El grupo renueva su audacia con una nueva formación y el flamante disco "La fuerza". La cantante y compositora echa luz sobre los cambios y esta nueva etapa del proyecto.

“Estoy aterrorizada ahora porque Patricia Bullrich está usando ‘la fuerza’ para toda su candidatura: esta es otra fuerza”, ríe aclarando, aunque no hacía falta. “La intención es poder seguir generando en los espacios de concierto y de la música esta trinchera que reúne a muchísima gente que de alguna u otra manera, con las diferencias de cada vivencia y de cada forma de expresión, sentimos que mira las cosas desde un lugar parecido. Alrededor de la música nuestra se arma ese fogoncito donde podés venir a un concierto y mirar a otras personas que están ahí con vos y sentir que estás en un espacio que te abraza. Creo que la ternura, como dice la Susy Shock, y el abrazo son importantísimos para esta vida. Así que yo creo que nuestra banda ha generado y sigue tratando de generar y hacer crecer ese abrazo a mucha gente que se acerca a esta trinchera con ojos parecidos.”
La belleza de esa síntesis coincide con la de La fuerza, aunque hay que decir que el disco entiende la ternura desde otro lugar, uno mucho más aguerrido. “Sí, te la acepto”, dice sobre la impresión que genera el disco. «Y también llama al movimiento, que te hace bailar, que tiene ternura también. Es el disco que necesitábamos hacer después de la quietud exasperante de la pandemia. Había mucha música guardada y mucha necesidad de hacer algo que tuviera vitalidad, que propusiera esta cosa más aguerrida y más del salir a mover la energía. Y por otra parte, hubo un cambio de formación en Duratierra que marcó el paso de esta nueva manera de sonar. Ahora somos siete personas tocando, se mueve otra masa sonora y se compone diferente.”
Vita no tiene las formas del ganar y perder -al que tiende excesivamente el pensamiento occidental- para pensar sobre las incorporaciones a la banda, sino más bien al del análisis de lo que trae y se lleva cada ciclo. “Primero trajo tres personas bellísimas, increíbles, con las que es un placer tener un proyecto, y eso no es cosa menor. Es gente que se está sumando a empujar esta banda con una dedicación y un talento y una forma de estar en esta grupalidad que es emocionante. Y eso es precioso, porque es de lo más difícil de construir. Es encontrarte con gente con la que decís: ‘sí, con esta gente quiero tocar, me quiero ir de gira, quiero subirme a un colectivo, quiero hacer discos’. Ese entusiasmo que estamos generando es en sí mismo una materia que transforma la música. Por otra parte, hay una sumatoria de timbres nuevos. Además de la batería de Nico (Arroyo, batería, percusión y voces) que siempre hizo, de una delicadeza tímbrica gigante, ahora se suma Martín (Beckerman, percusión y voces), que es otro animal increíble y alucinante que propone otra variedad rítmica muy muy potente. Y la Negra (Silvia) Aramayo, que es una bestia de la música: lo que toca, lo que canta, todo lo que hace es pura belleza. Y contar con sus voces, que aportan sus colores y sus formas de decir. Y después está Valen Bonetto, que es un diamante absoluto: una persona alucinante y contar con él es realmente un sueño.”
De ensueño parece todo lo que cuenta Vita, antes por cómo lo cuenta que por lo que dice. Pero se sabe que, incluso cuando los jardines de rosas son probables, la vida es movimiento y hasta esos lugares imaginariamente paradisíacos hay que dejarlos. “Tuvimos que remover un poco la tierra, estaba un poco seca”, dice, y uno imagina una sonrisa mientras lo dice. O cuando se le piden algunas precisiones. “El año que viene cumplimos 20 años. Y entramos en un momento de crisis, acompañada por una terapia grupal que hicimos para cuidarnos y para entender qué estábamos necesitando. Tenemos una dinámica muy de familia que nos atraviesa la vida, y la vida va sucediendo y nos van pasando cosas a cada una de las personas que formamos parte. Y eso nos hace cambiar, movernos de lugar y bueno, acompañar amorosamente todos esos cambios y deseos de cada persona que forma parte de una grupalidad, lleva mucho trabajo y amor y respeto y escucha. Así que cual hermanos necesitábamos nuestro espacio para poder ir sanando algunas cuestiones que la música necesitaba que sanemos. Eso es algo muy lindo. Nosotros como familia lo necesitábamos hacer porque tenemos una tarea que es la música, que nos convoca a ser cada vez mejores personas y funcionar cada vez mejor como grupo. Así que en función de esa música es que nos metimos en ese trabajo y en ese remover, que como la tierra, cuando la dejás que se oxigene y la regás y vas cuidando, entonces empieza a dar sus frutos y dar lo mejor que tiene para dar.” «
Duratierra presenta La fuerza. Sábado 5 de agosto a las 20:30 en La Trastienda, Balcarce 460.
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