El viernes pasado representantes de sindicatos, movimientos populares y empresas nos reunimos con el presidente Alberto Fernández para firmar un compromiso por un Argentina por el desarrollo y la solidaridad. Fui la única mujer que habló ante los 55 varones sentados a la mesa. De las 60 personas, éramos solo 5 mujeres. Hay numerosas dirigentes que podrían haber expresado su mirada, hecho aportes y puesto su esfuerzo en este compromiso.

Algunas personas aún naturalizan que las mesas donde se toman las decisiones sean de varones y que el rol de las mujeres sea accesorio. Pero en la distribución social del trabajo remunerado y no remunerado, somos las mujeres quienes tenemos protagonismo. La inmensa lucha que el feminismo llevó adelante en los últimos años hace que en Argentina las cosas empiecen a cambiar. Ayer Vilma Ibarra lo planteó con claridad. No es natural un acuerdo social donde solo 5 mujeres estemos presentes.

Invisibilizarnos es silenciar las tareas que las mujeres realizamos cotidianamente. En el sector de la economía popular, por poner solo un ejemplo, damos respuesta allí donde las políticas neoliberales arrasaron con todo. En los barrios populares de todo el país miles de mujeres invisibles sostenemos jardines y escuelas de manera cooperativa, garantizamos comedores y merenderos para les niñes, organizamos y trabajamos en cooperativas de construcción, barrido, textiles, de gastronomía, acompañamos a les pibes que sufren adicciones y cuando ya no quedan horas en el día seguimos en nuestras casas con las tareas del hogar y cuidado familiar, que se nos han impuesto. La creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad es un paso de avance. Pero aún falta.

Desde ese lugar, la construcción de un sindicato como la Unión de Trabajadores y trabajadoras de la economía popular (UTEP) nace cuestionando la reproducción del sistema patriarcal en nuestras organizaciones y sus representaciones, y por lo tanto plantea como criterio la construcción de su estructura orgánica con paridad de género y perspectiva feminista. Por eso pudimos aportar nuestra voz en la reunión.

Los y las trabajadoras de la economía popular, el sector de la clase trabajadora más castigado por las políticas económicas del gobierno de Macri somos quienes debemos poner el cuerpo, pero también las miradas, las opiniones y las propuestas.

Y lo que venimos a aportar es eso. Cuando decimos que Argentina precisa de todxs significa que no pueden faltar en la mesa las mujeres, pero tampoco pueden faltar las identidades disidentes, doblemente invisibilizadas, doblemente explotadas y excluidas. Elles también deben formar parte de los espacios de definición política. Tampoco pueden estar ausentes les jóvenes, presente y futuro de nuestra Patria y los movimientos ambientalistas que alertan sobre la magnitud del cambio climático y la importancia de defender el agua y la vida antes que las ganancias (como en la inmensa lucha del pueblo mendocino en estos días).

La magnitud del desastre económico que dejaron implica esfuerzos de todes. Ese es el compromiso que firmamos. Hacer nuestro aporte para que Argentina se ponga de pie. En ese camino, la deuda social es prioridad y el esfuerzo mayor deben hacerlo quienes multiplicaron sus ganancias en años donde la pobreza aumentaba.

Es hora de que los empresarios, los que ganaron a costa de todos y todas asuman que se terminaron los privilegios.

Acá hay un pueblo organizado que va a defender con uñas y dientes los derechos de lxs más humildes. Especialmente de las más humildes.