Rusas embarazadas y turismo de parto: «Un relato falso pone el peso en las chicas y no en las bandas delictivas»

«Si yo voy a Rusia –empieza la fuente de Migraciones a cambio de absoluta reserva– y no me admiten, sería, cuanto menos, muy difícil conseguir un abogado que me represente y que encima instale el tema en los medios. En los últimos días buscaron plantear los casos de las embarazadas rusas como una cuestión humanitaria, que nosotros poníamos en riesgo de vida a las personas involucradas por subirlas a un avión de regreso. Es la construcción de un relato falso que pone la valoración sobre las chicas cuando en todo caso el peso debería recaer sobre la utilización que se hace de ellas por parte de determinadas organizaciones que operan en el país».

El miércoles temprano, dos ciudadanas rusas que están cursando embarazos fueron inadmitidas en el aeropuerto de Ezeiza por haber falseado la categoría turismo: mintieron en sus declaraciones sobre las actividades y el itinerario en el país. Lo mismo sucedió con otras cuatro rusas –también embarazadas– que arribaron en las noches del miércoles y jueves pasados.

La noticia coincidió con una investigación judicial en manos de la jueza federal María Servini y el fiscal Federico Delgado sobre bandas delictivas dedicadas a traer jóvenes rusas embarazadas que, con el pretexto del turismo, tienen sus hijos en Argentina para obtener la ciudadanía.

«Se hizo foco en estos seis casos –continúa la fuente– cuando, en promedio, hay 50 inadmisiones diarias. Se trata de una práctica corriente al tiempo que reivindicamos la tradición del país respecto a la migración».

La directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano, reconoció que desde agosto se registra en el país «un aumento del flujo de ciudadanos rusos» y, particularmente, de mujeres con embarazos avanzados. «La cantidad es realmente grande por día. En el último vuelo de (la aerolínea) Ethiopian, entraron 33 ciudadanas rusas con embarazos de entre 32 y 33 semanas», detalló.

Las autoridades ya realizaron más de 400 entrevistas a ciudadanas rusas que llegaron al país. Así se comprobó que todas poseen un alto poder adquisitivo y que llegaban a través de «agencias» que les ofrecían un «paquete» que incluía la cama en un sanatorio para el parto y la obtención de la ciudadanía argentina en tiempo récord. Ese “servicio” podía costar hasta 35 mil dólares.

«Nosotros estamos encantados de que vengan a hacer su vida a la Argentina, pero el problema es que llegan, tienen los hijos, los anotan como argentinos, dejan un poder a los apoderados, se van y no vuelven más. Acá hay gente que está usando nuestro pasaporte», remarcó Carignano.

Auge del «turismo de parto»

El viernes a última hora, después del revuelo mediático, el juez federal Luis Armella habilitó el ingreso provisorio al país de las seis rusas embarazadas «dado el estado de avanzada gravidez, y por razones humanitarias». El magistrado, sin embargo, aclaró que «fue correcto lo que hizo Migraciones en tanto que para entrar a radicarse en el país hay que hacer los trámites correspondientes y no declarar ingreso de turista».

Según datos oficiales, solo en el último año ingresaron al país 10.500 personas de nacionalidad rusa de las cuales siete mil ya lo abandonaron.

A fines de 2022, el diario británico The Guardian publicó una nota revelando el auge del «turismo de parto» proveniente de Rusia y resaltando que las mujeres elegían la Argentina por las ventajas de su pasaporte, «que permite visitar 171 países sin visa, incluidos (los de) la Unión Europea, el Reino Unido y Japón», y por la alta calidad de su atención médica, tanto pública como privada.