«Mándenle champagne a la doctora Carrió». El primero en hablar, antes de entregarse en Comodoro Py, fue el propio Julio De Vido, en las puertas mismas de los tribunales. Para entender la frase del ahora ex diputado hay que remontarse a siete días atrás, cuando en el acto de cierre de su campaña en el gimnasia cubierto de Ferro, Carrió vociferó “¡Qué caviar, qué champagne!”, cuando un colaborador le informó sobre los pedidos de desafuero y detención por parte de la Justicia Federal contra De Vido. Será por eso que, tan fanática del Twitter, Lilita respondió por esa vía a los pocos minutos: “No me manden champagne, porque no tomo alcohol” escribió en uno. “Donde hay festejo es en el cielo, porque hubo justicia”, escribió en otro.

De allí en más, funcionarios de la alianza Cambiemos desfilaron por cuanto micrófono se le acercó para dar su opinión sobre quien fuera el ministro de Planificación durante los doce años de kirchnerismo.

La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, aseguró: “Ya no hay impunidad ni privilegios para nadie. Todos tenemos que responder por lo que hagamos. Todos somos iguales ante la ley”.

El presidente del interbloque de Diputados de Cambiemos, Mario Negri, reivindicó la decisión del desafuero y aseguró que «el país no tenía rumbo posible con corrupción e impunidad. Tenemos la tranquilidad de que cuando pedimos la exclusión, estábamos en lo correcto. Hoy ponemos un grano de arena como punto de partida hacia el respeto por la división de poderes y por una justicia independiente».

Laura Alonso, titular de la Oficina Anticorrupcion, no dudó el afirmar que «se trata de un momento histórico. Es verdaderamente impactante que en menos de 24 meses las causas judiciales se hayan movido tanto. Como ciudadana, ex diputada denunciante y hoy titular del organismo de control que participa en la causa contra el ex ministro de Planificación, estoy muy satisfecha con el trabajo que se hizo, tanto desde el Poder Judicial como desde los fiscales, para esta detención».

Ante la avalancha de eufóricas declaraciones oficialistas y el silencio de sus aliados, el único que habló en defensa de De Vido fue su abogado, Maximiliano Rusconi. “Estamos ante un caso paradigmático de violación del Estado de Derecho. Mi cliente es víctima de una decisión política y esto no es ni más ni menos que una profecía autocumplida. Es un escándalo, es un desastre, está mal porque se aplica una regla solamente aplicable después de existir una condena”.

Por último, la perlita de la sesión en Diputados: la rionegrina María Emilia Soria, hija del ex gobernador asesinado Carlos Soria, asesinado por su esposa el 1º de enero de 2012. La legisladora, de 32 años, había votado a favor de De Vido cuando el oficialismo intentó expulsarlo de la Cámara por inhabilidad moral. Esta vez pidió la palabra, argumentó y cambió su voto: «Vengo a cumplir con lo que siempre sostuve. En un primer momento, el oficialismo intentó torcer la interpretación de la ley de fueros. Pero hoy la situación es distinta, desde el punto de vista formal y jurídico. El pedido se ajusta a las previsiones de la ley. Y durante estos años aprendí a no renunciar a mis principios y a dar la cara. Voy a votar afirmativamente”, dijo para sorpresa de propios y extraños, mientras Carrió le tiraba besos desde su banca.