Doble femicidio: el impacto del odio y la misoginia como política de Estado

Luna Giardina hizo todo lo posible por salvar su vida y mantener al resguardo a su hijito de 5 años. No alcanzó. El sábado por la tarde, Pablo Laurta, el progenitor del nene, a quien ella había denunciado por hostigamiento y agresiones, entró a su casa en Córdoba y la mató. También asesinó a Mariel Zamudio, mamá de Luna y secuestró a su hijito de 5 años.

De la investigación se desprende que Laurta había ingresado en forma clandestina al país unos días antes del crimen y que tenía pensado cruzar su país de origen, Uruguay, el mismo domingo que fue capturado. La detención se concretó en un hotel de Gualeguaychu donde pasó la noche del sábado, luego de un trabajo conjunto entre el ministerio de Seguridad de Entre Ríos y el de Córdoba y tres horas después de que se emitiera el Alerta Sofía.

Ambos ministerios, de Córdoba y de Entre Ríos, reconocieron que temían por la vida del niño y que el agresor podría haberlo matado y luego suicidado. Un temor basado en las cifras de femicidios vinculados y suicidios de femicidas que mes a mes publican los observatorios de organizaciones feministas. El plan de Laurto no fue improvisado y cumplió con su objetivo: matar a su expareja, Luna.

El Fuero de Violencia Familiar de Córdoba, a través del fiscal Gerardo Reyes, está a cargo de la investigación que además del doble femicidio incluye la desaparición de un chofer de Uber que fue visto con vida por última vez junto a Laurta.

Un camino de violencia

Luna Giardina había comenzado su relación con Laurta cuando apenas había cumplido 18 años. Al poco de conocerse ella quedó embarazada y formaron una pareja en Uruguay.

En las denuncias que Luna interpuso constan que no la dejaba tener redes sociales, le impedía tener amigos y amigas, interfería en su relación con mamá y hasta intentó ahorcarla. Fue entonces cuando Luna huyó del Uruguay para instalarse en Córdoba.

En Argentina, la mujer donde consiguió medidas de protección contra el violento Laurta que mientras tanto se paseaba en los canales de televisión culpabilizando a Luna de acusarlo falsamente. Una estrategia conocida entre violentos y abusadores de niñxs

El miedo de la joven era tan grande que, cuentan sus vecinos de Córdoba, se movía sólo en taxis o remises, no salía nunca de la casa, estaba todo el tiempo custodiando a su hijo y vivía en miedo permanente. La restricción de acercamiento que tenía Laurta había vencido el viernes, un día antes de matar a Luna y a su mamá.

En el informe mensual sobre femicidios de los observatorios feministas, se detectó que, desde enero al 1 de octubre, 166 hijas /hijos quedaron sin madre, 52% menores de edad; 59% de los agresores eran parejas o exparejas.

La impunidad del odio

Aunque Agustín Laje hoy lo niegue, fue Pablo Laurta el doble femicida quien lo llevó a Uruguay. No sólo hay fotos de ellos junto al autoproclamado intelectual Nicolás Márquez, sino también videos que dan cuenta de que el vínculo no era casual.

Laurta, ferviente admirador de Javier Milei, era un personaje conocido en Uruguay y recorría programas de televisión opinando, siempre en contra de las mujeres y las diversidades. También era habitual ver a este típico varón violento, circular en el mundillo de la vida política uruguaya. En 2014 fundó la organización Varones Unidos y creó una web donde en los últimos años publicaba acusaciones de falsas de denuncias contra Luna Giardini.

La propagación de discursos de odio no es inocua. Desde la llegada de Javier Milei a la presidencia argentina, el aumento de estos discursos fue alarmante, pero mucho más, cuando se empezaron a materializar en el cuerpo de las mujeres y diversidades. Una de las primeras y atroces consecuencias fue el brutal ataque donde se produjo el triple lesbicidio de Barracas.

Este odio, acompañado de la ausencia de políticas públicas de prevención y protección contra la violencia por motivos de género, cuando viene del Estado tiene un efecto multiplicador que se traduce en muertes. El camino liberado e insistente de Laurta hasta cometer el crimen tuvo, ante todo, el motor de la impunidad de un odio orquestado desde el Estado y desde la Justicia.

El Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” que dirige La Casa del Encuentro emitió un comunicado luego de que se conociera el doble femicidio.

“Laurta es parte del grupo uruguayo ‘Varones Unidos’ donde se difunden mensajes de odio hacia las mujeres. Varias fotos que lo muestran junto a los asesores del presidente Javier Milei, Agustín Laje y Nicolas Márquez circulan por las redes. Ambos son responsables de los discursos de odio, repletos de misoginia que se replican desde el Estado negando la existencia de la violencia de género y ratificando la supremacía masculina», plantea el informe.

«Cuando se reproducen estos conceptos discriminatorios hacia las mujeres y el movimiento de mujeres y diversidades se habilita a los violentos a actuar con pretendida impunidad. Denunciamos a quienes reproducen y avalan la violencia simbólica y especialmente a aquellos estudios jurídicos, abogadas/os y legisladoras/es que sin basamento estadístico hablan de falsas denuncias”, manifestaron.  

Violencia y misoginia como forma de gobierno

Desde los transfeminismos se viene advirtiendo, incluso antes de la llegada de Milei al poder, que esta oleada conservadora y violenta iba a tener graves consecuencias. Y se está cumpliendo. En el Poder Ejecutivo, luego de desmantelar las políticas públicas destinadas prevenir y erradicar la violencia, condenar la discriminación, proteger a las infancias y acompañar a las víctimas, se avanzó en poner en cuestionamiento la figura del femicidio. Lo hizo el mismo ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, de pasado dudoso en el tema. También la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich insiste en incluir los femicidios como parte de las cifras de la inseguridad desestimando el componente de género y expresando insistentemente que “bajaron las cifras de los femicidios”.

En el Poder Legislativo, la senadora Carolina Losada está desesperada por avanzar en un proyecto de ley sobre falsas denuncias, en el que criminaliza a las madres protectoras, a quienes denuncian a los abusadores de sus hijxs. Insiste en aprobar y en defender un proyecto que protege a pedófilos. Y nada de eso se pone en cuestionamiento.

Durante la última manifestación de Ni Una Menos, los familiares de víctimas de femicidio, quienes además de tener un derrotero extenso para lograr justicia por sus hijas, hermanas o madres muertas, tuvieron que volver a aclararle al presidente Javier Milei que “el femicidio sí existe”.

Nueves femicidios en seis días

Casi 48 horas después de que se conociera el doble femicidio, desde Chaco llegó la noticia de otra joven asesinada. Se trata de Gabriela Arací Barrios quien estaba desaparecida desde el domingo. Fue hallada en un pozo de la localidad chaqueña de Avia Teraí, en la casa del principal sospechoso, Jesús Salvatierra quien está detenido.

Desde el Observatorio Adriana Marisel Zambrano comunicaron, en las últimas horas del domingo, que en cinco días se habían producido 8 femicidios. Además del crimen de Luna Giardina (26) y su mamá, Mariel Zamudio (54) en Córdoba sumaron al de Daiana Magalí Mendieta (22 años) provocado el 7 de octubre en Gobernador Mansilla, Entre Ríos; al día siguiente, el 8 de octubre el de Adriana Miriam Velázquez, (52 años) y Mariana Belén Bustos, (25 años), Barrio Thompson, Bahía Blanca. Ese mismo día, fue asesinada Solange Edith Johnson, (26 años) en Villa Banana, Rosario, Santa Fe. El 9 de octubre, mataron a Mónica Viviana Salguero (62 años), Barrio Lamadrid, Villa María, Córdoba y el 11 de octubre, fue asesinada en La Matanza, Ayelén Bordón de 30 años.

“La violencia de genero existe y las expresiones vertidas desde el poder político del Estado sobre la baja de femicidios son falsas y tendenciosas. Dejen de mentir. Dejen de matarnos. Nunca tendrán la complicidad de nuestro silencio”, dice el comunicado.

En la tarde del lunes, desde Ni Una Menos Córdoba se convocó a marchar desde Patio Olmos para pedir justicia por el doble femicidio. “Exigimos que no vuelva a pasar”, dijeron en la convocatoria.

“Volvemos a tener que denunciar un doble femicidio: esta vez el violento tiene claros vínculos con referentes vinculados a este gobierno patriarcal y facho. Luna denunció, pidió ayuda, sufrió acusaciones de ‘falsas denuncias’ y todo el odio misógino no sólo del femicida sino también del antifeminismo organizado. Justicia es que no vuelva a pasar y para eso hay que ponerles fin a los discursos de odio y conquistar políticas públicas que pongan fin a la violencia”, expresaron.