Según la Cuenta de Generación de Ingresos e insumo de mano de obra (CGII-INDEC), la participación de los trabajadores asalariados en la agregación de valor de la economía en el segundo trimestre de este año alcanzó el 42,5% del total cuando un año antes las remuneraciones representaban un 46,4%.

Según la Cuenta de Generación de Ingresos e insumo de mano de obra (CGII-INDEC), la participación de los trabajadores asalariados en la agregación de valor de la economía en el segundo trimestre de este año alcanzó el 42,5% del total cuando un año antes las remuneraciones representaban un 46,4%. Se trata de 3,9 puntos porcentuales que equivalen a un retroceso del 8% en la participación de la clase trabajadora. Con relación al trimestre anterior, el primero de este año, la participación cayó 5,7 puntos desde el 48,2%. En el mismo período del 2018 la participación había sido del 51,3%.
Si se tomara como referencia el segundo trimestre de 2017, entonces el retroceso es aún más pronunciado toda vez que, para aquella fecha, las remuneraciones representaban el 48,1% del valor agregado, 5,8 puntos por encima de los valores actuales.
Del otro lado, el «excedente de explotación bruto», relativo a las ganancias de los empresarios, se elevó desde el 44,6% del segundo trimestre de 2018 hasta el 47,4% en 2019. Se trata de 3,1 puntos porcentuales equivalentes a un crecimiento del 6,2%. En 2017 ese porcentaje era de 43,6%.
En el medio, el “ingreso mixto”, que expresa el valor generado por los trabajadores autónomos, pasó de representar el 10,8% del valor agregado total al 11,5%. El fenómeno, bien leído, indica un persistente proceso de precarización del trabajo a partir del crecimiento de monotributistas y autónomos en detrimento del trabajo registrado.
Las cifras, con todo, no expresan el impacto de la devaluación de la moneda nacional (y la inflación resultante) posteriores a las PASO cuando el valor del dólar pasó de $45 a $60. La suba de precios acumulada en el tercer trimestre, de hecho, fue de un 12,3% afectando el poder adquisitivo del salario y reduciendo aún más la participación en el ingreso de la clase trabajadora.
A la hora de desglosar por sectores surge que la distribución más desigual del ingreso es en el sector agropecuario donde las patronales se llevan un 85,1% del valor agregado mientras las remuneraciones al trabajo asalariado explican apenas un 9,3%. Hace un año esa relación era de 80,3% a 12,9%.
Por el lado de la industria manufacturera, que acumula 16 meses consecutivos de retrocesos, la relación en el último trimestre estudiado fue de 39,1% para los asalariados y 38,7 para las empresas cuando un año atrás la relación era de 40,2% contra un 42%. En este caso lo que se ha incrementado especialmente es el ingreso mixto que pasó de un 17% a un 21,6%.
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