Es para los productos que están por fuera del programa Precios Cuidados.

La decisión apunta a uno de los aspectos más problemáticos de la formación de los precios minoristas, que hasta ahora no se abordó con decisión desde el Estado. Las empresas en el mejor de los casos respetan los precios consensuados para las listas de Precios Cuidados, pero simultáneamente aumentan en forma periódica los valores de los artículos que están por fuera de ese acuerdo y de otros.
A la reunión, que sucede en medio de una escalada de la inflación, asistieron referentes de Arcor, Molinos Río de la Plata, Mondelez, Danone, Unilever, Nestlé y Mastellone.
Formalmente, la secretaría que depende de Desarrollo Productivo, convocó a las firmas para hablar de casos de desabastecimiento detectados por inspectores en sucursales de grandes supermercados. Cuando los fiscalizadores consultaron a esos comercios, éstos culparon a las fábricas de alimentos, tocador y limpieza a las que acusaron de desabastecer deliberadamente al segmento.
Según se pudo averiguar, el argumento de las grandes cadenas es que las fábricas prefieren abastecer a los comercios de cercanía, almacenes y autoservicios de barrio, un segmento con menos espalda para negociar, y por lo tanto más proclive a aceptar las listas con aumentos que las fábricas y distribuidores, incluyendo mayoristas, hacen llegar al canal de proximidad en forma periódica.
Aunque oficialmente se definió la reunión de hoy como amistosa, trascendió que la negociación tuvo contrapuntos ásperos y varios picos de tensión a lo largo de sus tres horas de duración.
Las empresas se defendieron de la acusación de desabastecimiento y explicaron los casos de faltantes como consecuencia de la intensa demanda que tiene el programa +Precios Cuidados, cuyos valores están muy por debajo del resto de los precios que se exhiben en las góndolas.
Asimismo, alertaron por el impacto del contexto internacional (la salida de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania) en el comercio internacional.
Según la versión del Gobierno, Feletti informó a las empresas que desde ahora deberán presentar los costos de producción y los precios de venta a los supermercados para que se pueda determinar caso por caso la coherencia entre los primeros valores y los segundos.
Pero lo más novedoso es que el funcionario adelantó a las compañías que se controlarán los precios que están por fuera de las listas de +Precios Cuidados y que son objeto de incrementos constantes. “Por fuera de las listas de consenso vamos a trabajar con costos y márgenes para ver cuáles son los aumentos viables y cuáles no porque no podemos habilitar cualquier cosa”, dijeron desde el entorno de Feletti a Tiempo.
“Vamos a ver caso por caso cuál es la incidencia del vidrio, del metal o del insumo que fuere y si hay incidencia trabajaremos con los productores de cada uno de esos productos” de eslabones previos en la cadena de valor. La versión oficial agrega que las empresas aceptaron las propuestas.
La medida a priori suena promisoria. Resta ver cómo se desenvuelve en la práctica, por un lado porque apunta a un sector de la economía local de los más determinantes en términos de poder de lobby; por otra parte resta ver de qué manera recibirá la novedad la conducción de Desarrollo Productivo.
La propia dirección de Comercio Interior tiene en su historial reciente un caso que tenía la forma de una embestida fuerte contra un sector concentrado de la economía pero que en la práctica resultó una estrategia para convencer a una empresa de encaminar una desinversión.
El contexto. La aceleración de precios que se vio en el primer trimestre del año, siguió a paso firme en abril. Sólo en la última semana del mes los alimentos se incrementaron un 1,73% en promedio, y acumularon en las cuatro semanas una variación del 5,1% según la consultora LCG. En medio de la escalada, el Gobierno recibió el viernes a referentes de siete de las grandes industrias alimenticias.
La fuente informó que en abril la carne aumentó 7,3%; los lácteos y huevos, un 5,8%; las bebidas e infusiones, un 5,5%; los productos de panificación, cereales y pastas, un 5,4%; los condimentos y otros productos, un 5,3%; los aceites un 4,8%; el azúcar, la miel, los dulces y el cacao, un 2,9%; las frutas, un 2,6%; las verduras un 2,1%; y las comidas para llevar, un 0,2%.
El estudio de LCG se elaboró con datos de 8.000 alimentos y bebidas en 5 supermercados.
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