Problemas de garganta, enfermedades crónicas y agotamiento. De Bon Jovi a James Hetfield, muchos frontman de bandas icónicas comienzan a enfrentar las limitaciones que impone la edad. Autocrítica, quejas de los fans y la trampa de la eterna juventud como valor artístico.

Desplazado de los gustos populares por otros estilos como el hip hop o la electrónica, el rock ya no tiene un lugar en la predilección de millones, ni tampoco surgen nuevas propuestas y músicos que lo lleven de vuelta a ese espacio de preferencia que tenía en el pasado. Está claro que el rock no está muerto, pero sí que está poniéndose viejo, algo que se nota en varios de los tótems que lo representan.
Pocos días atrás fue James Hetfield, cantante histórico de Metallica, en la actualidad de 58 años, quien ante un estadio lleno, en Brasil, mostró su lado más sensible a miles de fans. Fue con lágrimas en los ojos que afirmó antes de subir al escenario de Belo Horizonte. “Tengo que contarles, no me sentía muy bien antes de venir aquí. Me sentía inseguro. Sentía que ya estoy viejo, no puedo tocar esta mierda. Eso es lo que me decía en la cabeza. Así que hablé con estos chicos y me ayudaron, así de simple”, dijo el frontman a la multitud para luego recibir en pleno escenario el abrazo de todos sus compañeros de banda.
Otro coletazo de la madurez avanzada lo dio hace menos de un año atrás David Coverdale (de 70 años), el histórico líder de Whitesnake, cuando anunció que alguien más en la banda se encargaría de cantar en su lugar. Se trata de Dino Jelusick, quien además de ser multiinstrumentista, ocupa un rol central en el grupo y en el escenario durante la actual gira de despedida. “Vamos a llevar con nosotros a una nueva serpiente. Hace unos dos años tuvimos el placer de trabajar juntos con un increíble joven músico y cantante en Zagreb. Desde entonces, hemos mantenido nuestros ojos y oídos sobre él. Creo que será una increíble incorporación para Whitesnake. Bienvenido, Dino”, dijo Coverdale en el sitio oficial de Whitenaske, para sorpresa de sus fans.
Más acá en el tiempo, fue Jon Bon Jovi (60), quien al encabezar una gira del grupo que lleva su nombre dio pistas sobre cómo el paso del tiempo lo está afectando. Fue en abril pasado y en plena gira norteamericana, luego de que el cantante fue duramente atacado por sus fans por no llegar a las notas ni al registro que se le conocía. Las redes sociales no tuvieron piedad y exhibieron una gran ira con comentarios del tipo: “seguro podés pagarte clases de canto, Jon”; “ver los vídeos de esta gira me rompe el corazón. Está todo mal… es el momento de dejar y hacer otra cosa o, simplemente, vivir de tu jubilación”; “estoy seguro de que ya consiguió suficiente dinero para no hacerse esto a él mismo”, fueron algunos de los comentarios online de muchos de sus seguidores.
Otros que también enfrentaron recientemente muchas críticas de sus fans fueron Paul Stanley (70) y Gene Simmons (72), miembros originales y gerentes generales de Kiss, otra banda que también se encuentran en plena gira de despedida. Fue en ese contexto que el grupo comenzó a recibir acusaciones concretas de playback en vivo contra Stanley, quien desde hace tiempo no tiene una gran performance vocal como en el pasado. La banda sí suena como Kiss, pero el cantante del rostro pintado con la estrella ya no llega a los agudos ni al nivel de las actuaciones de antes. Durante el End Of The Road Tour, la gira que en teoría marcará el adiós definitivo del cuarteto de Nueva York, muchos pidieron un reembolso del dinero de sus entradas al notar que la banda realizaba una mímica sobre algunas partes de las canciones, e inclusive fueron los mismos fans los que subieron videos a YouTube para demostrarlo. Sobre la despedida de la banda como show en vivo, fue Gene Simmons quien sostuvo que el final de Kiss se debe a la necesidad de “dejar la mejor imagen del grupo sobre los escenarios, porque ya estamos en nuestros setenta años. Queremos irnos, pero de una forma grandiosa”.
La última noticia sobre las inexorables marcas del paso del tiempo la dio el español y ex Héroes del Silencio, Enrique Bunbury. Lo suyo era un final cantado, ya que en febrero pasado anunció que se retiraría porque, desde hace varios años, convive con una dolencia vocal severa. “Centraré mi actividad en componer canciones, grabar discos, pintar y escribir libros de poesía”, dijo a comienzos de 2022 en ocasión de anunciar una gira de despedida. El tour que por estos días se venía desarrollando con tickets agotados en Estados Unidos y España tuvo un parate inesperado, justamente por los habituales problemas en la garganta de Bunbury, que lo afectan al punto de quedarse sin voz. Fue la semana pasada y de madrugada que publicó en sus redes una carta a sus fans, anunciando el final de su carrera en vivo: “Mis problemas con la garganta y la respiración se acrecentaron y volvieron anoche con agudeza. Con todo el dolor de mi corazón me toca adelantar lo que ya veía inminente. Me es imposible hacer más conciertos», afirmó el cantante de Zaragoza, de 54 años.
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