Congreso histórico de la CTA: la central sindical avanza hacia la unidad con la CGT

Con la presencia y la palabra de Alberto Fernández para coronar la jornada, la CTA de los Trabajadores completó este jueves el paso más importante para integrarse a la CGT y hacer posible, de ese modo, el objetivo de consolidar una única central sindical en la Argentina. “Y ya lo ve/ y ya lo ve/ hay una sola CGT” y “Unidad/ de los trabajadores/ al que no le gusta/ se jode” fueron los dos cantitos que acompañaron a los distintos oradores que desfilaron por el escenario del microestadio del Club Atlético Lanús en una jornada significativa para la reorganización del sindicalismo de los próximos años.

Gremialista de extracción docente y diputado nacional, Hugo Yasky fue el encargado de consultar a los delegados de la central alternativa, la que fundó Germán Abdala en los primeros años del menemismo, sobre la decisión de retornar a la CGT luego de tres décadas de mantenerse escindidos. Tras poner a consideración la iniciativa, la multitud la aprobó por unanimidad con miles de brazos extendidos por el aire. “Por unanimidad –reafirmó entonces Yasky-, la CTA se encamina hacia la unidad de la clase trabajadora en la CGT.”

A cargo del cierre, Fernández inició su discurso entre sonrisas mientras la multitud coreaba el ya clásico “Albertooo presidente/ Albertooo presidente”. El candidato no tardó mucho en elogiar con palabras fuertes la decisión tomada por la CTA. Incluso llegó a compararla con la determinación de Cristina Fernández de priorizar la unidad, la construcción de mayorías y de ubicarse ella en el segundo lugar de una fórmula presidencial. “El gesto de la CTA de unirse a la CGT es estratégicamente y moralmente tan grande como el de Cristina”, remarcó.

La exposición de Fernández siguió con una analogía histórica entre el presente y la situación económica y política del año 2003. Primero comparó las consecuencias de la caída de la Convertibilidad con el desplome de las políticas del macrismo, luego se detuvo en una evidencia fáctica impactante: recordó que en 2005, durante el gobierno de Néstor Kirchner, se le pagó al FMI toda la deuda que había acumulado la Argentina con el organismo desde 1957: eran 9000 millones de dólares.

“La deuda con el FMI que este gobierno (por Cambiemos) contrajo en sólo un año es seis veces esa cifra. Van a dejar una pobreza y una inflación que se multiplicaron por dos”, remarcó. Después aseguró que es muy probable que la nueva gestión que asuma en diciembre llegue a la Casa Rosada con sólo 10 mil millones de dólares de reservas netas en el Banco Central.

Tras esas advertencias, Fernández coló una de sus definiciones más fuertes de la jornada, una promesa que no por casualidad estuvo entre las frases más aplaudidas del acto. “Siempre me pregunta alguien: ‘¿de dónde vas a sacar la plata para hacer eso?’ Voy a sacar la plata de la usura que le pagan a los bancos con las Leliq. Voy a dejar de pagarle a los usureros, para que los docentes tengan un salario digno y todos los trabajadores su paritaria año a año”, prometió.

En otro tramo de su exposición, acaso por la presencia de numerosos docentes encuadrados en Suteba y en otros gremios de la actividad que integran la CTA, Fernández criticó al macrismo “por intentar enemistar a los maestros con las familias, por intentar reemplazar a los maestros por voluntarios”. “No son liberales, son crueles mercantilistas”, fue otra frase que retumbó fuerte y que estuvo acompañada por menciones positivas a Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi.

A la hora de remarcar el fiasco en los resultados de la gestión Cambiemos, Fernández hizo una recorrida por la historia económica desde el malogrado Pacto Social de 1973. Sobrevoló así el Rodrigazo de 1975, la irrupción de la dictadura y su proyecto desindustrializador y antiobrero, la hiperinflación del último período de Raúl Alfonsín, la Convertibilidad menemista, el corralito y la represión de la Alianza, hasta concluir en la llegada de Kirchner al gobierno y los dos mandatos de Cristina, en los que, señaló, tuvo que lidiar “con un contexto internacional más adverso”. “Cristina dejó algunos problemas pero con Macri esos problemas se multiplicaron por mil”, deslizó.

Antes de despedirse transmitió optimismo y entusiasmo al recordar que, más allá de sus encrucijadas pendulares, la Argentina tiene una notable capacidad de recuperación. “Después de cada episodio trágico nos levantamos, no tengan dudas”, remarcó.

Tres décadas para la reunificación

El acto había empezado con un momento bastante esperado: la consulta y votación por parte de los delegados sobre la iniciativa de integrarse a la CGT. Fue un instante que tuvo en cierto modo la solemnidad de las jornadas históricas. Junto a Yasky y el candidato a presidente del Frente de Todos, varios testigos observaron in situ el camino decidido por la CTA de los Trabajadores. En primera fila se podía ver a la intendenta de La Matanza y candidata a la vicegobernación de Buenos Aires, Verónica Magario; al secretario general de Camioneros, Hugo Moyano; al dirigente de La Bancaria Sergio Palazzo; a su par de la Federación Gráfica Bonaerense, Héctor Amichetti; al diputado nacional y referente de La Cámpora, Máximo Kirchner. También estuvieron el titular de ATE-Capital, Daniel “Tanito” Catalano; el secretario adjunto de SMATA, Mario “Paco” Manrique; y la candidata a la vicejefatura de gobierno porteño, Gisela Marziotta.

El escenario se completaba con el dirigente de Canillitas, Omar Plaini; el titular del Suterh, Víctor Santa María; y el jefe del Suteba, Roberto “Roby” Baradel, entre otras personalidades. Una mención especial mereció un histórico miembro de la CTA, Edgardo Depetri, quien compite por la intendencia de Lanús con serias chances de ganarla en las elecciones del 27 de octubre.

Antes de someter a consulta la moción de fusionarse con la CGT, Yasky repasó los acontecimientos más importantes de los últimos cuatro años. Destacó el rol resistente, desde los inicios del macrismo, del “movimiento social en la Argentina, que tiene su eje en el movimiento sindical”. “No agachó la cabeza, no se resignó. Estuvo en la calle desde el primer día. Y entendió que cuando venían por los derechos de los jubilados el único lugar para estar era la calle”, valoró. Entonces contó que así se fue delineando una unidad en la acción, sobre todo con “las regionales de la CGT”.

Aunque Yasky no lo dijo desde el micrófono, en varias de esas regionales tiene relevancia desde hace varios años el ala combativa de la CGT, aglutinada en torno a la Corriente Federal de los Trabajadores. El otro polo con el que la CTA estrechó filas en los últimos años es, por supuesto, el moyanismo. En el acto de Lanús, los gremios que motorizaron, a partir de 2017/2018, el Frente Sindical para el Modelo Nacional.

Yasky también hizo una analogía entre la construcción de unidad en el ámbito político del espacio nacional-popular (destacó en ese aspecto el rol fundamental de Cristina) con la intención del sindicalismo de terminar con la dispersión y unificarse en una sola central: la CGT.

“Hoy el pueblo argentino tiene una nueva oportunidad histórica. Se ganó el derecho de tener un presidente y una vicepresidenta que surgen de las entrañas del propio pueblo. Y esto fue posible por la lucha del movimiento popular, del movimiento sindical, pero también porque fuimos capaces de construir la unidad. Eso quedó en claro cuando habían intervenido el PJ, porque el PJ no era ni un terreno baldío ni una casa abandonada. Así fuimos capaces de construir esta unidad”, reafirmó Yasky en un párrafo que incluyó además un reconocimiento público y un pedido de aplauso para el titular del justicialismo, el sanjuanino José Luis Gioja.

El acto también estuvo atravesado por las urgencias e inmediateces de la coyuntura electoral. La intendenta de La Matanza aclaró al tomar el micrófono que iba a dirigirse al auditorio en su condición de candidata y no de jefa comunal. Como haría luego el propio Fernández, Magario destacó el sentido de la responsabilidad de los integrantes de la CTA por su decisión de iniciar el regreso a la CGT.

La candidata a vicegobernadora por el Frente de Todos cruzó con palabras duras a la mandataria bonaerense María Eugenia Vidal: la consideró corresponsable de todas las políticas llevadas adelante por Mauricio Macri. Mencionó los índices de pobreza registrados en el Gran Buenos Aires, pero con cifras correspondientes a junio de este año (que no incluyen la nueva devaluación del 12 de agosto, al día siguiente de las PASO, que hará crecer todavía más la cantidad de pobres).

Después de Magario y antes de Fernández llegó el turno de Máximo. El fundador de La Cámpora y candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires fue muy aplaudido. Pronunció un discurso muy fuerte contra Macri pero también “contra sus cortesanos”; advirtió que el objetivo del neoliberalismo es fragmentar al máximo a los sectores populares y medios; señaló que la estigmatización de los dirigentes sindicales es la punta de lanza y el instrumento para llevar adelante esos objetivos de disciplinamiento.

“Cuando nos quisieron voltear, resistimos. Cuando nos quisieron dividir, más nos unimos. Nuestra respuesta fue la unidad. Y además tenemos que comprender que los fracasos de los planes económicos del neoliberalismo no se deben a la resistencia de los trabajadores y los sindicatos sino a su propia condición”, planteó.

El diputado puso como ejemplo el fracaso del programa de José Alfredo Martínez de Hoz durante la dictadura. “El problema no son las organizaciones sindicales, ni los militantes políticos, ni los

movimientos sociales”, insistió. Antes de terminar, Máximo detalló con cifras sacadas de un papelito (“traje mi ipod”, bromeó) el proceso imparable de endeudamiento y fuga de capitales que se aceleró entre abril y julio de este año: dijo que las reservas del Banco Central pasaron de 77478 millones de dólares según registros del 9 de abril a 48340 millones a fecha del 2 de octubre, es decir el pasado miércoles