“Definitely Maybe”, el gran debut de Oasis y un grito universal de la clase trabajadora

Por: Abril Mosconi

El libro de Alex Niven retrata cómo la banda de los hermanos Liam y Noel Gallagher pintó su aldea de Manchester y contó con canciones inolvidables las venas abiertas que dejó el neoliberalismo de Margaret Thatcher.

Sólo un trabajador sabe lo que es el abandono social, la asfixia de una ciudad en decadencia que nada más tiene para dar, la lucha perpetua frente a las políticas de la derecha y el conservadurismo que dejan apenas los escombros del Estado de bienestar, el desempleo, la vida que se esfuma antes de ser vivida… A eso sonaba Oasis, la banda de los hermanos Liam y Noel Gallagher oriunda de la obrera Manchester en su debut en 1994. La ciudad estaba marcada por una crisis socioeconómica derivada de las políticas del gobierno de Margaret Thatcher, que había aniquilado el poder de la clase trabajadora. Era poesía lumpen, poco instruida, que gritaba la ira incontrolable de su única verdad: la de clase trabajadora a la que sus integrantes pertenecían.

En Oasis: Definitely Maybe, el libro de la reconocida colección 33 ⅓ recientemente editado por primera vez en español por Walden y Dobra Robota, Alex Niven defiende con uñas y dientes la idea de que la esencia auténtica de la banda británica nace y muere en su primer disco: la visión de una clase obrera fundada en la solidaridad y la fraternidad entre todos. “Cuando escuchamos Oasis, siempre debemos tener presente la siguiente imagen sombría: familias enteras haciendo fila para recibir prestaciones estatales en la Gran Bretaña de los ‘80. Podría ser una portada alternativa de Definitely Maybe”, dispara Niven luego de aludir a la anécdota que recuerda Noel en una entrevista: “las prestaciones por desempleo se convirtieron en un evento social: se topaba con muchos amigos y sus amigos llegaban acompañados de sus padres”.

Mientras el trabajo, el Estado y los sindicatos eran diezmados por el proyecto neoliberal y Manchester se hundía en la desocupación  ―3 millones de desempleados es la cifra que arroja el libro― y la inseguridad, la banda pregonaba un “nosotros” que soñaba con una salida colectiva  ―el idealista “definitivamente quizás”― de los escombros de un pasado proletario y cantaba contra la fantasía neoconservadora thatcheriana de la nueva Gran Bretaña. Nadie se salva solo.

El libro de Alex Niven cuenta y analiza un disco y un fenómeno que recorrió el mundo.

Dedicado “a los socialistas del pasado, del presente y ante todo, del futuro”, el periodista y profesor de Literatura Inglesa, arma su argumentación través de un análisis literario, marxista y musical de cada una de las canciones compuestas por Noel Gallagher  ―Liam Gallagher se menciona poco y nada―: el contexto sociopolítico que las rodeaban, la simbología y sus tópicos comunes, los procesos de grabación, sus notas y efectos de sonidos, los videoclips, las referencias a imágenes y consumos culturales que hacían a la época. La estructura que elige Niven para hacerlo es muy original: cuatro secciones que se corresponden con los elementos tierra, agua, fuego y aire presentes en el disco. Cada una abre con un epígrafe muy acertado de algún texto académico o literario que ilumina la setlist desde un punto de vista que ningún fanatico pensó alguna vez:  T. S. Eliot , Freud, Simone Well, Dostoyevski, Nicky Wire, entre otros.

Oasis y un primer disco en estado de gracia.

La tierra baldía de T. S Eliot se entremezcla, por ejemplo, con la escena del videoclip de “Live Forever”, donde los miembros de la banda se reúnen en una vivienda social para machacar con picos y palas la tierra. Niven analiza lo que él llama “el tópico de la excavación” en los “cimientos” del álbum debut. Manchester, como ciudad claustrofóbica y asfixiante es protagonista subterránea de “Rock and Roll Star”,  canción que aspira a la huida feroz y al idealismo desmesurado, y también el punto de partida del disco. “Manchester es un lugar que podría existir en cualquier parte, es una metáfora muy generalizada y hablaba del declive de las ciudades occidentales durante los ‘80 y principios de los ‘90”, explica el libro. De ahí que el mensaje de Definitely Maybe se convierta en el grito universal de la clase trabajadora que trasciende las fronteras del país europeo.

En este sentido, el autor de Oasis: Definitely Maybe, también defiende algo que fue muy bastardeado por la crítica musical en su momento: el reciclaje cultural, el amalgama prestado de melodías de The Beatles y de la música posterior a los ‘50, desde Chuck Berry a My Bloody Valentine que fue leído como copia, plagio, collage, robo. Los ladrones, siempre los de la clase baja. El “copiar y pegar” fue para el escritor británico un apropiarse de desechos y un “clasicismo popular”: “una cultura popular que valora la creatividad aplicada a la herencia cultural mas que a la innovación ostentosa”.

“Live Forever”, el himno que más se analiza en el libro, es para el autor una obra maestra y también una serie de clichés cotidianos de rimas básicas y palabras sencillas (dolor, volar, morir, ver) que incluye elementos de canciones de cuna y frases con aires folklóricos. El cielo, la tierra, la lluvia y aire se mezclan con un pathos de las necesidades humanas básicas: el derecho a la vida, a respirar, a soñar. “‘Live Forever’ describe una esperanza surgida de la desesperación”, concluye el autor. También lo hacen los hits “Supersonic” “y “Slide Away”. Para vivir realmente, es necesario elevarse por encima de la gente que te puso en el barro. El dolor se universaliza, se vuelve aplicable a cualquier persona en cualquier lugar del mundo para quien la vida es una lucha eterna para salir a flote y surge el “nosotros” que desmantela el individualismo tan voceado por el conservadurismo: “Quizás seamos iguales / Vemos cosas que ellos nunca verán / Vamos a vivir para siempre”, canta Liam Gallagher.

Si bien para Niven, Oasis dejó de militar ese “nosotros” desde (What ‘s the Story) Morning Glory?’, su segundo álbum, hasta nuestros días para virar violentamente a un “ellos” frívolo más parecido a aquello que criticó, fue realmente la banda más grande del mundo y este año vuelve a la Argentina, al mismo estadio donde tocó por última vez allá por 2019. El grito universal de los trabajadores vivirá para siempre.


Oasis: Definitely Maybe

De Alex Niven. Colección 33 ⅓.

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