La explicación oficial sobre el traspaso que sacudió al mundo de la NBA no convence. El sueño de LeBron, la corporación detrás del equipo texano, la influencia de Nike. Lo no contado de una movida que tiene a los fanáticos de Dallas como los únicos perjudicados.

La justificación de Harrison se dio horas después del anuncio que sacudió al básquet mundial. El GM dio una conferencia de prensa para asumir «toda la responsabilidad» y estuvo acompañado solamente por el entrenador de Mavericks, Jason Kidd. Se lo notó muy nervioso y no es para menos, ya que sus respuestas debían contener la ira de los fanáticos de los Mavs. No lo logró.
En la conferencia, Harrison dejó en claro que el coach Kidd no sabía nada del traspaso de su máxima figura. El propio Doncic dijo también que él mismo no sabía nada. LeBron James, el nombre más fuerte de Los Angeles Lakers, también alegó desconocer todo y que se enteró mientras cenaba con su familia. Raro que nadie sepa nada. Muy raro.
Según la versión oficial, ni Doncic, ni Kidd, ni James, ni JJ Redick -entrenador de Lakers- sabían nada. Se debe entender, entonces, que los pesos pesados de la NBA son meros peones que simplemente van a dónde les dicen y tiran al aro. Raro.
La influencia de James en LA Lakers no es secreta. Jeanie Buss, dueña del equipo, ha sido incluso criticada por dar demasiadas libertades al King. Breve repaso: JJ Redick era compañero de podcast de LeBron y su primera experiencia como coach es en LA Lakers; Bronny James, cuestionado hijo de LeBron, es parte del equipo; Russell Westbrook llegó en su momento por presión de LeBron, de la misma forma que se vio frustrada la llegada de DeMar DeRozan. Sin embargo, ese mismo LeBron no supo nada del histórico arribo de Doncic. Muy raro.
En el plano deportivo, un traspaso de esta magnitud debió haber sido «más caro». Es decir, el cambio casi «mano a mano» de Doncic por Davis no tiene sustento. Por jugadores de mucha menor valía que el crack esloveno, otros equipos han cedido varios jugadores importantes, futuras selecciones de juveniles y otras yerbas. Acá, fue un mero cambio de figuritas entre una mega estrella y una no-tan estrella. Raro.
Cuando las explicaciones oficiales son tan raras y sin sustento, surgen las teorías alternativas. Algunas más descabelladas que otras, pero todas intentan darle sentido a algo que resulta, en principio, inexplicable.
Una explicación parcial es la influencia de Nike. El año pasado, se anunció la extensión por 12 años del acuerdo de exclusividad entre la marca de indumentaria deportiva y la NBA. Nico Harrison, citado GM de Mavericks, fue durante casi dos décadas agente de Nike y llegó a ser Vicepresidente Ejecutivo para Estados Unidos, antes de llegar a la conducción de los Mavs. Para Nike, tener a Doncic en la franquicia más importante del mundo -como lo es LA Lakers- sería muchísimo más redituable, en términos de venta de productos.
Como explicación absoluta, una jugada de llanero solitario de Harrison en complicidad con Nike suena también a poco, pero bien podría ser un complemento de algo más grande; una especie de premio para el hombre que dio la cara y se hizo cargo de toda la movida. ¿Pero, llegado el caso, cuáles serían las razones de mayor importancia?
La teoría que ata muchos cabos es la de Las Vegas Mavericks. La idea de trasladar la franquicia de Dallas a «la ciudad del pecado». No sería la primera vez que algo así ocurre en la NBA, pero tampoco sería nada fácil hacerlo con una franquicia con tanto arraigo como lo es Mavericks con Dallas, donde el fanatismo es inmenso.
Mark Cuban, histórico y carismático dueño de Dallas Mavericks, vendió el año pasado una buena porción de la torta a Miriam Adelson, la cara visible de la corporación Las Vegas Sands, que tiene fuerte presencia en esa ciudad, donde cuentan con casinos, restaurantes, hoteles, resorts y, desde hace unos años, un importante equipo de fútbol americano (NFL).
A mediados de la década pasada, el grupo compró parte de la histórica franquicia de fútbol americano Oakland Raiders y, para 2019, sacudió al mundo de la NFL al convertirla en Las Vegas Raiders y mudarla a esa ciudad. Va tomando color.
¿Pero qué tiene que ver Luka en esto? La teoría sugiere que sacar a Doncic del equipo es un golpe moral para los fanáticos texanos, que cambiarían los sueños de gloria y campeonatos por decepción y rabia. Desanimar a los hinchas para que, al cabo de un tiempo, la mudanza no tenga grandes consecuencias. Una suerte de vaciamiento de espíritu de la franquicia. Por lo pronto, los fanáticos de los Mavs se han mostrado completamente desilusionados y furiosos con la salida del Golden Boy esloveno. Luka, por su parte, tal cual él mismo dijo en las últimas horas, está «feliz de llegar al mejor equipo del mundo«.
¿Pero por qué Los Angeles? Hace dos años, en una entrevista, le preguntaron al veterano LeBron James qué piensa hacer una vez retirado de la actividad. «Quiero ser el dueño de un equipo de NBA (…) Quiero un equipo en Las Vegas«, respondió contundente el Rey.
Como complemento, las autoridades de la NBA, con Adam Silver a la cabeza, muestran hace tiempo preocupación por los números de espectadores, que están en caída libre. El inevitable retiro en el corto o mediano plazo de LeBron agudizaría esos problemas porque también significaría una baja en el precio de LA Lakers.
Así las cosas, tener a Doncic en LA Lakers y, en paralelo, contar con una franquicia en la encandilante Las Vegas podrían significar buenos golpes de efecto para que la NBA pueda revertir la situación.
Por ahora, es solo una teoría, pero tiene mucho más sentido que la versión oficial. Luka tiene 25 años y parece ser el hombre ideal para tomar la antorcha del equipo angelino y ser el jugador franquicia durante largo tiempo. LeBron, por su parte, cumpliría su sueño post retiro. Win-win para las mega estrellas.
La NBA lograría necesarios golpes de efecto; Las Vegas Sands sumaría otro activo importantísimo para su conglomerado; Los Angeles Lakers se aseguraron un jugador clave para suplir el retiro de LeBron; Nike tendría las ventas de camisetas y zapatillas más que aseguradas, y Nico Harrison podría tener un premio por hacer el trabajo sucio.
Todos ganan; excepto, los fanáticos de la NBA y, sobre todo, los texanos de Dallas Mavericks, que verían cómo su amado equipo se convierte en un desierto; más específicamente, en el desierto de Las Vegas Mavericks.
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