El cruce sanmartiniano, un travesía histórica para recuperar la esencia de la libertad

“¿Si San Martín pasó de moda? No, nunca. ¿Qué es esa pregunta? No pasa de moda. O sea, no hay forma”, le dice Ramón Ossa Federico a Tiempo Argentino mientras prepara los detalles de la expedición que arranca por segunda vez en el verano por nueve días y que volverá a repetirse del 8 al 16 de febrero justo en el Aniversario del triunfo de la Batalla de Chacabuco.

Es un producto turístico que impulsa desde su empresa con la que lleva a grupos de 8 a 20 personas, a cruzar Los Andes en Mula o de a caballo por el valle Los Patos en San Juan. Transmite la idea, la estrategia, las vivencias de un San Martín que hemos leído y releído. Pero muy distinto es seguir su huella y su estrategia.  Es emoción, por la naturaleza infinita que se recorre y por la grandeza de la gesta histórica. 

Junto con su hermano Diego, Ramón cruzó con su padre la Cordillera desde muy joven. Y desde hace más de diez años lo despliega para argentinos, para americanos y a nivel mundial con viajeros extranjeros que quieren conocer esta historia. 

La idea comenzó tras los viajes de homenaje que se realizaron durante más de veinte años entre sanjuaninos. Al  principio un grupo de amigos que cada verano hacían cabalgatas de varios días, entre ellos el ex gobernador José Luis Gioja, hasta que tomó forma el recorrido por la huella de San Martín que se consolidó y con invitados especiales (desde embajadores hasta legisladores, Gendarmería y Ejército se realizaba el Cruce Sanmartiniano).

La prensa estaba presente y cada vez, una veintena de trabajadores integraban aquellos homenajes y hasta grupos de 150 jinetes y amazonas recorrían con suma rusticidad, los cordones montañosos, los valles andinos, las vegas y arroyos hasta el límite con Chile, siempre por San Juan.

Aquí está la estrategia y aún se mantiene virgen este territorio. No hay ruta como en otros puntos, siempre huella de los arrieros, desde la estancia Los Manantiales en Barreal (Calingasta) donde partió San Martín con el grueso del Ejército de Los Andes, unos 5000 hombres, para atravesar dos cordones, los más altos de la cordillera.  Fue en 1817, para luego liberar Chile y Perú. 

La gesta histórica del cruce

La estrategia de San Martín fue planificar seis cruces en distintas provincias andinas como en La Rioja y Mendoza, pero fue justo en el paso de Los Patos, en la provincia de San juan, el sitio más difícil e impensado por la dificultad que presentan los tres cordones que hay que atravesar y que forman la Cordillera a esta altura.

Los realistas españoles que aguardaban en Chile jamás pensaron que el grueso de soldados aparecería por el tramo más difícil y el factor sorpresa fue determinante para vencer al enemigo, dicen los historiadores como Edgardo Mendoza quien en su vida había realizado unos diez cruces y era un estudioso de la gesta, con varios libros de su autoría. “Muchos escriben de la gesta pero pocos lo hicieron para conocer en detalle la dimensión”, explicaba.

208 años después de la gesta heroica que muchos sostienen es estudiada en las escuelas de guerra de todo el mundo, hoy la experiencia se la conoce como  “El Cruce” y se convierte para muchos en “el viaje de mi vida”. Un antes y un después de cruzar la cordillera como San Martín. Lo mismo pasó en la historia. 

Para Ramón Ossa Federico, el magnetismo que imprime la gesta sanmartiniana es total. “De hecho le estamos robando protagonismo a Simón Bolívar a nivel mundial. Este año hemos llevado gente de Italia y de Alemania que vinieron al Cruce pensando que era más importante Bolívar y se fueron totalmente convencidos que San Martín fue el más importante de la historia”, cuenta. 

“El gobierno ya no la hace. Ahora estos cruces son 100% privados. Con pasajeros que eligen San Juan y el Cruce de Los Andes para sus vacaciones y el 90 % de los pasajeros vienen por la gesta sanmartiniana”, explica a Tiempo Ossa Federico que resume al viaje en una experiencia única que abarca 9 días y 8 noches a unos 2000 dólares.

Se sale de Barreal y se vuelve a Barreal. A lomo de mula o a caballo, se accede hasta los 4500 msnm y hay trepadas y descensos a 45 grados hasta llegar al límite con Chile y volver. Lo califican como una travesía con nivel moderado a 7 de dificultad. Es durísimo, es inalcanzable y se accede a sitios vírgenes de montañas multicolores y valles escondidos, con ríos de aguas cristalinas, donde los animales y los jinetes descansan y beben el agua pura. Estremece pensar cómo hicieron hace más de dos siglos, los paisanos que cruzaron montados y de a pie muestra cordillera. 

La próxima salida, que hay tiempo todavía para reservar lugar, es del 8 al 16 de febrero. Y quizás sea una forma de recuperar la esencia de la libertad.