El actor encarna al mítico Juan Salvo en "El Eternauta", la esperadísima adaptación de la novela gráfica de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López. La potencia del héroe colectivo en tiempos de sálvese quien pueda.
La historia de la novela gráfica El Eternauta (con guion de Héctor Oesterheld y dibujos de Francisco Solano López) lo tiene todo. El apocalipsis inesperado por una nieve enigmática, el miedo, la desesperación por entender qué estaba pasando, las pérdidas, la lucha por sobrevivir y la aparición del verdadero enemigo. Acá no hay apariciones mágicas de séptimos de caballería, superhéroes ultrapoderosos, ni megamillonarios con recursos bélicos inimaginables. Los protagonistas de El Eternauta son argentinos de a pie, con sus virtudes, traumas y defectos, que resisten lo inimaginable como pueden y de a poco comienzan a pensar más allá de sus intereses personales y hasta familiares, mientras empieza a aparecer el tan necesario y significativo héroe colectivo. Como si todo esto fuera poco, Oesterheld fue secuestrado en abril de 1977, desaparecido y asesinado por la última dictadura cívico-militar. Antes ya habían padecido la misma suerte sus cuatro hijas –Diana, Beatriz, Estela y Marina, dos de ellas embarazadas– y tres de sus yernos. Por todo eso y más, pocas historias pueden condensar la audacia y el drama argentino como la creación de Oesterheld.
Más allá de los chistes sobre la omnipresencia del actor y los memes en las redes que precedieron este inminente estreno –el mejor por lejos fue la imagen de Darín con el pelo y la ropa de Mafalda–, el protagonista de Argentina, 1985 (2022), Carancho (2010), El secreto de sus ojos (2009), El aura (2005) y Nueve reinas (2000), entre tantas otras, era el candidato ideal para interpretar a Juan Salvo. Por supuesto que por sus capacidades actorales, larguísima trayectoria y facilidad para generar empatía en el público. Pero también por su popularidad, proyección internacional y vocación para contar desde lo argentino –recordemos que rechazó más de una vez propuestas para actuar “de latino” en Hollywood–.
Los cuatro primeros capítulos de la serie El Eternauta a los que pudo acceder la prensa especializada despliegan una historia y una realización impactantes. Con grandes actuaciones, efectos especiales espectaculares, una trama que envuelve al espectador y no lo suelta, y hasta dosis exactas de humor. También con momentos épicos casi sublimes –atentos a la escena en la que suena “La misa criolla” con la voz de Mercedes Sosa–. Buena parte de estos aciertos y hallazgos corren por cuenta del director y guionista Bruno Stagnaro –Un gallo para Esculapio (2017), Okupas (2000), Pizza, birra, faso (1997), entre otras–, que logró imponer su visión y talento por sobre cierta tendencia a la pasteurización con la que Netflix salpicó la mayoría de las producciones que concretó en la Argentina.
Ricardo Darín atendió a Tiempo con su reconocido buen humor y, a sus 68 años, un entusiasmo y ansiedad renovados. “Ojalá esta serie marque un antes y un después”, desliza con sinceridad y sorprende. El actor suele eludir las sentencias rimbombantes sobre sus trabajos, pero esta vez parece apostar por mucho más que una serie.
–La novela gráfica El Eternauta es parte de la cultura popular argentina. ¿Cómo fue tu contacto inicial con la obra de Oesterheld y Solano López?
–Yo nací el mismo año que se publicó El Eternauta. Así que ese empujón inicial digamos que me lo perdí porque, debo reconocer, en los primeros meses de vida no era muy dado a la lectura (risas). Después sí, leí mucho y me encantaban lo que nosotros llamábamos historietas y después se denominó comics. Me gustaban mucho las revistas D’artagnan, El Tony, inclusive Patoruzú, Isidoro Cañones… ¡Hasta El otro yo del doctor Merengue, mirá la memoria que tengo! Por ese entonces no había conseguido El Eternauta, pero por supuesto sabía de qué se trataba y había tenido la oportunidad de ver algunas viñetas. Hace ya unos cuantos años se intentó hacer una película basada en El Eternauta y la gente de la producción tuvo la gentileza de regalarme la colección original. Me acuerdo que me la llevé a casa, me sumergí en la historia y a partir de ahí no me soltó más. Y desde que empezamos a imaginar la serie puedo decir que estoy sanamente obsesionado.
–Hacer de Juan Salvo en El Eternauta es un papel soñado para casi todo actor. Pero, a su vez, una adaptación que genera tantas expectativas también puede despertar grandes desilusiones. ¿En qué momento te convenciste de que el proyecto iba a estar a la altura de lo esperado?
–Todos los proyectos, obras de teatro, películas, series empiezan por ideas y fantasías. Su realización siempre conlleva una dosis de riesgo, de incertidumbre. Y mucho más en la industria audiovisual, que tienen tantas facetas de trabajo e involucra la participación de tanta gente. Uno empieza a hacerse una idea de cómo puede llegar a quedar analizando quién va a estar a cargo de esto, quién se hará a cargo de lo otro… Eso te da una idea general de cómo podría ser el resultado final. Pero no deja de ser una estimación. En este caso, más allá de lo que fue la propuesta por parte de la producción, lo que me terminó de confirmar de que se trataba de algo que no me podía perder fue cuando me encontré por primera vez con Bruno (Stagnaro). Cuando nos juntamos y empezamos a hablar del tema, a los dos minutos yo ya estaba arriba de la cinta transportadora y no había marcha atrás. Eso te pasa cuando te cruzás con alguien con quien surge una afinidad muy profunda. Aunque eso no quiere decir que pensemos en todo igual, claro.
–¿Esa afinidad tenía que ver con cierto enfoque general y el compromiso con el proyecto?
–Sí. Conocía a Bruno por su trabajo profesional y siempre me había llamado la atención su creatividad. Pero nunca habíamos trabajado juntos ni habíamos estado mano a mano. Cuando nos miramos a los ojos y hablamos de El Eternauta, no me bajé nunca más. El entusiasmo crecía minuto a minuto, día a día, capítulo a capítulo.
–La historia exige que gran parte de la serie estés con la máscara y casi no se te vea la cara. ¿Hasta qué punto eso complicó tu trabajo y la filmación en general?
-Fue todo un tema el de la máscara. Nos ocupó gran parte de nuestras preocupaciones por diversos motivos. Primero, porque dentro de la máscara original cuesta mucho respirar. Claro, de la misma manera que esas máscaras filtran diversos tipos de contaminantes, relantizan mucho el ingreso y salida del aire. Cuando empezamos a filmar me di cuenta que con la máscara original directamente no iba a poder hacer la película. ¡La hubiera quedado en cualquier momento! (risas). Por eso pedí que le sacaran filtros. Eso me permitió desenvolverme mejor sin que la actuación se viera interferida ni perdieran verosimilitud las imágenes. Y después estaba el tema de la voz.
–¿Cómo lo manejaron?
–Tuvimos muchas idas y vueltas con el tema de la voz. Tenía un micrófono instalado adentro de la máscara y otro afuera. Fue una idea de Bruno que me generaba bastantes dudas. Después se mezclaron esos dos registros con una gran pericia técnica, debo destacarlo, y quedó bárbaro. El espectador percibe el encierro, se mete un poco en esa atmósfera, y se entiende lo que digo. Todos esos detalles le dan realismo y potencia a lo que contamos.
–¿Estar tan restringido a nivel expresivo durante gran parte del rodaje te generó la tentación de soltarte demasiado cuando actuabas sin la máscara? ¿Tuvieron que trabajar ese aspecto para que no sucediera?
–Creo que un poco por mi naturaleza como actor, mi ADN, no fue necesario. A mí me gustan los actores y las actrices que cuando actúan me cuentan una historia, no me interesa ver piolines de supuestas destrezas. Si empiezo a ver a tal actor y al minuto me olvido de quién eso significa que está laburando bien, al menos como a mí me gusta. También tuve la suerte de laburar con Bruno, que siempre está atento a todo y sabe muy bien lo que no quiere. Por suerte estuvimos alineados desde el principio y no me tuvo que retar demasiado. Además, tampoco soy del tipo de actor a los que les gusta la sobreexposición. Muchos creen que para actuar bien hay que subir 20 kilos, interpretar a un parapléjico o aparecer con una cicatriz enorme. Después el actor o la actriz puede estar como el culo en lo que haga, pero como está transformado…
–Esta vez te tocó componer a Juan Salvo totalmente cubierto cuando tienen las escenas en exteriores y a una persona introspectiva, con un pasado demasiado pesado, cuando está sin mascara. ¿Todo eso exige un laburo más de detalles?
–Hay que meterse en el personaje. Lo que le ocurre internamente, más allá de las preocupaciones y el estupor que está viviendo, no te deja mucho para la grandilocuencia. Es un tipo para adentro. Y ahí viene el famoso mito de que Darín siempre hace de Darín. Y sí, ¡tengo una sola cara! (risas). Pero según la película, serie u obra de teatro, a mis personajes le pasan cosas muy diferentes y yo cuento eso, desde sus perspectivas. Y no podría decir que me va mal como actor… Hoy todos somos espectadores híper entrenados. Vemos decenas de series y películas por año, cosa que hace 20 años no ocurría. Todos saben de actuación, de iluminación, de puesta en escena, de musicalización… De todo. Pero sigo creyendo que, más allá de todo, no hay nada que pueda competir con el pensamiento y el sentimiento de un actor. Es decir, vos mostrame toda la parafernalia que quieras: la nieve, los efectos, todo. Pero si yo en un primer plano no veo qué le está pasando a Juan Salvo o a cualquier otro personaje, la serie se cae.
–El Eternauta es una historia eminentemente argentina. Se nota en los diálogos, las escenas en exteriores, la música… Y a su vez tiene un trasfondo político insoslayable por el secuestro y asesinato de Oesterheld y gran parte de su familia. ¿Cómo interpretás eso en tiempos donde el negacionismo y el sálvese quien pueda parecen institucionalizados?
–Lo del sálvese quien pueda lo puedo llegar a entender en una situación extrema. Es un mecanismo, un resorte humano. Entendible, aunque no lo compartas. Con respecto a la parte política de El Eternauta, creo que por lo menos en esta primera temporada –n. del r.: ya está confirmada la realización de una segunda– está librada a la lectura o interpretación que cada espectador pueda hacer. Los habrá más y menos informados. Quizás la serie genere ganas de investigar a los que son más jóvenes, no lo sé. El espectador informado que sabe de El Eternauta y Oesterheld indudablemente le va a poner toda esa dimensión y está muy bien. Después, está el otro espectador que a lo mejor no está tan al tanto y que va a estar supeditado a lo que ve. Creo que la versión es bastante prudente en ese sentido. Más allá de las interpretaciones políticas, porque todo es política. Me parece que está enfocada en la primera etapa de El Eternauta, que es previa al secuestro de sus hijas. Algo terrible. Lo que debe haber sido el dolor de ese padre, creo que no le dejó opciones: tenía que ir detrás de ese tsunami que arrasó su familia. Pero eso forma parte de lo que fue su vida, no tanto El Eternauta.
–En este momento tan difícil de la industria audiovisual argentina, ¿la posible repercusión global de El Eternauta puede ser una buena noticia para todo el sector?
–Ojalá. Ojalá esta serie sea un antes y un después. Ojalá todo salga bien y los espectadores se sientan identificados con la historia. Sería algo muy positivo para todos. Va a ser bueno. Hace poco alguien me preguntó si El Eternauta me iba a brindar la oportunidad de hacer algo en Hollywood. Pero yo laburo y busco todo lo contrario.«
Basada en la novela gráfica El Eternauta, de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López. Dirección: Bruno Stagnaro. Guion: Bruno Stagnaro y Ariel Staltari. Elenco: Ricardo Darín, Carla Peterson, César Troncoso, Andrea Pietra, Ariel Staltari y Marcelo Subiotto. Estreno: 30 de abril. Por Netflix.
El proyecto será presentado a concejales matanceros, al jefe comunal Fernando Espinoza y a la…
Viajaron 1.159.000 turistas por el país y gastaron 256.960 millones de pesos. Eligieron destinos de…
Tanto el bailarín como el periodista Luis Majul destacaron el desguace del organismo.
Israel masacra, Estados Unidos avala, y gran parte del mundo calla. Más de 52.000 muertos.…
El ex policía, quien se refugió en Francia tras la dictadura, demandó a los autores…
Tras intensas negociaciones auspiciadas por el gobierno entre los colectiveros y los empresarios del sector,…
El gobierno republicano lanzó una app para instar la salida voluntaria de migrantes, con la…
El ministro de Transportes confirmó la sustracción de 150 metros de cable de cobre. España…
Es una especie emblemática de la Patagonia y estaba “críticamente amenazada”, categoría previa a la…
Tras la derrota que significó el rechazo de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, el…
Los abogados de la expresidenta Carlos Alberto Beraldi y Ary Rubén Llernovoy, recusaron al juez…
El último reporte elevó el número total de la provincia a 6857 contagios de dengue.…