El acto de incorporación se realizó este lunes y fue presidido por el presidente de la institución, Dr. Mario J. Solari. La presentación estuvo a cargo del Dr. Hugo F. Bauzá. Lojo dio una conferencia sobre el tema “La ciencia de las letras para un país imaginado”.

“En el campo de la investigación –dijo- ha llevado a cabo importantes trabajos centrados preferentemente en la literatura argentina del siglo XIX. En particular los referidos a las obras de Eduarda y Lucio Mansilla. En lo que compone al siglo XX, su labor se concentró principalmente en el estudio de la obra de Ernesto Sabato”.
Y agregó: “Sobre esta cuestión pongo énfasis en que formó parte del equipo internacional para la edición crítica de Sobre héroes y tumbas, en la Colección Archivos de la UNESCO, en ese momento centrada en la Universidad de Poitiers”.
Más adelante añadió: “Lo que compete a producción científica es autora de ocho libros. De ellos menciono La barbarie en la narrativa argentina siglo XIX, Leopoldo Marechal y el canon del siglo XXI y entre otros El símbolo poéticas, teorías, metatextos. Este último editado en México, en la Universidad Nacional Autónoma”.
En el campo de la ficción Bauzá destacó entre la vasta producción de Lojo las novelas La pasión de los nómades, Las libres del Sur, Todos éramos hijos y el libro sobre santos populares argentinos Cuerpos resplandecientes.
Trazó también la trayectoria académica de Lojo, su carrera en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) donde ingresó en 1978 y cumplió todos los pasos hasta llegar a ser investigadora principal, cargo del que se jubiló en 2018 y enumeró las múltiples distinciones obtenidas por su trabajo. Entre ellas figuran: “el (Premio) Esteban Echeverría en el 2004, el Kónex en Letras, a la vez que ha sido designada personalidad destacada de la cultura del 2023, distinción otorgada por el gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires”.
Cabe destacar que Lojo, de padre gallego y madre castellana, fue incorporada en 2022 a la Academia Gallega de Lengua.
La solemnidad del ámbito académico no impidió que Lojo desplegara su calidez de siempre con alusiones a su infancia como la su mención a la enciclopedia Lo sé todo que, modesto antecedente de lo que es una academia de ciencias.
“Mis padres –contó respecto de su historia personal- eran ambos españoles. Llegaron a la Argentina en tiempos de la atroz posguerra civil, Padre Gallego, madre Madrileña.”
“Había libros españoles y europeos sí en mi casa, entre ellos los tengo todavía, hermosas ediciones ilustradas del Quijote y de las novelas ejemplares, había dos tomos de Oscar Wilde en papel Biblia con dibujos de Ramón Gómez de la Serna, que son una verdadera rareza hoy día y también poemarios de Tagore, el gran poeta de la India, traducido por Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí”.
Y agregó: “Eran todos restos de una librería madrileña que mi madre no pudo mantener. Pero un buen día iba a llegar a casa este objeto que ven ahí. Para mí fue un objeto mágico, mezcla de juguete y de biblioteca que cambiaría mi vida. Un mínimo estante de madera colmado de libritos de tapa roja. La colección miniatura Jackson de clásicos argentino”.
Pero hubo un texto singular que, en cierta medida, fue el responsable de la orientación que Lojo le daría a su vida. Con “Los siete platos de arroz con leche”, con esta crónica de Lucio Víctor Mansilla, ingresé a la literatura argentina desde este singular entrevero de ficción y de crónica que logra en un género que recrea y renueva absolutamente las cocherías, las charlas, las conversaciones. En efecto, con ese tono conversado, Mancilla me estaba contando al oído la historia nacional como un recuerdo propio y un secreto de familia”.
Por su discurso circularon, además, nombres como el de Sarmiento, Ricardo Rojas, José Hernández, Juana Manso, Juana Manuela Gorriti y Eduarda Mansilla, entre otros.
A través de su discurso, Lojo entretejió mucho de la historia de la literatura argentina y las distintas maneras de abordar su estudio con su propia vida, como los viajes realizados por los caminos de Mansilla.
Cerca del final de la alocución, Lojo expresó: “Antes, como ahora, hay en esas tierras un país ignoto, sumergido, incluso para los residentes cotidianos en ese mismo suelo, pero no para quienes transitamos el mapa imaginado. Para los que viajamos con ese mapa, la superficie de todo lo visible se vuelve densa y profunda como un palimpsesto, porque los libros nos han enseñado a mirarla de otra manera”.
La ciencia de las letras en un país imaginado fue una magnífica pieza literaria de Lojo que interpeló a los asistentes sobre todo desde su amor por la literatura y por la lengua. Alejado por completo de la rigidez que suelen tener los discursos académicos, fue una disertación que transmitió su pasión por las letras a las que dedicó su vida desde la investigación y la ficción.
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