Leandro Santoro es una de las patas del radicalismo que eligió al kirchnerismo como horizonte y le dio la espalda al macrismo. Desde los Irrompibles comenzó a acercarse a La Cámpora después de la muerte de Néstor Kirchner y en 2015 acompañó a Mariano Recalde como compañero de fórmula para buscar la jefatura de gobierno que terminó en manos de Horacio Rodríguez Larreta.

Esta vez también está en la misma lista que encabeza el ex presidente de Aerolíneas, pero esta vez como candidato a legislador de Unidad Ciudadana, la lista que participará de la interna de Unidad Porteña, el frente que une al FPV, a Nuevo Encuentro, al PJ porteño y que competirá con Honestidad y Coraje y con Ahora Buenos Aires.

–¿Cómo es hacer campaña en un distrito en donde el oficialismo pareciera tener 40% de piso?
–Hay que reconocer que el electorado de la Ciudad es sumamente volátil si uno analiza los resultados de las últimas diez elecciones va a encontrar que hay un movimiento. De todas formas hay que reconocer que efectivamente que el 40% pareciera apoyar al gobierno nacional, pero también si el 40% apoya, quiere decir que hay un 60% que no apoya las políticas de Macri y sobre ese segmento nosotros trabajamos. No renunciamos a interpelar a ese 40% que tal vez por razones aspiracionales o por cuestiones de tradición política apoyan al oficialismo que hasta ahora no les ha resuelto ninguna de las cuestiones que se comprometió a resolverle.

–¿Qué lo llevó a acercarse a La Cámpora?
–Son muchos los factores del orden cultural, político y simbólico que nos acercan a la estructura militante y a la tradición política del kirchnerismo. En primer lugar muchos de nosotros pensamos que ese sujeto histórico que se constituyó en 1983 con el alfonsinismo, proyectado es muy parecido al que se constituyó con la muerte de Néstor Kirchner en 2010, porque la amalgama de sectores estudiantiles, universitarios, de la cultura y del progresismo son muy similares a los que expresaban los jóvenes que soñaron los jóvenes de la primavera democrática. Donde una sociedad participativa y con igualdad de oportunidades era el horizonte. Eso tuvo mucho que con que nosotros también somos parte a la resistencia al neoliberalismo en los ’90.
La Cámpora fue la organización política que mejor entendió el entrecruzamiento cultural entre la cultura del fútbol y la cultura del rock que fue la expresión política de esa rebeldía. Nosotros sentimos que el radicalismo orgánico decidió asociarse con los conservadores construyendo una propuesta elitista para la Argentina, mientras que nosotros de la mano del peronismo, de la izquierda y de lo mejor del radicalismo estamos construyendo una propuesta para consolidar una opción nacional y popular o social progresista, sintetizada en la conducción de Cristina Fernández.

–¿Al porteño le importa la salud y la educación pública?
–Si sufrís un accidente en la Ciudad, la primera asistencia es el SAME, más allá de que tengas una prepaga o una obra social. Siempre el hospital público termina siendo el primer lugar de asistencia.La Educación pública es un emblema básicamente de los sectores medios urbanos porque históricamente la Argentina se construyó con el paradigma de la movilidad social ascendente y la Educación pública y de calidad tuvo mucho que ver con eso. Es probable que haya un sector de la ciudadanía, particularmente de los sectores más acomodados de la porteñidad que descrean de eso. Pero pienso que son una minoría.

–¿Cuánto influye el resultado de las PASO en las generales?
–Unidad Porteña es el único frente de la Ciudad que va a internas. Probablemente culminadas las Paso vamos a ver cuál es el piso desde el cuál vamos a salir a disputar. La tendencia general va a estar marcada por las primarias y habrá que ver cómo se relocalizan esos nichos electorales que no encuentran en la elección general una expresión política que los representen y esos son sectores que también aspiramos a representar.

–¿Qué lo sorprendió de la campaña?
–Lo que más nos sorprendió de la campaña es el grado de deterioro socioeconómico que hay en la Ciudad y paradójicamente que haya un sector minoritario de la porteñidad que acompañe ese proyecto económico. Lo más sorprendente de nuestra propuesta política fue poner al ciudadano en el centro de la escena y dejar que sean los dirigentes políticos los representantes de una oposición que no emana de los partidos tradicionales sino fundamentalmente del reclamo popular.