Sani Mohamed Ladan: “Hay un despertar de conciencias de jóvenes e intelectuales en África”

El continente africano llega a la presente situación como consecuencia de la histórica rapiña instrumentada por las grandes potencias colonialistas, profundizado desde hace décadas y basado en un sistema civilizatorio en crisis, profundizado en la globalización económica capitalista y en el proyecto neo-colonial en curso. Esa historia de destrucción del ecosistema y los medios de subsistencia, principalmente en la periferia capitalista. Produjo y sigue produciendo grandes desplazamientos poblacionales, las llamadas migraciones forzadas.

El activista camerunés Sani Mohamed Ladan, radicado en Córdoba, Andalucía, trabaja desde hace años con esa problemática migratoria en el sur de España. Y denuncia la situación existente desde hace años en la frontera sur de Europa, esa fosa común de migrantes llamada Mediterráneo.

–La deuda de los países de Europa con los pueblos de la periferia capitalista, es histórica, lleva más de 500 años. Desde la época del colonialismo y la esclavitud. Pero a fines del siglo XIX hubo un hito, cuando a fines de 1884, en el llamado Encuentro de las potencias Europeas en Berlín, donde se repartieron el continente africano.

–Para ser concreto, en realidad no ha cambiado demasiado. En la Conferencia de Berlín en 1884 se repartieron el África como si fuera un trozo de tarta donde el rey Leopoldo II de Bélgica poseía el Congo como si fuera su cortijo propio. A los colonizadores europeos no les interesó desarrollar el territorio africano. Y lo que hicieron fue construir la infraestructura básica y necesaria para facilitar la extracción de materiales, riquezas y materias primas para el desarrollo del sistema de vida europeo. Cuando se le forzó a través de los movimientos nacionalistas e independentistas, los europeos se fueron, pero no del todo. Su mecanismo fue dejar a líderes africanos que se habían educado en Europa, con una mente muy colonial garantizando desde esa manera la continuidad de un régimen que ahora sería neo-colonial. Hoy se siguen viendo los vestigios coloniales que perduran con el neo-colonialismo.

–¿Cómo definirías el actual escenario implementado en Europa por sus políticas migratorias en la llamada Europa Fortaleza?

–La podemos definir como una política migratoria represiva, que solo sirve para ahogar sueños de los jóvenes africanos. El Mar Mediterráneo se ha convertido en un cementerio, en una especie de fosa común. Muchos jóvenes africanos han dejado su vida en ese mar por causa de esa política migratoria. Los jóvenes africanos ya se encuentran asfixiados en sus propios países en el continente africano, como efecto de las políticas de rapiña de los países europeos, con distintos acuerdos económicos con los gobernantes colonizados que no permite el desarrollo económico de sus países. En su desesperación vivencial, estos jóvenes salen en busca de recuperar lo que se les robó, su futuro, en sus propias tierras. Y cuando salen se encuentran con inmensas vallas en Ceuta, o en Melilla, o en el Mediterráneo. Se ejerce una política militarizada a través de la Agencia Europea Frontex. No es que los jóvenes africanos quieran morir: es que no hay otro medio para poder soñar y poder viajar libremente. El artículo N°1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que todos los seres humanos nacen libres e iguales en derecho y dignidad. Y el 3 brinda «la libertad de movimiento a todos los seres humanos”. Para los jóvenes del sur global no se aplican. Les resulta imposible la obtención de visas para viajar libremente al continente europeo. Al llegar al continente europeo, se encuentran no solo con las leyes de extranjerías marcadamente xenófobas, con un racismo institucional. Sólo sirven para perseguir a la gente no para incluirlas.

–Tu llegada a España fue luego de una odisea que duró meses, luego de atravesar el Sahel y el Sahara, hasta Marruecos, tras fallidos intentos de llegar a Melilla. Y tu posterior arribo a Ceuta, al territorio colonial español en territorio africano, a los llamados Centro de Internamiento migratorio que hoy existen en distintos países Europeos.

–Mi proceso migratorio fue realmente una odisea. Hablar de esto es como una vieja herida que se abre. Que revive un trayecto de mi vida que no fue fácil. Al salir de mi país, Camerún tuve que cruzar Nigeria, Níger, Argelia, Marruecos. Duró dos años. Llegué a Ceuta como fruto de un milagro, al arrastrarme inconsciente a la orilla. Justamente hace unos meses recordamos la muerte en el mismo lugar con 14 migrantes que intentaron llegar en 2014 como yo en el 2011. Ellos murieron producto de la represión de la Guardia Civil que los recibió con una carga de pelotas de goma. Murieron en las aguas. Nuestra tarea es no dejar en el olvido esa cruel represión. Pasó más de una década y todavía sigue sin justicia, ni reparación. Cuando yo llegué de milagro en el 2011, dos compañeros míos no pudieron hacerlo y perdieron la vida.

–Desde que llegaste a España se te convertiste en dar voz a los sin voz.

–Esta tarea se realiza con muchos compañeros que no olvidan su origen. Sabemos por lo que pasamos. No puede continuar con la complicidad de los gobiernos y el accionar de las fuerzas represivas. Evitar que suceda es nuestra principal tarea de denuncia y concientización social.

–Lo peor de este calvario que pasaste, no ha sido una mera experiencia individual sino que este drama que ha cobrado solo en el último año más de 10 mil vidas. ¿Cómo creés que se podría haber evitado y cómo se puede evitar de cara al futuro?

–Una de las primeras cosas que se debe es aplicar la Carta de los Derechos Humanos. Y que se le dé cumplimiento efectivo. Si en la letra escrita se destaca que todos los derechos son universales y deben cumplirse con los jóvenes africanos como con cualquier otro ser humano; si un joven europeo puede viajar a Senegal sin ningún tipo de visado, que se permita también que haya vías seguras y legales para los jóvenes que quieran sacar su pasaje aéreo o marítimo al territorio Europeo. Para que también los jóvenes del Sur Global también puedan realizar sus viajes, ya sean de estudio de turismo o para buscarse un futuro mejor para sus vidas. De esta manera, se ahorrarían centenares de vidas que en la actualidad se pierden tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico, en el trayecto entre Senegal y las Islas Canarias. O los naufragios de Cayucos o Pateras. El otro tema que es fundamental es producir una segunda descolonización en el territorio africano. Para que realmente los pueblos puedan tener acceso a sus recursos hoy expoliados por empresas multinacionales de occidente. Lo que no puede ser que un continente tan rico y diverso, mantenga unos niveles de pobreza alarmantes. Eso sería que cese el intervencionismo salvaje que por décadas ha implementado Occidente. Son dos premisas que si se aplicaran los jóvenes africanos decidirían libremente. Una elección y no una imposición ante la inexistencia de recursos en sus países esquilmados desde siempre. Por ejemplo, por determinados acuerdos entre Estados se les priva de la histórica posibilidad de pesca en sus costas como ocurre en el Senegal.

–Son causas estructurales que afectan las condiciones de vida en el continente africano.

–Las razones estructurales que se visibilizan en su historia han sido 400 años de esclavitud. Un sistema triangular esclavista entre África, Europa y el continente americano. Son 150 años de colonialismo desde la Conferencia de Berlín de 1884. Y seis décadas de independencia formal con una pervivencia caracterizada por dependencia económica, financiera y comercial, en un sistema profundamente asimétrico. Un ejemplo paradigmático es la dependencia de las ex-colonias francófonas y su moneda acuñada en París el llamado Franco CFA. Europa debe entender que vivimos otros tiempos, que el paternalismo y las relaciones asimétricas con el continente ha llevado a la actual situación. La relación que debe construirse es una relación de respeto. Porque a pesar de la idea falsa de Occidente, Europa necesita más de África que África de Europa. Hoy Europa se abastece de petróleo, coltán, uranio, diamantes, de las llamadas tierras raras. De hecho, el sistema de bienestar de Europa está muy ligado a décadas de intercambio desigual y rapiña económica. Hay un despertar de conciencias de jóvenes e intelectuales en África sobre esta relación estructural que hipoteca nuestro presente y de no modificarse hipotecará nuestro futuro. «