Columna de opinión.
Argentina tiene una historia de Pactos que, entre otras cosas, desembocaron en nuestra Constitución Nacional.
En el Preámbulo se sostiene que la Constitución se consagra en cumplimiento de “Pactos preexistentes” y es la propia Constitución el pacto de convivencia por encima de todo y de todos.
Nuestra Constitución Nacional y sus modificaciones requieren de un gran acuerdo político que se da en el Congreso (2/3 del total de los miembros de cada Cámara para votar la necesidad de la reforma) y después es el Pueblo, que, retomando el poder constituyente, elige a los representantes que la van a modificar.
¿Necesita nuestro país un Pacto político? Seguramente, pero para ello debería convocarse a un diálogo con todas las fuerzas políticas, discutir que temas incluir y proponer políticas públicas en aquellos temas en los que se haya logrado consenso necesario. Nada de esto ocurrió con el “Pacto de Mayo” firmado en Julio.
Nos separan de la convocatoria de Milei cuestiones de fondo y de forma, que no son menos importantes.
¿Se puede pactar con quien no respeta la Constitución Nacional? Evidentemente no
El Gobierno de Milei planteó como primer punto de su contrato de adhesión, el respeto por la propiedad privada. Lo extraño de la propuesta es que nunca y sobre todo en los últimos 40 años, la propiedad privada fue cuestionada como derecho constitucional, nunca estuvo en peligro. Sin embargo, Milei pone en peligro otros derechos constitucionales como el de la libertad de expresión (denunciando, denostando y persiguiendo judicialmente a periodistas), el de la libertad ambulatoria, el de reclamar a las autoridades.
Milei insulta a Diputados y Senadores, llamándolos ratas, atacando a uno de los Poderes del Estado. Dice que la Justicia Social es una aberración, violentando lo establecido en el artículo 14 Bis, que consagra los derechos de los trabajadores, sus organizaciones y la seguridad social.
Así podríamos seguir con todas violaciones a la Norma Fundamental, al pacto de convivencia por excelencia que es nuestra Constitución. Desde el desconocimiento del Preámbulo (consolidar la paz interior, promover el bienestar general) hasta las cláusulas transitorias, como el del reclamo de la soberanía sobre Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
A partir de 1983, Argentina tuvo un pacto fundante, un pacto democrático que le dio solidez y estabilidad al sistema, el NUNCA MÁS.
Después de 55 años de golpes de Estado, dictaduras, gobiernos fraudulentos y proscripciones, período en el cual un sólo gobierno entre 1928 y 1983 terminó su mandato, hoy celebramos 40 años de Democracia con un presidente que desconoce el Nunca Más como pacto político, pero que además, niega lo que la Justicia condenó, incluyendo la Corte Suprema de Justicia, el terrorismo de Estado.
El Terrorismo de Estado no es un invento de los “zurdos”, la Justicia condenó los crímenes de la dictadura como crímenes de Lesa Humanidad, de acuerdo a los tratados internacionales de Derechos Humanos, que tienen jerarquía constitucional de acuerdo al artículo 75 inciso 22.
Por todo ello resulta muy difícil pactar con quien no cumple ni la Constitución ni las leyes. Con quien no remite los fondos a las provincias para cumplir con la Ley de financiamiento educativo o congela los fondos universitarios y sólo libera los gastos más elementales después que 1 millón de personas sale a la calle.
Imaginemos por un instante, que el presidente Milei respetara la Constitución y las leyes vigentes y entonces sí, convocara a un Pacto político, el mismo no podrá ser de adhesión sino de discusión de políticas públicas entre todos los Partidos políticos y sectores sociales, como ya se ha hecho en nuestro país cuando realmente se quiso consensuar para el bien común.
El pacto propuesto por Milei era la adhesión sin discusión a políticas difusas, sin precisiones y vacío de contenido sustancial.
El Gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, referente de Forja, no concurrió. Señaló que “No voy a firmar lo que no está consensuado, no está acordado o discutido mínimamente…Son títulos realmente vacíos”
Para pactar con Milei, primero sería necesario que demuestre su respeto a la Constitución, la República, la democracia y las leyes vigentes.
Recién a partir de allí, se pueden sentar las bases para discutir y acordar y sólo avanzar en aquellos temas en los que se logre consenso.
Mientras tanto, la representación política nacional y federal se da en ambas Cámaras del Congreso. Corresponde a los representantes elegidos por el pueblo respetar a sus mandantes y trabajar, al igual que gobernadores e intendentes, por mejorar la vida de los compatriotas.
Las construcciones son colectivas y democráticas, porque lo único que se construye desde arriba es el pozo.
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