La cobertura periodística construyó la primera memoria de un juicio histórico

La cobertura periodística del Juicio a las Juntas de Comandantes de la última dictadura militar dejó huella en cada uno de los trabajadores de prensa que asistieron a las audiencias que se desarrollaron en la Sala de Acuerdos de la Cámara en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal. Sabían que estaban asistiendo a un acontecimiento histórico para la vida democrática de un país que intentaba dejar atrás la larga noche del terrorismo de Estado.

Seguir las audiencias, escuchar a los testigos, dar cuenta de los argumentos expuestos por la fiscalía y la defensa fue un trabajo que cambió la vida de muchos periodistas que siguieron hace 40 años las alternativas del debate de la denominada Causa 13.

A 40 años del veredicto de ese trascendental proceso oral y público, Tiempo Argentino repasó la experiencia que vivieron en esos meses dos periodistas que trabajaron en dos medios de comunicación.

Alberto Amato, quien fue secretario de redacción de El Diario del Juicio, un proyecto novedoso lanzado por Editorial Perfil para seguir especialmente las audiencias, las declaraciones y los alegatos de las partes, y Sergio Ciancaglini, quien trabajó para el diario La Razón, evocaron esos días de crónicas y narraciones sobre los horrores que se perpetraron en los centros clandestinos de detención de la última dictadura.

Una idea novedosa en un juicio inédito

“Trabajaba en la revista La Semana, de la editorial Perfil, propiedad de Jorge Fontevecchia, y junto a un grupo de periodistas nos convocaron para armar un medio de comunicación que seguiría el Juicio a las Juntas”, recordó Amato sobre el surgimiento de El Diario del Juicio, una publicación semanal que se publicó entre mayo de 1985 y enero de 1986. Fueron 36 números en los cuales se difundieron declaraciones de testigos, casos emblemáticos que se analizaron en el debate y notas de análisis sobre las estrategias de las defensas y la fiscalía que encabezaba Julio Strassera.

El equipo periodístico estuvo integrado por Amato, Marcelo Pichel como editor responsable, y las participaciones del periodista español Carlos Cabeza Miñarro y Rodolfo Zibell. Además, el periódico tuvo el aporte de colaboradores externos y columnistas que aportaron diversas miradas.

La idea original del lanzamiento de El Diario del Juicio le correspondió a Cabeza Miñarro, asturiano radicado en Argentina que, tras recibir el visto bueno de Fontevecchia, se encargó de presentarle la idea a las jueces de la Cámara Federal.

“En principio, creyeron que se trataba de algo que iba a salir publicado en España y lo autorizaron, pero cuando se enteraron que sería un medio que se difundiría en Argentina, se asustaron un poco. Tenían miedo que se hiciera algo sensacionalista con ilustraciones de picanas ensangrentadas y cosas por el estilo. Les explicamos que no, que esa no era la idea y entonces pidieron ver el primer número y no pusieron más reparos”, recordó Amato.

El periodista, con una vasta trayectoria en medios de Perfil, Gente y Clarín, recuerda que trabajaron “con mucha seriedad como parte de un ejercicio de libertad extraordinario” en una Argentina que vivía un momento histórico.

En particular, Amato recuerda las declaraciones de Adriana Calvo, quien contó cómo los represores la obligaron a parir en un auto y luego la obligaron a limpiar el vehículo, y el testimonio de Pablo Díaz, sobreviviente de la Noche de Los Lápices.

“Lo que me llamó la atención era la forma en la cual algunos testigos acompañaban con su cuerpo el relato que hacían y revivían las posturas en las cuales habían sido torturados. Eso fue muy notorio en el caso de Pablo y todavía hoy se me pone la piel de gallina cuando lo recuerdo”, subrayó.

Amato asegura que la cobertura para El Diario del Juicio cambió su forma de hacer periodismo. “Había trabajado coberturas sobre espectáculos y casos policiales, pero cuando terminaron las audiencias sentí que debía darle otro sentido a la profesión. Volví a dirigir la revista La Semana y me propuse darle a la publicación un contenido más profundo. El Juicio a las Juntas había cambiado al país, y también a mí”, remarcó.

Volver al pasado para construir el futuro

Jacobo Timerman, periodista, fundador de La Opinión, secuestrado durante la dictadura y director de La Razón desde la recuperación democrática, decidió que el diario debía ofrecer un seguimiento exhaustivo del Juicio a las Juntas y les encargó la cobertura a dos jóvenes periodistas, Martín Granovsky y Sergio Ciancaglini. “Era joven y había estudiado periodismo en la Universidad Nacional de La Plata, un lugar en el cual la represión ilegal fue muy dura y dejó muchos desaparecidos. Para mí, seguir el juicio tuvo una significación especial”.

Ciancaglini es en la actualidad editor de la cooperativa periodística La Vaca que edita la Revista MU e indicó que siguió varias audiencias del juicio y la etapa de los alegatos de las defensas de los acusados y la fiscalía. Junto a Granovsky, recibió por esa cobertura el Premio Rey de España de 1986.

Ambos publicaron dos libros sobre el proceso: Crónicas del Apocalipsis, editado poco después del veredicto, y Nada más que la Verdad, editado una década después de que se conocieran las condenas a los comandantes de las Juntas.

“Estar en esa sala de audiencias, en un palco de frente a los jueces y con los integrantes de las Juntas que habían ejercido por años el poder en Argentina era algo muy impresionante. En 1977, cuando comenzó la lucha de la Madres eso era algo impensable. Pero con la lucha de los organismos eso fue posible”, sostiene el periodista.

En esa línea, fundamentó que esa misma lucha permitió años después derogar las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos presidenciales de Carlos Menem para poder realizar los juicios de lesa humanidad que continúan desarrollándose en la actualidad. 

Por eso, para Ciancaglini, la historia del Juicio a las Juntas y la posibilidad de llevarlo a cabo conllevan también un mensaje para el presente y el futuro.

“Hoy creo que la lucha está en los colectivos que luchan por causas ambientales, los familiares que se organizan para denunciar los femicidios, los crímenes del narco, la violencia institucional y la trata. Tal vez se esté generando algo que sirva para cambiar la realidad de esta Argentina. Por eso sirve evocar el Juicio a las Juntas. Es una forma de evocar el pasado para traerlo al presente y proyectarnos hacia el futuro”, puntualizó. «