Legisladores de Fuerza Patria y el Frente de Izquierda sostienen que "Argentina hace concesiones" y que no es "recíproco".

El diputado de Unión por la Patria Santiago Cafiero opinó que se trata de “un acuerdo pensado para quedar bien, no para crecer. Washington lo anunció junto con Ecuador, Guatemala y El Salvador. No parece que nuestro país haya tenido el trato preferencial que el gobierno vendió. Fue uno más en la estrategia de premios y castigos comerciales que otorga Trump para lograr adhesiones”.
“La Argentina cedió herramientas estratégicas y quedó relegada al patio trasero del valor agregado, donde otros producen y nosotros sólo abrimos la puerta. No es inserción. Es achicarse para encajar”, disparó el excanciller peronista.
Por su parte, su compañero de bancada Itai Hagman señaló que “en términos materiales, no parece del todo recíproco. Más bien parece un cobro por el salvataje pre-electoral”.
Al respecto, Hagman agregó: “Ahora Argentina hace concesiones por doquier. Estados Unidos logra acceso preferencial en muchísimos sectores, además de lograr una reducción de muchas protecciones no arancelarias que desde hace muchas décadas intentaban torcer para favorecer a las grandes multinacionales estadounidenses. También ahora Estados Unidos podría ingresar productos aprobados por organismos estadounidenses sin la consiguiente aprobación nacional, como se hace hasta ahora”.
Desde el Frente de Izquierda, el diputado Christian «Chipi» Castillo expresó que es “un acuerdo comercial que, al menos en la letra de lo que se ha publicado hasta el momento, parece un sometimiento colonial. Es un acuerdo que deja las manos libres a las corporaciones estadounidenses para hacer lo que quieran en un montón de áreas donde hay competencia con la industria local, mientras simplemente bajan un poco los aranceles para que les compremos productos a ellos mismos y hay apertura a las exportaciones argentinas en áreas donde Estados Unidos no produce”.
Otra de las cuestiones que genera un interrogante es cómo este acuerdo impactará en el Mercosur. Ante la consulta de Tiempo, Hagman respondió que “se ve un abandono evidente de la política de integración regional por una política de subordinación a Estados Unidos. En términos concretos, hoy existe una lista relativamente acotada de bienes que pueden ser alcanzados por una medida así por los países miembros, no todos. Vamos a estar atentos en ese sentido a que ninguno viole las reglas del bloque”.
Ante la misma consulta, Cafiero remarcó: “El acuerdo tensiona al Mercosur porque quiebra la regla básica: negociar juntos para no quedar relegados. Al firmar en soledad, Argentina retrocede al papel de proveedor barato en el patio trasero, justo cuando el bloque debería fortalecer su capacidad colectiva. El resultado es simple: Estados Unidos gana peso; la región pierde voz”.
Por su parte, Castillo afirmó: “Hay que ver lo que plantean el resto de los países miembros del bloque regional. Entiendo que hay negociaciones de otros países en determinadas áreas, pero esto de Argentina, insisto, es un salto en el sometimiento y alineamiento con Estados Unidos porque incorpora cláusulas para que no puedan participar las empresas chinas en licitaciones o en distintas intervenciones. Es que nuestro país actúe como un peón de la política exterior de Estados Unidos”.
Finalmente, respecto al impacto del acuerdo en las diferentes industrias nacionales. En ese punto, Cafiero indicó: “Para la industria, es apertura sin defensa: más importados, menos trabajo argentino. En ciencia y tecnología, las reglas que propone EE.UU. refuerzan la dependencia y nos dejan fuera del núcleo del valor agregado. Y en el agro, vuelven las grandes promesas sin resultados: nos empujan otra vez al lugar de exportadores de base, lejos de la innovación”.
Desde el Senado, el radical Pablo Blanco -vence mandato el 10 de diciembre- se manifestó preocupado por la industria de Tierra del Fuego. “Me parece una barbaridad. Mi provincia está pagando lamentablemente, sin tener en cuenta el acuerdo, pero la ciudadanía de Tierra de Fuego volvió a votar mayoritariamente al gobierno así que habrá que darle crédito”, manifestó.
“Hasta el momento no tuvimos ningún tipo de notificación ni señal de que el acuerdo vaya a ser discutido en el Congreso y viendo el comportamiento del gobierno no creo que lo hagan. Todo apunta a que el gobierno está buscando firmar un acuerdo a espaldas del congreso, tal como hizo con el swap. Por nuestra parte, vamos a presentar inmediatamente un proyecto para que cancillería se abstenga de continuar las negociaciones hasta tanto no informe al congreso los detalles”, concluyó Hagman.
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