Seth Rogen creó una comedia afilada y divertida sobre la industria del cine. Nominada a 13 estatuillas, ya es tiempo de subirse al tren y disfrutarla.

Protagonizada por el propio Rogen, El Estudio narra la historia de Matt Remick, un ejecutivo de bajo perfil que, de forma inesperada, es ascendido al puesto de director del ficticio Continental Studio. Desde ese momento, Matt se ve envuelto en una avalancha de desafíos, absurdos y contradicciones que conforman el día a día de la industria cinematográfica. Con escasa preparación y muchas inseguridades, el nuevo jefe debe equilibrar su rol ejecutivo con las demandas creativas, las presiones comerciales y la diplomacia corporativa, todo bajo la lupa de un entorno que nunca duerme.
La serie se estructura en diez episodios de aproximadamente media hora, una duración justa que mantiene la atención sin recurrir a rellenos innecesarios. Aunque cada capítulo funciona con cierta autonomía, existe un hilo conductor que se intensifica hacia el final, adoptando el formato de episodio doble y cerrando la temporada con un notable equilibrio entre sátira y homenaje.
El equipo de Remick está integrado por los histriónicos Sal Saperstein (Ike Barinholtz), Maya (Kathryn Hahn), Quinn Hackett (Chase Sui Wonders) y Patty Leigh (Catherine O’Hara), la excéntrica exdirectora del estudio que continúa rondando el set como productora y consejera ocasional. El carisma y la química entre los actores aportan una energía constante a cada escena, convirtiendo al estudio en un microcosmos tan disfuncional como entrañable.
Pero El Estudio va más allá del elenco principal. Uno de sus mayores atractivos es la constante aparición de celebridades reales que interpretan versiones ficcionadas —y muchas veces ridículas— de sí mismas. Martin Scorsese, Paul Dano, Charlize Theron, Steve Buscemi, Sarah Polley, Ron Howard, Johnny Knoxville, Zac Efron, Olivia Wilde, Adam Scott, Anthony Mackie, Ice Cube y Zoë Kravitz son solo algunos de los nombres que se prestan al juego de la autoparodia. En un contexto en el que muchas figuras públicas cuidan celosamente su imagen, la predisposición de estas estrellas para reírse de sí mismas le da a la serie un tono fresco, irreverente y profundamente honesto.
Especial mención merece Bryan Cranston, quien interpreta al delirante y ausente propietario del estudio, una especie de gurú empresarial que vive en una burbuja de excentricidades. Su presencia, si bien es esporádica, ofrece momentos memorables y sirve como contrapunto al personaje de Rogen, cuya lucha interna es, en el fondo, la de cualquier artista que intenta hacer algo significativo en un entorno regido por el mercado.
En cuanto a las temáticas, El Estudio no se guarda nada. Se burla del lobby en los premios, de los absurdos egos de directores y guionistas, de las disputas presupuestarias, del fetichismo por el celuloide y de las nuevas imposiciones del mainstreaming. Incluso hay espacio para explorar la nostalgia, la inseguridad profesional, el culto a las celebridades y la precariedad de los vínculos en un entorno donde todo puede cambiar en cuestión de minutos.
Lo interesante es que, más allá del humor y la crítica, la serie no pierde de vista su amor por el cine. En medio de situaciones disparatadas y bromas autorreferenciales, se percibe una profunda admiración por el arte cinematográfico, por sus rituales, sus contradicciones y su capacidad de emocionar. Esta mirada afectuosa —aunque desencantada— le da a la serie una dimensión humana que la aleja del simple sarcasmo.
El Estudio se inscribe en una tradición de ficciones metanarrativas que parodian su propio medio, como Paquita Salas o Ten Percent, pero logra encontrar una voz propia, menos melancólica y más centrada en la comedia de situación. En lugar de victimizar a sus personajes, los empuja al límite para mostrar que, incluso en el entorno más superficial y frenético, aún hay espacio para la pasión, la creatividad y la risa.
En definitiva, El Estudio es una sátira punzante, pero también una carta de amor al séptimo arte. Con ritmo, ingenio y un elenco brillante, se convierte en una de las series más recomendables del año. Ideal para quienes disfrutan del humor irónico y no temen asomarse al abismo de la industria del entretenimiento para reírse de lo que encuentren.
Creada y dirigida por Seth Rogen y Evan Goldberg. Protagonistas: Seth Rogen, Ike Barinholtz, Kathryn Hahn, Chase Sui Wonders, Catherine O’Hara y Bryan Cranston. Disponible en Apple TV+.
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