Luego de reunirse con funcionarios, los trabajadores ambulantes aceptaron una compensación económica de $ 11700 durante dos meses y un curso de capacitación, hasta que esté en condiciones un nuevo lugar donde serán reubicados.

Los funcionarios porteños debieron encarar los micrófonos de los medios de comunicación y dar los detalles del acuerdo del conflicto que mantuvo en vilo al barrio de Once durante dos días: ofrecieron cursos de capacitación y una compensación de $ 11.700 durante los próximos dos meses. En reuniones anteriores, la propuesta era de mudar a los manteros a un edificio, que recién estaría en condiciones dentro de dos meses, por lo cual fue rechazado. Ahora, con la mencionada compensación que abarca el mismo período, el acuerdo está cerrado.
La previa
Antes de la reunión, las esperanzas de acuerdo no eran demasiadas. El espíritu mayoritario de los compañeros es no abandonar la calle porque no le creen al gobierno de la Ciudad. Y con razón. Omar Guaraz, miembro de la organización Vendedores Libres, explicaba a Tiempo por qué los trabajadores no confiaban en las promesas del gobierno porteño. Es que durante el último año, sin contar Once, el gobierno de la Ciudad desalojó a 6.000 trabajadores, y ninguno de esos trabajadores tuvo una solución, contó Guaraz y manifestó que después de la represión el gobierno vuelve a instalar el tema de la relocalización.
No hay absolutamente nada concreto que surja de las negociaciones, que resultan ser sólo reuniones en las que el gobierno no tiene ninguna propuesta concreta, advertían antes de la reunión del miércoles por la tarde
Para Guaraz, el objetivo del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta persigue dos objetivos: Uno, es el objetivo político, que es mostrarle a la sociedad de que el jefe de gobierno no deja a los trabajadores sin trabajo. El segundo es generar falsas expectativas en los trabajadores para que levanten las medidas de fuerza sin nada concreto. Es una falsa promesa, pero lo que quieren en realidad es eliminar la venta callejera. No les interesa solucionar el problema.
Luego, Guaraz explicó que los manteros no quieren censarse porque ese censo es para hacer inteligencia interna con los manteros, para seguir reprimiéndolos, y finalizó: El trabajador busca una ley del Poder Legislativo que los incluya, que dé una solución definitiva. Pero tenemos un gobierno que supone que con los palos, con la represión, la gente se dispersará y se irá. Pero somos cada vez más.
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