Fue creado por la Fundación de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC). La alegría por lo logrado y el compromiso para multiplicar su alcance.

Fue en un acto en la sede que la DAC posee en el barrio porteño de Villa Crespo, en el que estuvieron presentes realizadores como Alberto Lecchi, Juan Carlos Desanzo, Gabriel Nessi y Diego Lerman, las actrices Mónica Villa, Eugenia Alonso y Gabriela Izcovich y docentes y alumnos de las escuelas visitadas, ansiosos por contar su experiencia.
El cumpleaños del programa El Cine Argentino va a la Escuela llegó con un balance más que positivo. “En diez años llegamos a 600 escuelas secundarias públicas y 75 mil espectadores de 22 de las 24 provincias de la Argentina, con 100 invitados entre actores, directores, guionistas, y técnicos”, resumió Ricardo Piterbarg, productor y coordinador del programa “El cine argentino va a la escuela”, luego de un clip en el cual un alumno aseguraba: “El cine me vino a buscar a mí a mi escuela” y el fallecido actor Claudio Rissi confesaba: “Acá estoy en Tierra del Fuego, compartiendo una película con alumnos de una escuela. Esto hubiese sido imposible sin este programa”.
A su turno el cineasta e integrante de la comisión directiva de la DAC, Victor Dinenzon recordó que cada vez que el equipo organizador llegaba a una escuela a proyectar una película argentina siempre había muchos de los alumnos que jamás habían ido al cine, y otros que nunca habían visto cine nacional. “Vamos a seguir recorriendo escuelas para que los chicos puedan descubrir que este cine nos pertenece y nos identifica y es el que nos va a permitir atravesar los tiempos actuales”, aseguró a modo de balance quien fuera director de “Las boludas” y “Historia de cronopios y de famas”, entre otros títulos.
Los organizadores se ocuparon de destacar que el programa no consiste solo en la proyección de una película en un televisor o un monitor de computadora, sino que busca acondicionar un comedor, el salón de actos o un salón de usos múltiples en una verdadera sala de cine. Po eso el equipo viaja con una gran pantalla y plásticos negros para tapar las ventanas y así conseguir la mayor oscuridad posible. Durante las proyecciones, los celulares tienen que estar apagados, para que la experiencia se acerque lo más posible a la que se vive en una sala.
“También hay un muy buen sonido ya que la idea es crear nuevos espectadores y, también fomentar vocaciones por el cine”, apunta el director Gabriel Nesci, quien recorrió muchos kilómetros y llegó a diversas provincias acompañando a su película “Días de vinilo”.
A la hora de describir el proyecto Piterbarg lo relaciona con el término “misionar” y con la búsqueda de “contagiar el deseo”. “Hemos ido a ciudades chicas donde no había cines. Donde los chicos no tenían ni la posibilidad ni la costumbre de ver cine. Es una experiencia fundacional”, describió la actriz Eugenia Alonso, quien participó de las travesías para llevar películas a las escuelas y de los diálogos que se entablan después con los estudiantes para responder sus preguntas.
Cuando les tocó el turno a los docentes para transmitir sus impresiones, la profesora de Artes Plásticas Rosa Lacuri contó el paso del programa por las dos escuelas en las que da clases. una en José León Suárez, en el partido de San Martín, y otra con orientación en artes de San Isidro: “En Suárez recibimos ‘Ciencias Naturales’ y pudimos charlar con su protagonista, Paola Barrientos. Los chicos quedaron tan fascinados que, ni bien se fueron, preguntaron cuando iban a volver”, recuerda y se emociona sobre la llegada del cine a la escuela de artes: “Fue sublime porque llegó ‘Aniceto’, la película de Leonardo Favio y la bailarina que la protagonizaba (en referencia a Natalia Pelayo)”.
“El ciclo llegó a mi escuela 49 de Lomas de Zamora en 2019 y aunque estamos a 10 minutos de Puente de la Noria, la mayoría de los alumnos nunca habían ido al cine. Después se preguntaron cómo se hacía una película y quisieron participar de un concurso de cortos. Terminaron ganando y los premiaron con una sala de cine para la escuela”, contó la profesora de Literatura Gabriela Neso, quien encontró un detalle para graficar el impacto que el paso del programa generó en sus alumnos: “Recientemente votamos el nombre para la escuela, que solo tenía número, y se impuso por amplia mayoría el de Leonardo Favio”.
El cierre fue una segunda proyección de “Siembra de cine”, un documental que da cuenta de la llegada del equipo de difusión del cine de DAC a los Centros Educativos para la Producción Total (CEPT) de la provincia de Buenos Aires, donde los alumnos aprenden las tareas rurales, junto al resto de las materias, pero también disfrutan del cine argentino, que llega acompañado por figuras de la talla del escritor y guionista Eduardo Sacheri y la actriz Inés Efrón, que llegan a contar cómo hacen cine y a responder a las inquietudes de los alumnos.
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