La hoguera de las desconfianzas: la interna de Juntos por el Cambio se expande en los distritos clave

Desde la semana pasada el expresidente Mauricio Macri sumó otro acelerador a la guerra silenciosa que mantiene con el radicalismo. Su táctica de posicionarse como gran elector para mantener su candidatura en suspenso es considerada un riesgo de distanciamiento para la UCR, porque difícilmente acepten una nueva postulación presidencial del magnate. Ahora el conflicto se trasladó a la Ciudad de Buenos Aires, ante la instalación de Jorge Macri como otro de los aspirantes a suceder a Horacio Rodríguez Larreta en la jefatura de Gobierno a partir de 2023.

Macri habla bien de su primo y lo respalda para que continúe en la construcción de candidatura. El expresidente lo hizo en una entrevista televisiva. También tuvo una extensa reunión privada con Horacio Rodríguez Larreta de la que no se conocen detalles, más que la habitual respuesta de sus voceros para relativizar el encuentro y asegurar que es «otro más» de las que mantienen regularmente. La reunión se concretó luego de una semana que estuvo signada por el recrudecimiento de la interna en la provincia de Buenos Aires, donde hay seis competidores, entre ellos el larretista Diego Santilli, que afronta una ofensiva en su contra impulsada por la titular del PRO, Patricia Bullrich, que selló un pacto con el titular del bloque macrista en la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo. El exministro de Seguridad se metió en una escudería donde ya había poco espacio, debido a la presencia del intendente y exfuncionario de Vialidad, Javier Iguacel, y del senador Joaquín De la Torre.

La contienda está en pleno desarrollo y no es ajena para Rodríguez Larreta ni para Macri, porque saben que una interna mal administrada en el mayor distrito electoral puede ser dramática para los planes presidenciales que puedan tener ambos.

Por ahora la coyuntura bonaerense seguirá con ese tablero de juego. No se bajará ninguno de los precandidatos en pugna y cada uno hará lo suyo hasta que se defina si el oficialismo intentará suspender las PASO a nivel nacional.

En el Congreso algunos integrantes de JxC consideran que falta poco tiempo para que algun diputado de las provincias norteñas gobernadas por el peronismo presente un proyecto para hacerlo. Si sucede, no significa que el oficialismo cuente con los votos para aprobar una reforma al sistema electoral y tampoco que esté dispuesto a pagar los costos políticos de anunciar un cambio a seis meses de que asome el calendario electoral del año próximo, con las primeras elecciones provinciales. Salta, por ejemplo, elige gobernador a mediados de abril y ya suspendió sus primarias por iniciativa de Gustavo Sáenz, aliado del massismo.

Para curarse en salud, dentro de Juntos por el Cambio ya comenzaron a pensar en una interna entre los afiliados de los partidos y con participación de extrapartidarios, pero sólo aparece como un Plan B que pondría a prueba la capacidad de cada fuerza política para poner en juego su estructura. En esa pulseada, el radicalismo cuenta con el aparato más amplio y federal con un alto handicap en comicios internos, incluso en medio de la pandemia, como sucedió en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires. Esas disparidades sólo son equilibradas por las PASO y si son suspendidas, los desequilibrios quedarán al desnudo como nunca para la principal coalición opositora.

En algunos rincones de JxC sostienen que el tema es ineludible para el magnate y para quien fuera su jefe de Gabinete durante los ocho años que gobernó la Ciudad. El distrito originario del PRO es de máxima atención para ambos y, por esa razón, Rodríguez Larreta aceptó el regreso de un apellido Macri a la capital luego de diciembre de 2015, cuando el heredero más famoso de Franco juró como presidente.

Los Macri creen que tienen otra oportunidad para conducir la capital y por eso el primo Jorge ocupa el Ministerio de Gobierno desde principios de este año. Fue el último cambio de domicilio político del otro lado de la General Paz y la resignación total del exvicejefe Diego Santilli de todos los resortes de poder que tuvo en la Ciudad. Hasta entonces la cartera política estuvo en manos de Bruno Screnci Silva y su reemplazo por el intendente de Vicente López implicó la utilización de los fierros electorales de esa repartición en toda la capilaridad porteña.

En eso anda Jorge desde que juró el cargo y ahora llegó el momento de hacer germinar su aspiración con el respaldo de su primo expresidente. «Estoy cada vez más convencido de que puede ser el que le dé una continuidad con cambio a la Ciudad. Lo veo muy bien a Jorge», elogió el magnate una entrevista transmitida por el canal La Nación +.

Las palabras de Macri surcaron el cielo del radicalismo como una flecha con fuego.

El radicalismo porteño comenzó a ejercer la autonomía que detenta dentro del partido. Sus dirigentes, como el senador Martín Lousteau, le reclamaron señales de credibilidad a Rodríguez Larreta sobre el pacto de convivencia que firmaron ambos en la capital. Por eso se mostraron este sábado en el barrio de Almagro, cuando es el propio alcalde el que aceptó sumar a Macri a su gabinete con un claro cometido electoral.

El posicionamiento del primo Jorge como aspirante a gobernar una ciudad que sólo miraba desde la intendencia de Vicente López, refleja hasta dónde llega el peso de los Macri en las decisiones de poder dentro del PRO. Es uno de los aspectos más indigeribles para un sector del radicalismo y que comienza a transformarse en una espina para los planes de la UCR capitalina.

El gesto que Lousteau y Larreta compartieron en una histórica confitería almagrense busca contener la ansiedad mutua, pero también la desconfianza compartida. Los radicales saben que tienen una compleja negociación en la Ciudad porque hay otros jugadores en danza, como la ministra de Educación Soledad Acuña y la exgobernadora María Eugenia Vidal.

Los macristas no pierden de vista que el sector de Lousteau lanzó esta semana el primer guiño para aprobar el Presupuesto 2023 en Diputados. Fue a través de Emiliano Yacobitti, legislador del bloque Evolución Radical y vicerector de la UBA. Uno de los grandes jugadores con boina blanca de la Capital, pero también una de las autoridades universitarias que está negociandocon el Ejecutivo casi 122.000 millones de pesos para la casa de estudios donde el radicalismo mantienen su predominio.

El dato no pasa inadvertido en el PRO y mucho menos para Macri. Ven que cuando la necesidad aprieta funcionan unos «inquietantes» puentes de negociación de la UCR con el peronismo y, en este caso, con el ministro de Economía, Sergio Massa. Algunos creen que por ese canal también están hablando de suspender las PASO y por eso ambos socios opositores se prodigan renovada desconfianza, sin dejar de ratificar una convivencia que podría resentirse aún más si Macri decide jugar un segundo tiempo.