El presidente reconfiguró su estrategia y volvió a sentar a Santiago Caputo en la mesa chica. Los nombres con los que cuenta el gobierno para asegurar el tercio en el Diputados y el lugar que le ofrecerán al macrismo en esta nueva etapa de negociaciones.

Como contó este diario ayer, el martes pasado, en total hermetismo, el libertario reunió a los nuevos integrantes de este escuadrón. Mientras Eduardo “Lule” Menem y Sebastián Pareja pujaban contra el PRO y los jóvenes de las Fuerzas del Cielo en la selección de los potenciales nombres que integrarían las concejalías más recónditas de la Provincia, en Casa Rosada el primer mandatario recibía en su despacho a su nuevo grupo de leales, a los que les encomendó el cuidado de la gestión y la gobernabilidad.
De aquella reunión, que se extendió por más de dos horas, participaron la secretaria general de la presidencia, Karina Milei; el jefe de gabinete, Guillermo Francos; el ministro de Economía, Luis Caputo y el descongelado Santiago Caputo. En las últimas semanas, azotado por la avanzada del tándem riojano, el asesor presidencial había adoptado un perfil llamativamente bajo, que contrastaba de lleno con la imagen extravagante e imponente que había construído de sí mismo a través de sus cada vez menos ambiguos posteos.
En el último tiempo, y con énfasis luego del humillante resultado que tuvieron las negociaciones que su orga juvenil llevó adelante en PBA, se enunciaron un sinfín de especulaciones sobre el futuro del consejero del presidente. Lo cierto es que, aunque agazapado, Caputo no soltará las riendas del poder que supo consolidar a sangre, sudor y arreglos entre amigos en las plataformas más importantes del estado nacional. Una metamorfosis superficial acaso provocada por la nublada lectura del escenario comicial.
Lejos de enfocarse en la rosca electoral, que Milei tiende a repeler, el primer mandatario pidió a sus alfiles que aseguren los nombres necesarios para blindar los vetos que firmará en los próximos días. La decisión, ya tomada, tiene margen de ejecución de diez días hábiles, el mismo tiempo que su nueva caballeriza -libre de riojanos- tiene para sumar más adeptos.
Las cuentas que manejan desde la Casa Rosada son auspiciantes para el líder. A los 39 diputados con los que La Libertad Avanza ya cuenta, se suma una serie de aliados que en el círculo presidencial descartan que los apoyarán. A los violetas se suman las 37 bancas que cuida el PRO comandado por Cristian Ritondo, los ya apodados radicales con peluca Mariano Campero (Tucumán), Martín Arjol (Misiones), Luis Picat (Córdoba), Francisco Monti (Catamarca) y Pablo Cervi (Neuquén); el siempre oficialista Rodrigo de Loredo y las tres bancas del MID que responden a Oscar Zago. Ochenta y seis, el número mágico.
Los sedimentos que dejó la turbulenta ola del cierre de listas bonaerense del último sábado son, en esta instancia, un factor clave para el blindaje legislativo con el que sueña el presidente. A contramano de lo que se esperó durante las negociaciones, el PRO logró colar un interesante caudal de nombres entre las abrumadoras filas de parejistas que completaron los excels de aspirantes a la Legislatura y los concejos deliberantes.
No sólo Ritondo y Diego Santilli lograron llevarse lo propio. La generosidad del pago menemista se extendió también con Jorge Macri, quien pudo sumar a María Sotolano como candidata en la segunda sección. Hasta el 10 de diciembre la quilmeña tiene vigente su mandato en la cámara baja. En el oficialismo nacional esperan que el jefe de gobierno actúe en consecuencia.
Como contó este medio días atrás, en el gobierno analizan replicar la alianza con el posmacrismo en territorio porteño. La voluntad, dicen, es brindar una oferta electoral consecuente con lo que ocurre del otro lado de la General Paz, donde pareciera que reina una convivencia digna de luna de miel. A diferencia de lo que ocurrió en la elección legislativa de mayo, esta vez las negociaciones quedarían a cargo de Patricia Bullrich, particular interesada en hacer confluir su poder en la Ciudad.
La ministra de Seguridad, que se encamina a ser candidata a primera senadora, tendió puentes con el jorgemacrismo y el sector del radicalismo amarillo que controla Daniel Angelici, con los que buscarán llegar a un acuerdo que les permita competir con una lista unificada en la Capital. La propuesta del gobierno será entregar los dos primeros lugares en diputados, a cambio de quedarse con los dos entables del Senado. Un pedido lógico si se tiene en cuenta el prácticamente nulo poder del oficialismo nacional en la casa de las provincias.
En la sede del ejecutivo porteño no dan por descontado nada, aunque son reticentes a la hora de dar respuestas. En Uspallata entienden que el pago de la candidatura de Sotolano fue un gesto de buena voluntad, aunque no convalidan la insistencia de Karina de dejar afuera al jefe de gobierno de la mesa de negociación. “Sólo nos vamos a sentar con Mauricio”, decían en Balcarce 50 días atrás. El jorgemacrismo reaccionó. “Sería bueno seguir consolidando fuerzas que en el Congreso den equilibrio, que el PRO siga con sus aportes. Muchas veces acompañamos y otras diciendo que las cosas se podían hacer de manera distinta”, dijo el alcalde esta mañana.
La contienda todavía está lejos. Por lo que en Casa Rosada continuarán con el plan de consolidar la contención para los vetos que el presidente planea ejecutar en los próximos días y serán comunicados a través del Boletín Oficial.
El poroteo fino, sin embargo, no es lo único que encargó el primer mandatario. La presencia de Toto en la mesa de discusión, dueño indiscutido de la billetera gubernamental, expone la intención del oficialismo de dar concesiones a las provincias en los reclamos que arrastran desde el inicio de la gestión libertaria. La habilitación de nuevos Aportes del Tesoro Nacional (ATN) es una zanahoria más que apetitosa en plena malaria. El encargado de poner sobre el papel los nombres de los gobernadores dispuestos a alinearse será el propio Francos, quien desde el inicio tiene a cargo el contacto y contención con los territorios.
El enojo de los caciques provinciales descansa en la ambición electoral que no ocultó el tándem menemista a la hora de desembarcar, siempre con la validación de Karina, en los terruños de los gobernadores. Aquella estrategia chocó de frente con la que venía llevando Caputo, quien había jurado y perjurado que el gobierno no molestaría en el pago chico. No se cumplió.
Los gobernadores mostraron los dientes e hicieron sentir su poder en el Congreso, lo que obligó al Ejecutivo a rediseñar una estrategia que había arrancado trunca. La intensión, dicen, siempre será acordar. Aunque todavía es un misterio si aquellos que no cacarearon serán únicos los beneficiados.
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