La precandidata a diputada nacional por la Ciudad del FdT, Cecilia Barros, miembro del Movimiento Evita, analiza las demandas de los sectores populares, los compromisos pendientes y la desigualdad de género.

Tiene 29 años, es docente primaria y se crio en Villa Soldati, después de que su familia fue trasladada de la toma del Albergue Warnes. Trabaja desde los 14 años y en su recorrido tiene ocupaciones como niñera o empleada en casas de comidas rápidas y supermercados. Su madre es empleada doméstica y su padre, obrero textil. Dice que creció “al calor del corte de calle” para reclamar condiciones dignas en el barrio. Actualmente lidera el Frente de Mujeres del Movimiento Evita. Tiempo Argentino habló con ella.
-¿Cuáles son las demandas de los barrios populares sobre las que hay que legislar?
-Son muchas veces las mismas que las de otros sectores: el trabajo digno. De ahí surge la necesidad del reconocimiento de la economía popular. Se necesita jerarquizar esas experiencias a través del acceso al crédito no bancario a maquinarias y herramientas. Una forma de organizarse que tiene que ver con el cooperativismo, con otro modelo de producción y de distribución de la riqueza. En segundo lugar, hay un sector que está por fuera de la economía formal para el que hay que profundizar la reactivación económica que venimos llevando adelante y que se incorpore esa gente al mercado formal. Después tenemos una crisis habitacional muy fuerte. Tenemos los procesos de urbanización en la Ciudad de Buenos Aires que son de maquillaje. Por ejemplo, en Piletones, que es barrio que Larreta vende como ejemplo de urbanización, todavía hay pozos ciegos. Hay que profundizar estos procesos de urbanización que genera trabajo también y pensar en una política habitacional que dé respuesta a la situación de inmovilidad ascendente, tiene que haber oportunidad para que se compre una casa. Eso es transversal a toda la sociedad. Hoy nadie puede pensar en la posibilidad de poder tener algo propio.
-¿Al kirchenrismo le faltó avanzar más en cuánto a las políticas habitacionales y de acceso a la vivienda?
-En el kirchnerismo se han generado políticas habitacionales como el PROCREAR que fueron muy exitosas y muchas de esas obras quedaron paradas en la gestión del macrismo. Hace poquito en Pompeya estuve en la entrega de la casa 10.000 que habían quedado paradas. Ahora hay una fuerte iniciativa para reactivar todo lo que es construcción y obras porque generan trabajo genuino y dan respuesta a la problemática habitacional. Obviamente hay que seguir profundizando estas políticas exitosas, venimos de una pandemia.
-Como vecina de una barrio popular, ¿cómo te cayeron las declaraciones de María Eugenia Vidal sobre el porro?
-No me sorprendió porque sabemos lo que para esta gente significamos los que venimos de los barrios populares. Esto expresa la estigmatización que ese sector tiene y que se refleja en la poca política pública. Hay una problemática que es la violencia policial que sufrimos a diario y se profundiza con estos dichos. Además, la discriminación: cuando vamos a pedir trabajo y en el DNI dice que vivimos en una villa la gente piensa que somos unos adictos, delincuentes o vagos, como ella dice. En su rol de personal pública debería tener cuidado con lo que dice. Además es sumamente irresponsable con el abordaje de los consumos problemáticos de sustancias que son transversales a toda la sociedad. No discrimina etariamente. Es de toda la sociedad. También tiene que ver con preguntarnos: ¿quiénes tienen derecho al goce?. Con sus dichos, Vidal está diciendo que unos tienen derecho al goce y otros no.
-Sos referente de género de tu organización, ¿cuál debe ser la agenda en el Congreso?
-Nosotras tenemos que diferenciar entre lo urgente y lo importante. Lo primero tiene que ver con fortalecer la estructura de las promotoras Micaela García, que son las agentes territoriales que todos los días trabajan para la prevención y erradicación de la violencia y muchas veces no están donde el Estado todavía no llega. Hay que jerarquizar su tarea a través de un reconocimiento económico y de la articulación con las instituciones. Creo que hasta acá hemos avanzado, pero hay que profundizar un poco más y sumar una Ley Micaela García 2, en donde se profundice la formación. También pensar que la ESI tiene que ser transversal a todos los niveles educativos, como la universidad y los espacios que están por fuera de la educación formal. Sino después aparecen locos como Milei que dicen que tenemos que aceptar que nos paguen menos. También es importante avanzar en consolidar estos procesos de los espacios productivos para la incorporación de las mujeres que sufren la dependencia económica que es una forma de ejercer violencia. Desde lo importante, es necesario cambiar el paradigma. Tenemos que pensar algo superador y es que todas las leyes tienen que ser con perspectiva de género porque es una desigualdad estructural y hay que atenderla de forma integral.
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