Se celebrará la primera promoción de graduados de la Escuela Secundaria Campesina en la Colonia Agrícola 20 de Abril.

“Somos una organización que nuclea campesinos con un perfil gremial dentro de un modelo productivo donde, históricamente, la educación no ha sido una prioridad”, opina Gustavo Manfredi, docente de la escuela e integrante del área de Educación de la UTT. “El trabajo del peón de campo ha sido más bien un trabajo esclavo, ya sea bajo patrón o de forma independiente. Porque el campesino tiene que pagar el alquiler, los insumos y darle de comer a sus hijos y el estado no suele acercar propuestas educativas a estos sectores. Mucho menos el empresariado. Entonces ha sido muy trascendente para los compañeros y compañeras, porque es la restitución de un derecho”, explica.
Una historia por etapas
Tras la fundación de la UTT en el cordón hortícola de La Plata en 2010, la necesidad de ampliar los horizontes y conseguir extensiones mayores de tierra a un menor costo de alquiler, llevó a algunes de sus integrantes a fundar una colonia agrícola en las cercanías de Luján, en Jáuregui, en una tierra ociosa ubicado en la ruta 5 (kilómetro 75 al 200).
Allí donde alguna vez funcionó el Instituto Ramayón López Valdivieso, que daba albergue para madres judicializadas junto a sus hijes, en 2015, nació la colonia Darío Santillán-20 de abril (por el día de llegada al predio). Actualmente en esas 80 hectáreas viven, trabajan y estudian31 familias venidas de distintos lugares del país y la región. Producen frutas, verduras y bioinsumos, que además, comercializan allí mismo.
Un día Gustavo llegó a la colonia a comprar verduras agrecológicas y Franz Ortega, delegado de la colonia, le preguntó a que se dedicaba. Cuando Gustavo le dijo que era docente, Franz le aclaró que ahí nadie sabía ni leer ni escribir. Gustavo le ofreció un trueque de apoyo escolar a cambio de que elles le ayudaran con la huerta en su casa.
“La escuela arrancó con un proceso de alfabetización en base a derechos humanos y con un esquema de educación popular. Después, en conjunto con el estado, pudimos establecer una escuela primaria (en 2017) y ahí surgió la necesidad de una escuela secundario (en 2019). Así que dentro del programa FinEs (Programa de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios), planteamos una escuela secundaria pero con orientación agroecológica”, cuenta Gustavo, siete años después de aquel curioso encuentro.
Un experiencia que se federaliza
Ya son más de diez las escuelas que promovió la UTT en todo el país. Desde Mar del Plata o Mendoza, al impenetrable chaqueño, donde funciona el jardín de infantes Semillitas del Monte. En estos momentos también se está haciendo un programa para un tecnicatura en soberanía alimentaria y agroecología con la Universidad Nacional de Luján.
“Nosotros lo que hacemos es adaptar la currícula tradicional para darle nuestra impronta de agricultura familiar y campesina, de género y educación popular, entre otras cosas. Y tenemos una gran demanda en todo el país. Porque, como te digo, es un sector trabajador con mucho retraso en el derecho a la educación. Pasamos los años de la pandemia, donde fue difícil sostenerlo, pero muchos compañeros lograron terminar”, cuenta Gustavo.
“La fiesta que estamos esperando el sábado es muy emocionante. Desde los 17 que no tenia la secundaria y como no tengo hijos tan grandes ahora, decidí terminarla. Gracias a Dios pude hacerlo y fue una experiencia muy linda”, se entusiasma Silvia Rodríguez, de 53 años, campesina y parte de la UTT en Mercedes. “Me tocaba ir a la Colonia tres veces a la semana, primerito me iba en colectivo, pero a veces no me levantaba. Entonces decidí irme en moto. Así que el esfuerzo fue grande y ahora estoy esperando el acto”, se emociona.
“Va a ser una fiesta popular, pero también con un perfil académico, con varios invitados entre funcionarios y educadores. La idea es ir ampliando la propuesta tanto en términos territoriales como en los distintos grados o niveles de enseñanza”, explica Gustavo.
En momentos donde peligra la educación pública, y la concentración económica y la ausencia de políticas públicas focalizadas, tiende al desplazamiento de los pequeños y medianos productores del “campo que alimenta”, este tipo de experiencias, que llevan adelante las organizaciones populares, y en particular aquellas dentro de la Mesa Agroalimentaria Argentina, como la UTT, van sembrando una gota de esperanza en un mar de incertidumbres.
Al igual que la lluvia que empieza a caer en el campo, donde el olor a tierra mojada dice que, quizás, el año que viene, sea un poquito mejor para la gente que lleva alimento sano y barato a nuestras mesas.
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Exelente lavor a los docentes , aproyan los campesinos