Por Ricardo Romero, politólogo
Convencido de que quedará para la posteridad como el Salvador do Brasil dijo: Estamos haciendo historia, nosotros queremos que en el último día de nuestro gobierno podamos decir que salvamos a Brasil.
La consigna pretende congelar el gasto público estatal por 20 años a un nivel de actualización con el techo del IPCA (Índice Nacional de Precios al Consumidor). Y es más osado aun, porque pretende realizarlo a través de una incorporación a la carta magna.
En tal sentido, impulsa la PEC-241 (Propuesta de Enmienda Constitucional), que dio su paso clave el jueves, en un proceso de doble lectura en cada cámara, y que logró superar los requisitos de la primera votación un quinto de los diputados, sobrepasando los 308 votos necesarios y alcanzando 366 apoyos, con 111 rechazos y dos abstenciones.
Se descuenta que el proyecto en la segunda vuelta marchará sin inconvenientes ni sobresaltos hacia el Senado, donde la iniciativa cuenta con un respaldo holgado, por lo que se espera la aprobación antes de fin de año.
Al ajuste fiscal se suma la reducción de derechos impulsada por Temer, con aumentos de jornadas laborales y quita de vacaciones. Las medidas pretenden generar un clima promercado de reactivación para el año próximo, ante los resultados de dos años consecutivos de retracción, ya que 2016 cerraría con una caída de más del 3% del PBI. A su vez, necesita refinanciar una deuda externa que alcanza el 70% del producto total.
Con el eufemismo de hay apoyo del mercado, Temer defiende el consenso de las medidas en el apoyo dado por los grupos económicos, expresados en la burguesía paulista, y de los organismos internacionales de crédito.
Un respaldo explícito provino del FMI, a través de su directora, Christine Lagarde, quien sostuvo: Soy optimista frente a las reformas, y aprobarlas dentro de un plazo razonable ayudará a reforzar la credibilidad en las políticas macroeconómicas del gobierno, tras recibir el reporte del ministro de Hacienda brasileño, Henrique Meirelles.
Los que no respaldan la medida son la contracara del mercado, los movimientos sociales, expresados en la Central Única de Trabajadores, el Movimiento de los Sin Tierra, la Unión Nacional de Estudiantes y otras organizaciones nacionales.
Los mismos sostienen que el ajuste se centra en recortar derechos como educación o salud y no se orientan a reducir las tasas de interés o hacia una reforma tributaria. Y a pesar de la buena performance electoral de los aliados de Temer en las municipales del 2 de octubre, el mandatario no logra un apoyo popular. Su nivel de rechazo es del 73%, si se suman los que consideran regular, malo o muy malo su gobierno, lo que muestra un rechazo de la ciudadanía a someterse a la dictadura del mercado. «
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