La Mesa Agroalimentaria Argentina (MAA) protagonizó una nueva movilizacion, pero con su sello identitario: sus integrantes entregaron 20.000 kilos en forma gratuita a quienes se acercaron. “El campo que alimenta no puede seguir quebrando mientras crece el hambre en los barrios”, aseguraron frente a la Casa Rosada. El testimonio de los protagonistas.

Desde temprano, cientos de personas se acercaron con bolsas, changuitos y carritos para recibir los alimentos frescos que las organizaciones campesinas, cooperativas, ganaderas y de la agricultura familiar ofrecieron en la Plaza. Los cajones repletos de bananas del norte, lechugas, brócoli, flores, yerba y leche en polvo, se mezclaban con banderas y carteles que reclamaban políticas públicas para el sector.
Entre quienes participaron se encontraban familias productoras del conurbano bonaerense, cooperativistas santafesinos, agricultores familiares del NOA y Cuyo, yerbateros misioneros y referentes del movimiento campesino indígena, todos reunidos bajo un mismo mensaje: «El campo que alimenta no puede seguir quebrando mientras crece el hambre en los barrios».
El objetivo fue visibilizar la crisis que atraviesan los pequeños y medianos productores, afectados por la apertura indiscriminada de importaciones, el aumento de los costos y la caída del consumo interno.
«Alimentazo espectacular, más de 20.000 kilos de alimento, bananas del norte, verduras, frutillas, flores, leche en polvo, yerba mate y huevo. Somos el campo que alimenta, producimos para todo el pueblo y estamos acá para decirle ‘basta Milei'», afirmó Nahuel Levaggi, referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), mientras se multiplicaban las filas de vecinos y vecinas frente a los puestos.
La actividad tuvo un tono de denuncia y también de esperanza. Desde el mismo espacio, Miriam Samudio, también integrante de la UTT y viajó desde misiones para esta actividad, expresó estar muy emocionada ya que “siento esa alegría revolucionaria que uno siente con la organización. Ante tanta crueldad, respondemos con solidaridad. Lo poco que hicimos, esos mil kilos de yerba mate misionera que trajimos, quisimos compartirlos para que el pueblo conozca nuestro trabajo”.
Samudio destacó además que en su proyecto de pequeños productores pagan precios justos: “A los productores de yerba les pagan 80 pesos, nosotros pagamos 160. Es otra modalidad de trabajo, otra alternativa para nuestro sector”.
En la misma línea, Javier Paillole, de Bases Federadas, describió la situación crítica que vive la producción porcina al alertar que “la apertura de las importaciones, sobre todo desde Brasil, hizo que el precio del cerdo quede por debajo del costo de producción. Miles de pequeños y medianos productores están desapareciendo”. Y señaló que “somos parte del campo que produce los alimentos que se consumen todos los días en la mesa de los argentinos, y estamos en una situación muy crítica”.
Desde Mendoza, Diego Montón, del Movimiento Nacional Campesino Indígena – Somos Tierra (MNCI-ST), subrayó que el “Alimentazo” fue tanto una acción solidaria como política: “Es una medida que conjuga la solidaridad frente a la imposibilidad de acceder a alimentos saludables, pero también una protesta ante la crisis que vive el campo argentino. El ajo, la uva, el vino y el tomate están en quebranto; hay miles de productores que se van a quedar con la producción en la chacra”.
Montón advirtió sobre el rumbo del gobierno al afirmar que “tiene una ceguera ideológica que nos lleva a la ruina. Se liberan importaciones mientras se cortan todos los programas de apoyo al campo. Estamos entregando nuestro sector agrícola y dependiendo de alimentos importados”.
Por su parte, Ricardo Garzia, secretario de Federación de Cooperativas Federadas (FeCoFe), manifestó que “muchos productores no levantan la cosecha porque no dan los números ni siquiera para hacerlo”. Para el dirigente cooperativista, la política económica del gobierno “ha provocado que haya comida que se pierde en el interior del país mientras en las grandes ciudades hay gente que no come”.
Y concluyó con un diagnóstico político al denunciar que “hay gente muy cruel en el gobierno que no la está viendo. Están falseando el discurso, echando culpas a otros gobiernos mientras millones de argentinos pasan hambre”. Organizado por la MAA, un espacio de articulación que reúne a diversos sectores del campo integrado por la UTT, el MNCI-ST, Bases Federadas, Fecofe y FONAF, el Alimentazo volvió a convertir a Plaza de Mayo en el punto de encuentro entre el campo y la ciudad.
Esto permitió que las familias campesinas, cooperativistas y productoras mostraran que otro modelo agroalimentario es posible al proponer uno “basado en la soberanía alimentaria, el trabajo digno y la solidaridad”. Como dijeron sus organizadores, fue “una forma de resistir, pero también de alimentar esperanza”.
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