Cada 13 minutos y 40 segundos muere una persona por coronavirus en la Argentina. Cada 16 segundos se detecta un nuevo contagio. Las cifras surgen del promedio de casos y fallecimientos registrados en la última semana en todo el país y dan cuenta del impacto real de esta pandemia. Una semana antes, los fallecimientos ocurrían cada 16 minutos y los contagios demoraban casi dos segundos más. La velocidad con la que se mueve el virus explica la cautela de las autoridades y muestra la creciente presión sobre el sistema de salud, de cuya capacidad de respuesta depende la baja mortalidad que por el momento exhibe el país.

“Cada día que el sistema de salud da respuesta es un día que gana la ciencia para encontrar una solución. Ese es el motivo por el cual la mortalidad por millón de habitantes sigue siendo baja”, explicó Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud, en su conferencia del viernes. Minutos más tarde, Alberto Fernández anunciaba una nueva extensión de la cuarentena.

Entre las filminas que mostraban el éxito en el abordaje de la pandemia, se destacaba ese índice. Con 76 muertos por millón, la Argentina tiene uno de los números más bajos. Sólo exhiben mejores estadísticas Paraguay y Uruguay, con una cantidad de infectados mucho menor (35 veces y 151 veces menos, respectivamente).

“Cuando empezó la pandemia, alrededor de un 4% de los casos nuevos llegaban a terapia intensiva. Hoy representan alrededor de un 2%”, explica a Tiempo Sonia Tarragona, subsecretaria de Medicamentos e Información Estratégica del Ministerio de Salud. “Y nuestra letalidad también es baja porque estamos respondiendo bien. Ese número no depende del virus, sino de la capacidad de atención”, precisa.

De ahí la importancia de la cuarentena estricta al inicio para evitar contagios rápidos y fortalecer el sistema de salud. “En diciembre del año pasado teníamos 883 camas de terapia intensiva de adultos en el sistema público de la Provincia y hoy tenemos 1979. Actualmente tenemos 1130 internados, es decir que sin el esfuerzo que hicimos ya estaríamos desbordados”, ejemplificó el gobernador bonaerense Axel Kicillof.

La situación nacional

En la última semana, el promedio diario de casos nuevos (5397) aumentó un 10,4% comparado con la semana anterior (4888). Pero si desagregamos geográficamente, los casos del AMBA crecieron un 8% (de 4441 a 4799), mientras en el resto del país aumentaron un 33% (de 447 a 598). Si bien los números absolutos son menores, la preocupación es que en las provincias hay mayor población susceptible de enfermarse y menores restricciones a la movilidad. Allí, detección y rastreo de contactos estrechos serán las claves para no dar marcha atrás.

Otro dato significativo es el aumento de la transmisión comunitaria. En 15 días pasó del 56% al 66% de los casos nuevos. Dos de cada tres nuevos contagios no saben dónde contrajeron el virus.

Desde el Ministerio de Salud nacional también miran con atención la tasa de incidencia, esto es, la cantidad de infectados cada 100 mil habitantes. Lidera ese ranking la Ciudad de Buenos, con 1904 cada 100 mil, lo que representa 4,6 veces el promedio nacional. A su turno, el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta relativizó la cifra, explicando que su distrito es el más densamente poblado y por tanto el más expuesto por las características del virus.

“En mayo habíamos empezado con una curva fuerte en barrios populares que ahora está madurada y se trasladó desde principios de junio al resto de la ciudad. En dos o tres semanas estimamos que empezará a estabilizarse y bajar también en estos barrios”, explica a Tiempo Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria de la Ciudad.

La estimación, precisa, se basa en experiencias internacionales. “Lo que se vio en otros países es que después de que se contagia un 20% de la población la curva empieza a bajar. Y nosotros ya tenemos casi 60 mil casos. Si trasladamos el estudio de seroprevalencia que hicimos en el barrio Mugica (Villa 31) a toda la ciudad, ya tendríamos 600 mil personas, que es casi un 20% infectado”, detalla. Ese estudio mostró que por cada caso diagnosticado hubo otros nueve positivos, lo que implica que un 53% del barrio se enfermó.

Es una proyección peligrosa. Siempre según datos oficiales, el promedio de edad de las personas fallecidas por Covid en CABA es de 76 años, pero mientras en los barrios populares viven unas 4700 personas mayores de 70, en toda la Ciudad hay 490 mil. Con una tasa de contagio similar, la letalidad podría ser muy superior.

Para tener una fotografía más amplia, el gobierno porteño lanzó el 27 de julio un estudio de seroprevalencia en todos los barrios. Busca medir la presencia de anticuerpos para proyectar con mayor certeza cuál es la población todavía susceptible. “Los primeros resultados estarán a mitad de agosto, que es cuando tenemos que tomar la nueva decisión”, detalla Battistella.

“El operativo Detectar ya está en 23 barrios de la Ciudad y nos permitió diagnosticar a 15.558 personas”, agrega el funcionario porteño. Eso significa que casi una de cada cuatro personas positivas residentes de CABA fue informada por esta técnica de rastreo, que los especialistas consideran fundamental para controlar la dispersión del virus. Esa estrategia está acompañada por un call center de 300 personas que hacen un seguimiento diario de los infectados y de sus contactos estrechos durante 14 días. “Por cada infectado tenemos tres contactos estrechos aproximadamente y a todos les hacemos seguimiento”, concluye Battistella.  

Apertura de comercios en Ciudad

El programa de flexibilización gradual en la Ciudad se detuvo con el anuncio de prórroga de la cuarentena del viernes, pero Rodríguez Larreta confirmó de todos modos que se mantiene firme la apertura de algunas industrias y comercios situados en avenidas, que comenzará mañana. «A los esenciales se sumaron bienes exportables, y ahora la industria del juguete por el Día del Niño. Todos con su protocolo», dijo ayer en conferencia de prensa, y agregó: «Queremos consolidar la primera etapa. La segunda no tenía fecha, todo depende de la evolución de los datos. Pero coordinar con la Provincia no quiere decir que sean las mismas medidas».