El empresario habló con Tiempo sobre la reforma laboral que el gobierno buscará después de las elecciones. También pide menos impuestos y advierte por la caída del consumo: "los comercios están en condiciones paupérrimas".

– Sí. En esta etapa el protagonismo tiene que ser de todos los sectores. Todos tienen que participar. El problema es qué queremos hacer. Si queremos una sábana que nos cubra a todos la tenemos que fabricar entre todos. No la puede fabricar uno solo en beneficio propio.
– ¿Qué características particulares debería tener, desde su punto de vista, ese acuerdo?
– En el comercio el problema que tenemos es que nos traen un precio y tenemos gastos. Más claro, imposible. Las dos variables son los impuestos y la masa crítica que tenemos, es decir el mercado. Te tenés que manejar con lo que hay y es difícil.
– El gobierno confirmó que está trabajando en una reforma impositiva, como piden las empresas. Ese proyecto apunta al achicamiento de los gravámenes pero enciende una alerta a nivel social porque es importante que el Estado no pierda financiamiento. ¿Puede explicar de qué manera lo afectan los impuestos actuales?
– Bueno, por ejemplo, si tenés un desorden en la ciudad -y no hablo de una ciudad en particular-, con una cantidad de problemas, trabas y dificultades, si no podés, como ciudadano común, llegar a tu punto de compra, al comercio de tu barrio, sin tener problemas Cualquiera puede ver que los comercios están en condiciones paupérrimas. Una cosa trae la otra. Además hay dificultades en la calle, hay cortes, cosas que afectan el comercio. Por lo menos el de esta región.
– Las empresas también quieren una reforma laboral pero todas las miradas están puestas en las elecciones. Incluso entre las empresas hay dudas sobre la fuerza que va a tener el gobierno después de octubre para implementar cambios en un tema tan sensible.
– La reforma laboral es importante. En el mundo hay 200 países que compiten. Todos producen, todos fabrican algo, todos venden algo. ¿Qué podemos hacer? Tenemos que adaptarnos. En algún punto está el problema.
– Pero la reforma laboral tiene como ejes la flexibilización de los convenios colectivos y la alineación del salario argentino con países donde los obreros ganan comparativamente menos. Es decir, los que harían el sacrificio real serían los trabajadores.
– No es cuestión de que la gente trabaje por un plato de arroz, viejo. Tampoco es necesario ese disparate. Pero la problemática social de hace cien años, donde las condiciones de trabajo eran lamentables no son las actuales.
¿La reforma está condicionada a lo que pase en las elecciones?
No, para nada. Son cosas que no tienen nada que ver.
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