La postal que volvió a mostrar la avenida 9 de Julio a la altura del cruce de Belgrano -las dos manos de la calzada ocupadas por manifestantes, en su gran mayoría familias y jóvenes pobres del conurbano- abrió un interrogante sobre la sustentabilidad de uno de los objetivos políticos del gobierno para lo que resta del año. ¿Será posible, efectivamente, un diciembre “tranquilo”? La protesta que paralizó por largas horas el centro porteño fue la presentación en sociedad de un nuevo movimiento territorial, el Frente por el Trabajo y la Dignidad Milagro Sala, una suerte de confederación que agrupa a 18 organizaciones sociales y de la economía popular que, desde lo político, expresan a un kirchnerismo que no reniega de su condición de tal.

La movilización que cruzó la ciudad desde la Plaza de Mayo hasta el Ministerio de Desarrollo Social también puso en evidencia los debates que atraviesan hoy al espacio de los movimientos sociales y organizaciones del territorio. Entre esos “sindicatos de los pobres”, que dan visibilidad y protagonismo a los trabajadores precarios, subempleados o nuevos desocupados, circula desde hace semanas una fuerte discusión en torno a qué tipo de relación se debe mantener con el Estado. Porque el mismo Gobierno que destruye sistemáticamente empleos, con sus políticas de desindustrialización, es el que administra y distribuye los subsidios, los alimentos y las líneas de ayuda para cooperativas, como el Argentina Trabaja.

Con este telón de fondo expresado en el acta-acuerdo firmado hace una semana por la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y el Ejecutivo, los responsables del Frente por el Trabajo y la Dignidad Milagro Sala resolvieron movilizarse con reclamos propios. Aunque pusieron bastante énfasis en no ocultar sus matices. Las agrupaciones que confluyeron en esta nueva organización se mantuvieron ajenas a lo acordado por la CTEP –incluso recibieron llamados telefónicos y rechazaron algunas ofertas- y decidieron entregarle a la ministra de Desarrollo Social del macrismo, Carolina Stanley, su plataforma de reivindicaciones. La demanda, de máxima, preveía el financiamiento por parte del Estado de 20 mil cooperativas de trabajo que funcionen en el marco del plan Argentina Trabaja.

La respuesta que les hizo llegar el subsecretario de Abordaje Territorial del ministerio, Fernando Reggio, fue considerada “inviable” e “inaceptable”: les ofrecieron subsidiar apenas 500 cooperativas. También les anunciaron que se les entregará bolsas de alimentos para distribuir en las familias a lo largo de diciembre. La reacción de las 18 organizaciones que forman parte del movimiento bautizado con el nombre y apellido de la fundadora de la Túpac Amaru y presa de Gerardo Morales fue cortante. El próximo lunes, al mediodía, volverán a movilizarse hasta las puertas del Ministerio de Desarrollo Social. “El lunes por la mañana vamos a volver acá (por el edificio de 9 de Julio y Belgrano). Vamos a iniciar un plan de lucha”, adelantó Eduardo Montes, referente de la Federación de Trabajadores por la Economía Social (FeTraEs) y uno de los voceros de la movilización.

“Nosotros le planteamos al gobierno que queremos crear una mesa de discusión conjunta, desde la que podamos trasladar toda la problemática de los sectores que estamos dentro del Frente Milagro Sala. No depende de nosotros si diciembre va a ser tranquilo o no. Si diciembre explota, será por las políticas de todo un año que llevaron a esto”, advirtió Montes, dirigente ligado al movimiento de fábricas recuperadas y a la Federación Gráfica Bonaerense (sindicato gráfico). “Este gobierno viene por los 6 millones de puestos de trabajo, viene por la seguridad social. Está en marcha un proyecto de país en el que uno de los sectores más afectados, el sector más vulnerable, es el de los trabajadores autogestionados. Ante este escenario hay que pararse y dar pelea. Pero no una pelea para volver a los planes. Nosotros vamos a defender lo que se conquistó en los últimos años, que fue mucho: en el caso de las empresas recuperadas, 30 mil puestos de trabajo”, subrayó.

La realidad que preocupa a FeTraEs, y que también conoce la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), es la crisis de los emprendimientos autogestivos ligados a la construcción, al sector textil, de la gastronomía, del gráfico o del cuero. “Hoy, debido a las políticas económicas de este gobierno, muchas empresas recuperadas que tienen 50,60 u 80 trabajadores están a punto de cerrar. En los barrios tenemos una necesidad, mínima y básica, de alimentos, pero también queremos sostener el trabajo de los compañeros que integran esas cooperativas”, planteó Montes. Junto al sector autogestivo, el Frente por el Trabajo y la Dignidad Milagro Sala también integra a la Organización Barrial Túpac Amaru, CTD Aníbal Verón/Quebracho, Militancia Popular, Federación de Tierra y Vivienda (FTV), Corriente Patria Justa, MTL, La Germán Abdala, Frente Transversal Nacional y Popular (FTNyP), Argentina Resiste/Descamisados y el Frente de Villas de La Cámpora.

La movilización, que había comenzado en las puertas del Cabildo y del Palacio de Hacienda –para dejar sentado que las organizaciones repudian toda la política económica de Cambiemos-, se extendió a lo largo de varias horas sobre la 9 de Julio. Entre una mayoría de banderas argentinas, siglas de agrupaciones y algunos –pocos pero bien dispuestos- jóvenes encapuchados y con palos que ordenaban el desvío de los vehículos, se pudieron ver volantes que llamaban a iniciar un cronograma de protestas callejeras. “Por una Navidad sin hambre y con trabajo”, era la consigna elegida. Los organizadores estimaron que había 15 mil personas, quizá fueran la mitad. Para tratarse de la primera manifestación pública del Frente Milagro Sala decían estar más que satisfechos: el próximo 5 de diciembre realizarán el primer congreso de la nueva organización –que pretende crecer en paralelo y sin ningún alineamiento con la CTEP que lideran el Movimiento Evita y el abogado Juan Grabois- en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

El muro de hormigón

Mientras la protesta seguía en pleno desarrollo, uno de los hombres más consultados era el coordinador nacional de la Túpac Amaru, Alejandro “Coco” Garfagnini, histórico colaborador de Milagro y cara visible de los campamentos que reclaman su liberación. Garfagnini cuestionó duramente a los funcionarios de Desarrollo Social de la gestión macrista. “Creen que van a resolver el conflicto social con bolsones de mercadería y reuniones. Están un poquito confundidos. Porque estamos sentados sobre una bomba de tiempo, producto del modelo económico y de país que el macrismo implementa desde el 10 de diciembre. El macrismo es un modelo de país y un modelo económico que está en retirada”, vaticinó.

-Pero recién van por el primer año de su mandato –acotó Tiempo.

-Sí, pero igualmente están en retirada. Nadie en su sano juicio puede decir que este país hoy está mejor que el año pasado. La conflictividad que hay, el bajísimo nivel de consumo que tenemos en la calle, es un desastre. Es inviable que este gobierno siga transfiriendo recursos a los sectores más concentrados y los sectores populares estén en la situación desesperante en la que están hoy. Esta situación la provocan ellos, no la provocamos nosotros. Este modelo económico va camino a chocarse con un muro de hormigón.

A media tarde y bajo un sol impiadoso, mientras en el ministerio de Desarrollo Social seguía la reunión entre los funcionarios y los representantes de las organizaciones, en la calle se comentaban los pormenores del debate que disparó la cláusula de paz social –el compromiso de no encarar “situaciones conflictivas” por un período de tiempo, según la letra del acuerdo- que figura en el acta suscripta por la CTEP. “Hay compañeros que asumieron que la tarea era la propuesta de la Ley de Emergencia Social. Otros compañeros la consideran incompleta. Yo creo que no nos tenemos que desencontrar en el camino de desarrollar diversas herramientas de pelea al gobierno. Lo que nos tiene que unir a todos es llevar adelante una oposición decidida a las políticas neoliberales que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri”, exhortó Fernando Gómez, secretario político de Descamisados.

“No sé qué vinculación tienen Triaca o Stanley con otras organizaciones. Nosotros no cuestionamos a ninguna otra agrupación. Y si no nos dan respuestas, seguiremos en la calle”, planteó Garfagnini. “Nosotros venimos a reclamar que el ministerio de Desarrollo Social empiece a poner el oído a los gravísimos problemas que genera el gobierno del que ellos mismos son parte”, insistió Gómez. Una de las demandas inmediatas que el Frente por el Trabajo y la Dignidad Milagro Sala priorizará para lo que resta de 2016 es la exigencia de que liberen inmediatamente a la propia Milagro. Una fecha simbólica circula en silencio entre todas las organizaciones que lo integran: Navidad, de mucha tradición de las campañas humanitarias.

“En la reunión con los funcionarios (de Desarrollo Social) nosotros insistimos con que el gobierno tiene que cumplir con las resoluciones de ONU y de OEA, como también con todas las resoluciones internacionales que el país ha firmado. Este gobierno mantiene de rehén, como presa política, a una de las máximas dirigentes sociales que tiene la Argentina. Por eso este frente lleva el nombre de Milagro Sala”, confirmó Garfagnini en diálogo con Tiempo.