El 21 de septiembre se celebró el día de las y los economistas. Un estudio reciente toma en cuenta economistas varones que reproducen tópicos tradicionales y antiguos.

Los economistas de siempre
Hace menos de tres meses, la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicó un ranking de economistas en base a la cantidad de seguidores y el impacto de sus publicaciones en Twitter, una de las redes sociales donde más circula el debate político y económico.
Cuando vemos los resultados de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, EEUU y España, es decir, todos los países que conformaron el estudio, podemos evidenciar el short on women (cortos en mujeres en español) en las voces más leídas y referenciadas. En el caso particular de Argentina, Chile y Estados Unidos directamente no aparece ninguna mujer en su ranking. Otra característica que evidencia el informe es la edad promedio de los economistas más referenciados. Lejos de revelar nuevas generaciones en los nuevos medios de comunicación —un fenómeno esperable de un estudio de las redes sociales—, siguen reflejando varones de 59 años en promedio.
Si nos paramos específicamente en Argentina, el ranking de economistas de Twitter nos muestra un varón de 52 años que ocupó cargos públicos y mantiene una perspectiva “pro Mercado”.
Más allá de los nombres propios, la reflexión a la que invitamos no se reduce al sexo y edad de las personas que más replica tienen en Twitter, sino que los temas y perspectivas que reproducen estas mismas personas nos pueden dar pistas de qué estamos ponderando en el debate público.
Los temas de siempre
El estudio en cuestión identifica a los tuits de los economistas como “Pro Mercado”, “Pro Estado” y “Centro”. Etiquetas que reducen la complejidad de las expresiones de las personas más escuchadas en el campo económico twittero, pero que visibilizan tendencias mayoritarias en los distintos países.
En Argentina, el 70% del top ten de economistas usa argumentos:
Como vemos, los discursos que se exponen muestran debates que se dieron largamente durante el siglo pasado sobre el rol de los Estados en la regulación, o no, de las economías. Actualmente, luego de varias crisis financieras, una pandemia y varias guerras la realidad de los países y la complejidad de los conflictos hacen obvia la regulación de los Estados, ya sea en favor de las grandes mayorías con políticas públicas que garanticen derechos o en favor de sectores concentrados, como por ejemplo salvar al sistema financiero y bancario de su propia implosión.
En este momento, no sólo llama la atención la falta de mujeres y caras nuevas en la cúspide de los economistas, sino también lo atrasados que son los discursos dicotómicos como “regular/no regular” ante un contexto que demanda posicionamientos más complejos, como para qué y para quienes se regula. Lo interesante de este estudio es que nos pone de frente a cuestionar nuestros propios consumos dentro de la red social del pajarito.
Los problemas no son los de siempre
Vivimos un escenario económico complejo a nivel nacional en un mundo que decretó su salida de la pandemia a costa de mayor desigualdad y con enfrentamientos crecientes. El “vamos a salir mejores” termina con alertas sobre crisis alimentarias y energéticas que pintan un contexto donde la vara de lo posible parece inclinarse hacia peores resultados para las grandes mayorías. En este escenario, nuestro ranking de economistas no parece decirnos ni mostrarnos nada nuevo.
Está claro que no es un panorama sencillo y el rol de las y los profesionales de la ciencia económica cobra un sentido especial, si bien la intención no es reducir los largos debates en relación a los objetivos que tiene la ciencia económica si buscamos replantearnos para qué usamos las herramientas que supimos conseguir: ¿Alcanza con justificar programas de austeridad fiscal y/o monetaria a raíz de los conflictos crecientes? ¿Sirve plantear eventuales escenarios catastróficos en pos de excusar los malestares actuales?
La mayoría de los economistas del ranking dirán que sí. Desde Ecofeminita decimos que no. Nuestra invitación es a escuchar a los, las y les economistas que salen de esa lógica dicotómica de bandos homogéneos para marcar los límites que tenemos y exigir que necesitamos una ciencia económica a disposición de los problemas económicos de las mayorías. Aquí, donde el discurso parece radicalizarse en favor de los pocos que siempre ganan, hacemos una apuesta por una nueva economía, donde la vida humana y su sostenibilidad estén en el centro de la escena.
La nota es parte de la alianza entre Tiempo y Ecofeminita, una organización aliada que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la elaboración de contenidos claros y de calidad.
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