Según los resultados publicados en la revista médica británica “The Lancet”, el producto genera anticuerpos y no provoca incidentes adversos.

Si bien parte de la comunidad científica internacional criticó los tiempos que los rusos le habían dedicado a las pruebas, la semana pasada el Kremlim se adelantó al resto de sus competidoras al pedirle a las autoridades de la Organización Mundial de la Salud que preclasifique su vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, un paso clave para obtener la aprobación mundial para su distribución y utilización.
Según se desprende desde su web, Sputnik V es una de las más de 165 vacunas contra el COVID-19 que se encuentran en desarrollo en todo en el mundo. “La vacuna desarrollada en Rusia, basada en vectores adenovirales, fue registrada por el Ministerio de Salud de la Federación Rusa el 11 de agosto de 2020, convirtiéndose, de este modo, en la primera vacuna contra el SARS-COV-2 en llegar al mercado”, afirmaron.
Los “vectores” son vehículos que pueden introducir material genético de otro virus en una célula. El gen del adenovirus, que es el causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta un gen con el código de la proteína de otro virus. El elemento insertado es seguro para el organismo y ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección, de acuerdo a lo descripto por la web de la vacuna.
“La plataforma tecnológica basada –se añade- en vectores adenovirales permite la creación de nuevas vacunas de forma rápida y eficaz a través de la modificación del vector original de transmisión con material genético de nuevos virus, lo que permite obtener nuevas vacunas en poco tiempo. Dichas vacunas provocan una fuerte reacción por parte del cuerpo humano con el objetivo de generar inmunidad”.
Los científicos rusos sostienen que los adenovirus humanos están considerados entre los más sencillos de modificar con estos fines y que por eso se han convertido en vectores muy populares.
Quienes llevan adelante la investigación del Sputnik V, precisaron que apenas empezó la pandemia de COVID-19 extrajeron del nuevo coronavirus SARS-COV-2 fragmentos de material genético que codifica la información sobre la estructura de la proteína S (la proteína que forma la «corona» del virus y es responsable de su enganche a las células humanas), y los insertaron en un vector adenoviral ya conocido para su inserción en una célula humana, creando así la primera vacuna del mundo contra el coronavirus del SARS -COV-2.
Con el objetivo de asegurar una inmunidad duradera, científicos rusos han desarrollado la idea novedosa de usar dos tipos diferentes de vectores adenovirales (rAd26 y rAd5) para la primera y segunda dosis de la vacuna, que se aplicaría unos 21 días después, reforzando así su efecto inmunizador.
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