El cantante y compositor sigue extendiendo su espíritu nómade tocando por el interior de la provincia de Buenos Aires y el sur del país. Canciones que huelen a tierra y resisten con belleza.


-¿Cómo está tu actualidad musical?
-Habitando Capital Federal y consolidando un paso por una ciudad que es gigantesca. El año pasado fue de mucho laburo, sacamos un disco que habíamos grabado en cuarteto. Estoy en la difusión de mis materiales discográficos, terminando de componer un disco y espero que este año pueda grabarlo. Seguramente sí porque no se puede contener demasiado (risas).
-¿Te resulta difícil componer?
-Me resulta difícil elegir lo que va a ser compartido y grabado. El acto de componer, ha sido formado y acompañado por gente que ha puesto su oído y crítica de forma muy amorosa. Ya es una necesidad expresiva, que le da sentido a la vida. Es el qué hacer de uno, visto desde la óptica andina de qué es lo que hacemos en este mundo. Es un ámbito muy interno. Luego, la realidad de componer un trabajo y de elegir al respecto de ese material qué sirve, cómo grabarlo y con quiénes, es otra parte. A veces compongo y no las escribo, ni grabo y desaparecen. Se esfuman, se van. Estoy todo el tiempo en la práctica de componer, en ese compromiso de hacerlo y lo hago con mucha alegría todos los días, me hace muy bien, no me cuesta.
-Tus canciones hablan mucho de tu territorio, ¿es así?
-Ha sido una búsqueda. Poco a poco empecé a adoptar una especie de sitio en el lugar de donde hablar. Retomé algo que está presente en todo nuestro cancionero folclórico. Hablar de la tierra de uno, de lo identitario, de lo paisajístico, de la costumbre. Es algo viejo y constitutivo de nuestro folklore. Soy compositor y me voy a situar en el folklore que es el lugar en el que me formé y desde el que veo al mundo. Me parece valioso conservar esa mirada. Y después por otro lado estar dispuesto y sensible a lo que nos atraviesa en el tiempo que nos toca vivir. Hablar de un lugar situado, genuino, de lo que realmente conoce en profundidad que es el espacio/territorio en que uno habita y a su vez el hecho de estar presente y consciente de cuál es el formato de comunicación del mundo hace que se traslade que para quienes no conocemos un lugar, nos sentimos transportados. Si hablo de mi puente, de Puente Lavalle y hablo desde el lugar genuino que ese puente representa para mí, siento que eso es universal. Cualquier otra persona en otro puente del mundo puede sentir identificación con eso. A su vez, está el paisaje de las palabras y de la música que hace que sea un puente situado en un lugar y que genera una imagen ahí, pero la sensación en realidad, la emoción que eso produce va más allá del nombre del puente o de dónde está ese puente y esa es mi búsqueda compositiva. Hablar del lugar y la exploración musical son el motivo en el que ando dando vuelta y siento que hay un camino, una tarea que desandar, que hay muchas cosas para decir y en eso estoy ahora.
-¿Cómo preparaste los conciertos de esta gira?
-Venía tocando con banda, salir a tocar solo no es nuevo, es la primera forma que aprendí a hacer música, pero todo el año pasado venía laburando de otra forma y ahora me encontré en el escenario solo y con una guitarra nueva también. Hay un plan de concierto pero que no está totalmente cerrado, se va modificando conforme a lo que pasa en el lugar en el que estamos. No me pasa hace mucho que me encuentro con gente que conoce mis canciones o escuchar a alguien que está cantando las letras y que se las saben completas. Hoy y espero que siempre me generan una sensación extraña muy linda y de sorpresa. Yo nací muy lejos de aquí y cuando uno cae en cuenta de eso y que está en un lugar tan lejano y que sus canciones se saben le da sentido a todo. Es un poco andar la ruta, hacer la gira, proponer una dinámica de canciones y confío en que cuando termine el proceso de girar tenga para grabar un repertorio y generar un proyecto en vivo grabado. Ese es mi deseo principal. Por eso lo dejo abierto y voy tratando de que se construya en el camino.
-¿Quiénes te acompañan?
-Venimos girando con el Agus Galván y Lucas Salvi que son dos hermanos, amigos y colegas músicos. Ahora poniendo energía en la producción. Ellos tienen un proyecto cultural que se llama Cetacio Producciones. Nacen en Las Grutas y San Antonio Oeste que es el lugar donde vamos a encontrarnos con la familia de ese equipo que vienen pensando y trabajando lo que llamaríamos la federalización de la música que no es más que el trabajo que hemos hecho toda la vida los músicos de andar, conocer lugares y otras personas. Desde una óptica lo comprenden como constructor de identidad como algo importante en términos culturales. Estoy feliz de trabajar con ellos. Nos divertimos y la pasamos muy bien.
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