Leonardo Sbaraglia y Griselda Siciliani ofrecen grandes actuaciones en un retrato predominantemente humorístico. La serie de Prime Video diluye las complejidades políticas en favor de la caricatura y la risa fácil.

Lejos de ser un repaso lineal, el relato se apoya en una cuidada construcción estética y narrativa que interpela tanto a la memoria como a la sensibilidad del espectador. Con una puesta en escena eficaz y una ambientación milimétrica, la serie logra revivir la atmósfera de una época marcada por el contraste entre la euforia neoliberal y el colapso social.
Leonardo Sbaraglia, como Carlos Menem, ofrece una interpretación meticulosa: encarna a un líder carismático, seductor, escurridizo y, sobre todo, pragmático. A su lado, Griselda Siciliani compone una intensa Zulema Yoma, que transita el escándalo, el divorcio y el dolor más profundo con notable solidez actoral.
La serie introduce, además, un interesante recurso narrativo: el personaje ficticio de Olegario Salas (Juan Minujín), fotógrafo presidencial que actúa como testigo y narrador de los hechos. Su mirada humaniza -y por momentos ridiculiza- al poder, mientras acompaña el ascenso del caudillo riojano desde una perspectiva personal, casi íntima.
A lo largo de sus seis episodios, Menem avanza con ritmo sostenido por los hechos que marcaron la década: el alzamiento carapintada de Mohamed Alí Seineldín, la instauración del plan de convertibilidad con Domingo Cavallo (interpretado por Campi), el escándalo del Yomagate, las privatizaciones, los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel, y el Pacto de Olivos con Raúl Alfonsín (Fernán Mirás).
La serie no escatima en mostrar el costado más oscuro del menemismo. Con una dosis de humor ácido, revela el entramado de intereses políticos, empresariales, esotéricos y diplomáticos que rodeaban al poder. Dos personajes ficticios, Ayala (Marco Antonio Caponi) y Silverman (Guillermo Arengo), simbolizan en el tramo final al entorno más turbio del ex presidente y aportan un aire casi mafioso al relato.
La dirección de arte, a cargo de Natalia Mendiburu, junto con la música de Sergei Grosny, logra una reconstrucción detallada de la estética noventosa, tan recargada como inolvidable. La producción juega con lo kitsch sin caer en la caricatura y se permite escenas de humor negro que recuerdan que, como decía una película de Woody Allen, “la comedia es tragedia más tiempo”.
Lo más valioso de la serie es su capacidad para generar contradicciones: se puede admirar su factura técnica y reír con sus absurdos, pero también sentir bronca y angustia al recordar las consecuencias de un modelo que aún resuena. Es, en definitiva, una propuesta audaz que invita a debatir los ’90 con la distancia crítica que solo el arte —y el tiempo— pueden ofrecer.
Director: Ariel Winograd. Creador: Mariano Varela. Guionistas: Mariana Levy, Federico Levin, Luciana Porchietto, Silvina Olschansky, Guillermo Salmerón. Elenco: Leonardo Sbaraglia, Juan Minujín, Griselda Siciliani, Mónica Antonópulos, Fernán Mirás, Campi, entre otros. Disponible en Prime Video.
El gobierno intentará apurar las reformas estructurales que solicitan el FMI y los mercados.
Exceso de funciones, sobrecarga laboral, bajos salarios, falta de reconocimiento y la creciente violencia escolar…
La película de Guadalupe Yepes indaga en el vínculo emocional de dos personajes atrapados en…
Gustavo Moscona la memoria en performance en una obra que desafía convenciones. El dispositivo que…
Tenemos que seguir explicando, claro y fuerte, que ninguna persona es ilegal, que migrar no…
Es uno de los periodistas y economistas más reconocidos del país. Su estilo elude la…
Stroscio acompañó al "Tata" Cedrón por 25 años y ahora vuelve, cada tanto, para tocar…
En los cuentos de La perrera, el argentino Gustavo Barco ofrece una voz narradora novedosa…
Las propuestas más atractivas de música, cine, teatro, streaming y diversas actividades culturales.
Jugará contra Austria, Argelia y Jordania. Los partidos serán en Kansas City y Dallas, con…