El DT italiano inició con un 0-0 en Ecuador su ciclo al frente del pentacampeón del mundo y este martes recibirá a Paraguay, en medio de una profunda crisis de identidad del fútbol brasileño. Inmersión cultural, contrato investigado, Neymar y el recuerdo del talento de México 70.

Estudiosos del fútbol brasileño señalan que la contratación de Ancelotti es el mayor salto en la historia de la selección de Brasil, que tras el adiós a Tite luego de Qatar 2022 hilvanó a un sustituto de las juveniles (Ramon Menezes), a un interino part time (Fernando Diniz) y a un DT con trayectoria local (Dorival Júnior). Ancelotti aceptó que lo eligieron para el hexacampeonato. Y dijo que Brasil es “la mejor selección del mundo”. Pero es la que lleva cinco Mundiales seguidos eliminada por europeos. “El celebrado fichaje de Ancelotti también es contradictorio –escribió Tostão, campeón del mundo en México 70, en su columna en Folha de São Paulo–. Si bien existe un deseo nacional, una utopía nostálgica, de que Brasil vuelva a sus orígenes y juegue un fútbol encantador y espectacular, Ancelotti representa un fútbol moderno y práctico, que combina talento con estrategia y disciplina. Así es el fútbol y la vida. Y todos, algunos más que otros, somos contradictorios”.
Brasil atraviesa una crisis de identidad tanto en su fútbol como en su selección. Ancelotti, el DT más ganador de la historia del Real Madrid, fue contratado por Ednaldo Rodrigues. Pero Ednaldo fue destituido como presidente de la CBF por la Justicia, que adujo “irregularidades financieras”. El contrato de Ancelotti está ahora bajo investigación de la FIFA porque incluyó una comisión de 1.200.000 euros a Diego Fernandes, intermediario de la CBF no registrado como agente autorizado. Fernandes, de igual modo, se puso la camiseta de Brasil y se fotografió junto con Ancelotti antes de que abordara el avión en Madrid. El nuevo presidente de la CBF es Samir Xaud, de 41 años, titular “de facto” de la federación de Roraima, ya que su padre, Zeca Xaud, fue quien gobernó ininterrumpidamente durante cuatro décadas. El estado de Roraima, en la frontera con Venezuela y Guyana, es el más pequeño y el menos poblado de Brasil (605.761 habitantes). Nunca tuvo un equipo en primera. Xaud intentó apropiarse en Roraima de una finca ubicada dentro de un área de protección ambiental. “Ancelotti –dijo el flamante presidente de la CBF– va a unir a Brasil”. “Nunca presidió un club ni una federación, nunca trabajó en el fútbol. Un hombre ‘afortunado’”, me dice, irónico, el periodista Breiller Pires.
Al Brasil de Ancelotti le falta Neymar, pero el crack casi no jugó por lesiones desde su vuelta en enero al Santos, ahora en zona de descenso en el Brasileirão. ¿Ancelotti podrá evitar que Neymar apague su luz y que, entonces, lidere a su selección en el Mundial 2026? Por lo pronto, lo excluyó de la primera convocatoria. “Si Ancelotti convocaba a Neymar, todo el mundo lo iba a criticar diciendo que no juega desde el Mundial de Qatar. Están pensando en protegerlo. Lo más importante es llevar a los mejores futbolistas en cada momento. Hizo lo correcto”, afirmó Rivaldo, a quien Ancelotti dirigió en el Milan durante la temporada 2002/03, en la que ganaron la Champions, aunque no era titular (en clubes, entrenó a 43 brasileños). Si Ancelotti recuperará a Neymar, si podrá crearle un equipo–entorno para que vuelva a brillar, sólo el tiempo lo dirá.
Entre las selecciones campeonas del mundo, además de Brasil, sólo Argentina y Alemania nunca tuvieron un DT extranjero en un Mundial. Y hasta Rusia 2018, ningún país había dado tantos entrenadores (11) a selecciones foráneas en un Mundial como Brasil. Se invirtió la ecuación: Ancelotti es el cuarto DT extranjero en la selección de Brasil, pero el primero confirmado en su cargo. Si el uruguayo Ramón Platero la dirigió en 1925 y el portugués Joreca formó dupla técnica con Flávio Costa en 1944, el argentino Filpo Núñez dirigió en un partido a la verdeamarelha en 1965.
El anónimo–seudónimo József Bozsik (así se llamaba un gran futbolista húngaro de los 50) es brasileño y un especialista en el fútbol de Brasil. “El problema no es la nacionalidad que figura en el pasaporte, sino si el técnico extranjero tiene afinidad cultural con lo que demanda la población de Brasil –sostuvo el secreto Bozsik–. La selección brasileña es un equipo muy identificado con su población, el mayor legado cultural del país en el exterior. Ancelotti es un extranjero con muchas afinidades con nuestra cultura. Su sencillez, su gracia, el privilegio que da a veces al talento por encima del sistema y de la repetición, nos viene muy bien. Ancelotti es más brasileño que la mayoría de los entrenadores brasileños actuales. No solucionará problemas estructurales como la formación de nuestros jugadores, pero puede avanzar en crear una identidad entre la sociedad y la selección desde el campo, una identidad de equipo que refleje al pueblo brasileño, una identidad que tendrá que surgir de un encuentro socioafectivo entre los jugadores y de un cambio de mentalidad desde que están en la selección”.
La primera gran influencia extranjera en Brasil fue la de Izidor “Dori” Kürschner, nacido en 1885 en Hungría y fallecido en 1941 en Río de Janeiro, técnico de Flamengo y de Botafogo a finales de la década de 1930. El gran mentor de Ancelotti fue el sueco Nils Liedholm, su DT en la Roma. Y de Liedholm había sido el húngaro Lajos Czeizler, su DT en el Milan y el de Italia en el Mundial de Suiza 54, en el que Bozsik –el verdadero– fue subcampeón con Hungría.
Ancelotti tenía 11 años cuando vio a Brasil golear 4–1 a Italia en la final de México 70, summum del futebol arte. “Estábamos emocionados por jugar la final contra Brasil –contó en la conferencia de presentación–. Pero Brasil era muy fuerte, con Pelé, Jairzinho, Tostão, Rivelino, Gérson, Clodoaldo. Fue la primera vez que me di cuenta del talento de los jugadores brasileños”. En Estados Unidos 1994, Ancelotti fue el ayudante de Arrigo Sacchi, seleccionador de Italia, derrotada por penales en la final ante Brasil. En la conferencia, Ancelotti fue recibido por Luiz Felipe Scolari, DT del último título, en Japón–Corea del Sur 2002, pero también en el 7–1 de Alemania en Brasil 2014. Después de la conferencia en un hotel de Barra da Tijuca, un periodista le regaló a Ancelotti un par de libros de Nelson Rodrigues, el cronista que mejor retrató a la pelota y sus entornos en Brasil: Somos o Brasil y Brasil Em Campo. Cuentan que “Carlinhos” los abrió, los miró y expresó: “Entiendo”.
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