Cuatro muertes de soldados ponen en alerta la crisis de salud y salarial en las Fuerzas Armadas y de seguridad

En menos de una semana, tres integrantes del Ejército y uno de Gendarmería se suicidaron. Al menos esa es la principal hipótesis que manejan la Justicia y el gobierno nacional. El caso más resonante por las consecuencias que pudo haber traído para el país, fue el del soldado Rodrigo Gómez, ocurrido el martes en una garita interna de la Quinta de Olivos, a escasos metros de donde descansaba el propio presidente Javier Milei. Estos episodios, que dejaron de ser aislados, despertaron las alertas sobre los magros sueldos en el área, que genera un clima de máxima tensión y presión entre los miembros de las fuerzas -sobre todo los subalternos- y pusieron de relieve la falta de una adecuada contención psicológica. A esto se suma una sostenida sangría de agentes que prefieren pasarse al ámbito privado.

“Quiero conmemorar a los dos integrantes del Ejército y al integrante de Gendarmería que lamentablemente perdieron la vida esta semana”, mencionó Milei este jueves en el Colegio Militar de la Nación, durante la entrega de sables y medallas a los oficiales de la promoción 2025 del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Para ese momento, se conocía la muerte de Gómez, de 21 años; el caso del suboficial principal Juan Pereira, de 48, en la Guarnición de Ejército Monte Caseros, Corrientes; y el del gendarme Diego Matías Kalilec, de 21, al que encontraron ahorcado con una sábana en la casa que alquilaba en Santiago del Estero. Mientras Milei daba su discurso en El Palomar, fue hallado por su familia el cuerpo del soldado voluntario Facundo Gabriel Lima, quien pertenecía a la Guarnición del Ejército de Mendoza.

Si bien el fenómeno del suicidio es multicausal, al menos en los casos de Gómez y Pereira –que tenía 28 años de servicio– todo apunta que sopesaron en la decisión final las penurias económicas por las que atravesaban. Entre las pertenencias halladas al integrante del cuerpo de caballería destinado a la seguridad presidencial, se encontró una carta de despedida en la que hacía mención puntualmente a las insostenibles deudas que mantenía con diferentes bancos.

Héctor Basile, doctor en Medicina y Psicología, especializado en psicopatología del adolescente, analizó que “la persona se suicida no porque quiera morir, sino porque está viviendo una situación de sufrimiento, de angustia, de desesperación tal que siente que no tiene arreglo, que no tiene solución y que la única manera de escapar de ese sufrimiento es escapar de la vida”.

Este diario consultó a militares de alto rango quienes coincidieron en señalar que los bajos salarios son un tema recurrente en las fuerzas armadas, sobre todo en los cargos subalternos cuyos haberes arrancan en los 610 mil pesos para voluntarios y los marineros de segunda. El máximo escalafón, teniente general, almirante o brigadier general apenas pasa los 2,8 millones de pesos.

“La situación de los ingresos es delicada desde siempre y para todos, aunque quizá ahora se resienta un poco más. Los cuadros intermedios para abajo se llevan la peor parte”, confía un teniente cuya identidad se mantiene en reserva.

“Para el suicida el hecho de suicidarse es visto como una liberación de una situación aplastante, terrible y desesperante que está viviendo”, describe Basile, actual presidente honorario de la Red Mundial de Suicidología. Añade: “Lo importante es que tengamos la noción de qué personas están atravesando situaciones de angustia para poder hacer prevención”.

A raíz de estos casos, fuentes del gobierno dejaron trascender que analizan un inminente incremento salarial para las fuerzas, y reforzar las evaluaciones psicológicas y acompañamientos terapéuticos de los agentes, especialmente para los encargados de la seguridad inmediata del presidente. Se deberían, entonces, tomar más en serio las señales: el gendarme Kalilec le había dado una paliza la noche anterior a su pareja, también integrante de Gendarmería. Como el hombre estaba de licencia, no disponía de su arma reglamentaria por lo que habría optado por colgarse de un caño de gas, con una sábana, en la casa donde vivía.

Lima se encontraba con una licencia psiquiátrica desde hacía un mes y medio. Se mató con la pistola de su padre, también integrante del Ejército. El día que se quitó la vida, el jueves, mantuvo un encuentro virtual con una oficial médica. Su pareja, soldado voluntaria en el mismo Liceo Militar General Espejo, se había presentado al denominado punto focal de género para denunciar violencia de su novio. Si bien informaron que activaron todos los protocolos, a las claras lo hecho no alcanzó.

“Tenemos directivas del acompañamiento y la contención que se debe llevar adelante. También hay muchos cursos de violencia de género intrafamiliar y clases que son obligatorias. Pero todo eso no sería suficiente”, argumenta otro integrante del ejército consultado. Por el momento no trascendieron datos oficiales en cuanto al número de suicidios dentro de las fuerzas de seguridad -que dependen del Ministerio de Seguridad– y de las fuerzas armadas -a cargo de Defensa-. Sin embargo, las fuentes reconocieron que vienen en aumento, al igual que los casos de violencia de género protagonizados por uniformados.

En el Ejército, los oficiales suelen rotar más seguido, mientras que los suboficiales permanecen más tiempo en sus destinos. “Son personas que están en una situación especial por su propio estado profesional alejados de la familia, con entrenamientos extenuantes y en un medio nuevo al que tiene que adaptarse con una disciplina distinta. Se forman para eso. Pero depende de la encarnadura emocional de cada uno cómo pueden reaccionar”, advierte Basile.

Obligado por la coyuntura, el ministro de Defensa, el teniente general Carlos Presti, ordenó que este fin de semana se difundiera un video y material instructivo a todo el personal civil y militar bajo su órbita para poder detectar y gestionar situaciones de crisis de salud mental. El gobierno adelantó que los Ministerios de Defensa y Salud trabajan en un convenio de cooperación para poder realizar un abordaje más efectivo y preventivo. Las críticas empiezan a caerle al flamante ministro Presti (primera vez en décadas que el titular de Defensa viene del Ejército). Los soldados y sus familias remarcan problemas que arrastran de la gestión de Luis Petri, como la falta de cumplimiento de la jerarquización salarial y la crisis de la obra social (IOSFA) que acarrea deudas por decenas de miles de millones.