Creo acertada y necesaria la resolución del compañero Roberto Feletti para controlar los precios, y sabemos que tendrá la firmeza para hacerla cumplir a pesar de la oposición de los dueños de la inflación, el coro de medios de confusión, y los políticos amarillos que desprecian a nuestro pueblo.

Con la medida, Feletti instaló un verdadero eje de debate: si quienes provocan la inflación seguirán beneficiándose a costa de nuestro pueblo, o si el Estado debería avanzar, como lo hacen todos los países de la Comunidad Europea, sobre la regulación de todos los precios de la economía, con una matriz insumos producto y una Ley de Defensa de la Competencia que evite el daño que provocan los monopolios y monopsonios.

La decisión también generó una nueva cuota de esperanza en el pueblo, de tener un gobierno que vaya a fondo para destruir este flagelo, ya que los precios son uno de los principales eslabones del círculo vicioso de la economía argentina.

Desde los precios salen los excedentes extraordinarios de las empresas, y ese robo a los consumidores se convierte en dólares para la fuga de capitales, otro de los flagelos de la economía. Si esa fuga se hubiera evitado, la Argentina estaría como uno de los primeros en el concierto mundial y no tendríamos ni un dólar de deuda. Las riquezas y capacidades de nuestro país son enormes, pero esa riqueza física es monetizada, fugada y la fuga generadora de pobreza.

Esa misma fuga también se convierte en Deuda Externa para condicionar las políticas soberanas, como la última tomada por el gobierno de unos pocos, el de Mauricio Macri diseñada por el Departamento de Estado.

Desde el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas demostramos que esa deuda se tomó en forma ilegítima e ilegal, incumpliendo los pasos administrativos mínimos para acceder al crédito internacional, y que solo sirvió para fugar capitales convirtiéndose en la Deuda más Odiosa del mundo. Es responsabilidad del Congreso de la Nación investigar y eso es lo que estamos esperando.

El aumento de precios deprecia el salario y la ayuda económica que destina el Estado a los sectores más desposeídos de nuestro pueblo. Junto a la inflación, aparece el reclamo de los mismos actores para devaluar, ya que los precios tienen una inflación mayor al dólar.


El gobierno obligado, aumenta la tasas de interés para no devaluar e impide el acceso al crédito de las PyMES y desalienta cualquier inversión haciendo imposible el desarrollo productivo. De esta manera, se cumple el principal objetivo de los países centrales, y en esto coinciden, como en un nuevo Yalta, EE.UU y China, ya que producto de la crisis de sobreproducción mundial no pueden permitir el desarrollo de nuestro país y menos de la región. Para el poder mundial, nuestro pueblo no tiene derecho a desarrollarse, ni a construir soberanía industrial, alimentaria ni monetaria.

Esta es la función que tiene en el mundo nuestra clase dominante, y la cumple a rajatabla, sin importarle el caos que provocan en nuestra Patria.

Como vimos los intereses para mantener el modelo inflacionario son internacionales y locales, con poder económico, mediático, y políticos cipayos.

A este poder solo se lo enfrenta con el pueblo organizado y movilizado. El pueblo está esperando esa convocatoria de nuestro gobierno peronista, no sólo para votar cada dos años en una democracia formal, sino para construir la democracia participativa y popular. Todos los funcionarios deberían estar apoyando el cumplimiento de la medida del Secretario de Comercio Interior y defendiendo el accionar del compañero Feletti, que siempre estuvo a la altura de las circunstancias.

Es preciso honrar las palabras de Alberto Fernandez: “empezar por los últimos para llegar a todos”, y los que tengan miedo de hacer lo que hay que hacer, como dijo la vicepresidenta Cristina Fernandez, que se vayan a buscar otro laburo.

Eduardo Vasco Murúa

Director Nacional de Empresas Recuperadas

Ministerio de Desarrollo Social de la Nación