Una carrera por etapas. Un año y medio de construcción política con desafíos por superar y una meta al final del camino: el triunfo. Si se tratara un videogame, el juego de la unidad del peronismo se encuentra en pleno proceso pero aún frente a sus primeras pantallas. Dirigentes de todos los sectores aseguran que el primer objetivo –acaso la pantalla clave del game– ya fue alcanzado: un acuerdo mayoritario de que la unidad de todas las corrientes del espacio nacional-popular, incluyendo aliados extra-PJ, es imprescindible para ganar en dos años. «Hay 2019», fue la consigna que logró instalar el gobernador Alberto Rodríguez Saá. Ahora viene el segundo desafío: ¿cómo acordar una ingeniería electoral que facilite la fusión de todos los sectores, garantizando un reparto proporcional del poder en el caso de volver al gobierno? 

 La metodología para definir la fórmula presidencial y para integrar las listas encontró, por el momento, dos opciones incompatibles. La primera alternativa es acordar un nuevo reglamento para la alianza que tendrá al peronismo como eje central: allí se establecería que todos los cargos electivos –salvo las candidaturas a presidente y vice– se diriman en las PASO pero con el sistema proporcional D’Hont sin piso (hoy rige el criterio de mayorías y minorías, en proporción de 3 a 1, y la tercera lista queda excluida de todo). La otra propuesta evaluada es realizar una gran interna, por fuera de la primaria, en la que compitan sólo dos precandidatos a presidente: quien resulte ganador, sería el candidato a presidente; el derrotado, lo acompañaría como vice. 

La pregunta sobre cuál es la mejor ingeniería electoral podría encontrar respuesta en el Encuentro de la Militancia que se realizará el viernes y sábado próximos en el complejo de La Pedrera, Villa Mercedes, San Luis. La convocatoria tuvo, hasta ahora, una recepción entusiasta. Para los organizadores, la respuesta favorable se debe a que el llamado a confluir sin excepciones ni proscriptos viene ganando consenso de ‘abajo hacia arriba’. «Cuando dicen que alguien es el límite es porque juegan para Macri», advirtió el exjefe de Gabinete Alberto Fernández en una reciente entrevista radial. Con esa frase expuso lo que muchos piensan cuando observan con  desconfianza al gobernador salteño Juan Manuel Urtubey o al senador Miguel Pichetto.

  El encuentro en San Luis está a cargo de una mesa promotora plural, compuesta mayormente por dirigentes de segundas líneas. La integran el encuestador Artemio López, el ex gobernador de Santa Fe José María «Tati» Vernet –cercano a Rodríguez Saá–, el secretario adjunto de la CTA de los Trabajadores Pedro Wasiejko, los legisladores del Parlasur Oscar Laborde y Eduardo Valdés, Mario Cafiero –presidente de Proyecto Sur–, el diputado bonaerense Mariano Pinedo, hermano del presidente provisional del Senado, y el especialista en política internacional Marcelo Brignoni, entre otros. 

La tarea incluye desde la definición del temario de las comisiones hasta contactos telefónicos para garantizar presencias. Aunque el evento se realizará en su provincia, Rodríguez Saá aseguró que el peronismo de San Luis no lo organiza sino que simplemente presta sus instalaciones. En cualquier caso, sigue de cerca los preparativos. El encuentro por la unidad cuenta con la aprobación de dos nombres de creciente protagonismo que –al igual que Rodríguez Saá- pueden tener roles significativos en el próximo calendario electoral: el jefe del bloque del FpV-PJ en Diputados, Agustín Rossi, y el intendente de Resistencia, Jorge Capitanich.

Los organizadores aseguran que varios gobernadores asistirán a La Pedrera. Sería un avance respecto de los anteriores foros por la unidad. En el debate organizado en la Universidad de la Educación y los Trabajadores (UMET) a principios de febrero, se esperaba la presencia del sanjuanino Sergio Uñac (48 años), una figura relativamente joven al que algunos dirigentes –otros no– atribuyen potencialidad como candidato a presidente. Pero Uñac no fue. Habrá que ver qué mandatarios asisten a San Luis, una decisión que podría acarrearles cierta tensión en la relación con el gobierno nacional. La Casa Rosada, está visto, no duda a la hora de presionar y extorsionar.

El clima, sin embargo, es de mucho optimismo. «Antes nos teníamos que poner a invitar y ahora nos piden venir espontáneamente», confió Valdés, quien integra la mesa informal que se constituyó en CABA con el horizonte de la unidad: el ex embajador en el Vaticano comparte ese rol con Rossi, Fernández, el gremialista Víctor Santa María y los diputados Daniel Filmus, Felipe Solá y Daniel Arroyo. Otra diferencia respecto de lo que ocurrió en la UMET es que en San Luis estará representado el kirchnerismo más cercano a la senadora Cristina Fernández. Se especula con la asistencia de Axel Kicillof. También irían la senadora bonaerense Teresa García y el diputado Andrés Larroque. 

 Otras presencias aseguradas para la movida de San Luis serían las de Hugo Moyano, por Camioneros, y Ricardo Pignanelli, de SMATA. Ambos están enfrentados en la interna de la CGT. Confluirían, sin embargo, en la intención de fortalecer la unidad. El encuentro en San Luis intentará dar un paso más en la fusión de todos los componentes de la galaxia nac-pop: kirchneristas, massistas, randazzistas, ‘liga de los gobernadores’, rama sindical, movimientos sociales, aliados no PJ. El resultado se sabrá en una semana. «