría considerado una decisión absolutamente personal e inconsulta por parte de ese funcionario, determinación que –según esas mismas versiones- no había sido acordada como parte de una posición oficial de la diplomacia estadounidense.

Por el lado argentino, en el encuentro con Kozak y el resto de la comitiva estadounidense estuvieron el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz –quien residió largos años en Estados Unidos- y también Jorge Argüello, ex embajador en Lisboa y Washington. Uno de los acuerdos que surgió en la conversación fue la decisión de ambas partes de establecer un sistema de consulta permanente para que ambas administraciones puedan “trabajar coordinadamente” en algunas cuestiones sensibles y de mutuo interés. A pesar del antecedente inmediato, en la reunión no hubo un clima especialmente tenso, según trascendió. De hecho, Kozak elogió los conceptos vertidos por Fernández en su discurso ante la Asamblea Legislativa.

Otra de las derivaciones de la reunión fue que los estadounidenses transmitieron al gobierno argentino una invitación oficial para que algún representante del Ejecutivo participe el 17 de diciembre de un evento vinculado al petróleo que se realizará en la capital estadounidense. El presidente agradeció el convite y comprometió asistencia argentina en la ronda de debate sobre hidrocarburos que tendrá lugar en Washington en apenas cinco días.

Un tramo importante de la reunión fue la ratificación por parte de Kozak de la promesa de intermediación ante el FMI y ante los acreedores privados de la deuda externa que hizo Donald Trump durante la conversación telefónica que mantuvo con Fernández el 1° de noviembre. En aquella llamada Trump pronunció la frase: “He instruido al FMI para trabajar con usted. No dude en llamarme”.

Una operación mediática, ¿una iniciativa sólo personal?

El episodio que casi deriva en la cancelación del encuentro de este miércoles con la delegación de EEUU tuvo bastante difusión mediática tras la aparición de sendas notas en Infobae y Clarín. Claver-Carone les hizo llegar a ambos medios que había decidido retirarse anticipadamente del país y suspender su agenda en Buenos Aires para expresar su rechazo por la presencia en la Argentina del ministro de Comunicación de la República Boliviariana de Venezuela, Jorge Rodríguez. Lo mismo respecto de la persona del ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa.

Claver-Carone le concedió luego una entrevista a Clarín, lo que permitió amplificar todavía más el episodio. “Desafortunadamente, debido a unas invitaciones y a algunas sorpresas que recibimos al llegar (por la presencia de Rodríguez y Correa), decidí no ir (a la asunción de Fernández) y me voy temprano. No voy a tener las reuniones de trabajo que tenía programadas para mañana”, señaló el funcionario del Consejo de Seguridad Nacional. Otra hipótesis que circuló es que Claver-Carone quiso transmitir su malestar por la posibilidad de que Evo Morales viaje de La Habana –donde se encuentra actualmente-hasta Buenos Aires para establecerse en la Argentina. No se descarta que, si ese viaje se concreta, Morales quede protegido bajo el estatus de asilado político. Esa determinación, por supuesto, le correspondería a Fernández.

¿Coincidencias?

El incidente protagonizado por Claver-Carone, de cualquier manera, no implicó la suspensión de la reunión que tuvo lugar este miércoles en la Casa Rosada. Kozak, el principal visitante de Fernández, es el segundo de Kevin O’Reilly, el subsecretario adjunto para la Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. O’Reilly conoce la realidad argentina y hace dos meses mantuvo un contacto con el actual titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Otra lectura que circula a la hora de interpretar la relación de Argentina con EEUU pone el foco sobre las supuestas diferencias entre los ‘halcones’ del Consejo de Seguridad Nacional (que representan las posturas revulsivas de Trump) y las ‘palomas’ (como diplomáticos profesionales) del Departamento de Estado.

El presidente Fernández sabe que la relación con EEUU es uno de los temas delicados que debe cuidar en detalle porque, además, cualquier contratiempo importante puede complicar o torpedear mucho el proceso de renegociación de la deuda. El propio AF ya mantuvo una primera muestra de las implicancias de la interlocución con Washington: a principios de noviembre, en el marco de su viaje a México, se entrevistó en el Distrito Federal con Claver-Carone –el protagonista del portazo diplomático- y con el representante de Washington para Venezuela, el oscuro Elliott Abrams.

Todos estos antecedentes quizá pesaron en el cuidado con que mantuvo en agenda el encuentro de este miércoles con Kozak y el embajador Prado a pesar del affaire Claver-Carone. Se colocó la cita ‘entre algodones’, por decirlo de alguna manera, con la intención evidente de descomprimir cualquier resto de tensión que pudiera afectar la relación bilateral. Sin embargo, como los gestos no son invisibles ni las coincidencias son casuales, justo el mismo día en que recibió a la comitiva oficial de EEUU Fernández se reunió con el presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel