Pánico en Texas por el estallido de un quinto paquete explosivo

Un paquete bomba, al parecer vinculado a otras cuatro recientes explosiones en la ciudad texana de Austin que causaron dos muertes, estalló este martes en un centro de distribución de la empresa FedEx cerca de San Antonio e hirió a un trabajador, informaron las autoridades, mientras el FBI y la policía buscan al atacante que tiene en vilo al estado del sur de Estados Unidos.

Desde Washington, el presidente Donald Trump dijo que la ola de explosiones era obra de un «sujeto muy enfermo, o quizás de varios» y agregó que la situación en Texas era «terrible», un día después de que la policía dijera que sospechaba que un «atacante serial» estaba detrás de los estallidos, que dejaron dos muertos y cinco heridos.

Con la paranoia extendiéndose rápidamente por Texas, la policía del estado dijo este martes que en las últimas dos semanas recibió más de 1.200 llamadas de personas temerosas de que paquetes sospechosos recibidos en sus casas pudieran contener explosivos.

Horas después del estallido de este martes, las autoridades del estado enviaron un equipo policial de expertos en materiales peligrosos a una instalación de la compañía aérea y de logística Fedex cerca de Austin para examinar un paquete sospechoso, aunque no hubo información inmediata sobre si contenía o no explosivos.

La agente y vocera del FBI en San Antonio, Michelle Lee, dijo que la explosión ocurrió en una instalación de FedEx en la localidad de Schertz, ubicada al noreste de San Antonio y unos 100 kilómetros al suroeste de Austin. Una trabajadora sufrió heridas leves, informó la policía.

«Sería una tontería que no admitamos que sospechamos que esto está relacionado» con los estallidos de otras cuatro bombas ocurridos en Austin desde el 2 de marzo, dijo Lee, que habían provocado dos muertos y cuatro heridos.

La agente agregó que no tenía los detalles sobre el tamaño, el peso o las características físicas del paquete, que, según explicó, estalló cuando se encontraba sobre una cinta transportadora.

El paquete había sido enviado desde Austin y tenía como destino una casa de la misma ciudad, la capital de Texas, dijo el fiscal general del estado, Ken Paxton, a la cadena de noticias local KXAN.

La explosión en la instalación de FedEx llegó menos de dos días después de que otra bomba hiriera a dos hombres el domingo por la noche en un apacible barrio residencial de Austin. El explosivo estaba fijado a un cartel, y el estallido fue provocado por un cable casi invisible que las dos víctimas se llevaron inadvertidamente por delante, lo que indica un «mayor nivel de sofisticación» que las tres bombas que habían detonado hasta entonces, todas ellas dejadas en las puertas de viviendas, dijeron ayer autoridades.

Las autoridades aún no han identificado a los dos heridos del domingo, y sólo han dicho que eran blancos y tenían entre 20 y 30 años. Ambos seguían hoy internados con heridas de consideración.

El agregado de un cable que acciona el explosivo constituye una diferencia sustancial respecto a las tres bombas previas, que estaban dentro de paquetes que fueron dejados en puertas de viviendas y detonaron al ser movidos o abiertos.

Desde la Casa Blanca, Trump dijo que la persona que está detrás de los ataques era «un sujeto muy enfermo». Al recibir al príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, Trump dijo que la situación en Austin era «terrible».

«Este es obviamente un sujeto muy enfermo, o quizás varios. Estas son personas enfermas y llegaremos al fondo de esto. Seremos muy fuertes. Tenemos que encontrarlos inmediatamente», agregó.

La policía reiteró advertencias previas de no tocar paquetes no esperados y emitió una nueva de estar alerta ante cualquier objeto que sea visto en un lugar público sin un dueño claro, especialmente si de él salen cables.

La policía dijo al principio que los ataques parecían tener una motivación racial, porque las víctimas de los tres primeros estallidos fueron personas negras o hispanas. Pero la hipótesis ahora está en duda porque la bomba del domingo hirió a dos blancos de otra parte de la ciudad.

Dos integrantes de la Cámara de Representantes, la demócrata Sheila Jackson-Lee y el republicano Bob Goodlatte pidieron hoy al FBI información sobre los esfuerzos para encontrar al atacante.

«Hay un pánico absoluto en Austin, y necesitamos ser capaces de comprender los motivos de la advertencia dada a los ciudadanos de Austin», dijo Jackson-Lee, representante por un distrito de Texas.

En una señal del temor que han generado las explosiones, la policía de Austin dijo haber respondido a 1.257 llamadas desde el 12 de marzo, de personas preocupadas de que paquetes que habían recibido pudieran ocultar explosivos en su interior.

Cientos de agentes del FBI y de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas abreviadas en inglés) se han sumado a la investigación, y las autoridades han elevado a 115.000 dólares la recompensa por cualquier información que conduzca a un arresto que ayude a resolver el caso. 

Las primeras bombas de esta serie mataron a un trabajador de la construcción de 39 años y a un estudiante de 17 años, ambos negros y que eran amigos, e hirió gravemente a una mujer hispana de 75 años que al parecer había recibido el paquete postal por error, según medios locales.