Temporada de pingüinos: dónde verlos y conocerlos

Es un emblema de la Patagonia Marina costera. El pingüino de Magallanes (Spheniscus magellanicus) migra miles de kilómetros persiguiendo su alimento hacia el norte, en invierno. Pero desde la primavera, cuando regresa a nuestras costas y busca el mismo nido del año anterior, se reencuentra con su pareja para incubar dos huevos y criar a sus pichones que en el verano se los puede ver. Hay tiempo de visitarlos hasta fines de marzo o principios de abril, momento en el que vuelven al mar y parten en busca de aguas templadas y de su alimento. Hay un imperdible: conocer otra especie, la de Penacho Amarillo, que se la puede ver en Puerto Deseado, Santa Cruz.

Si de avistajes se trata, la Patagonia se convierte en una invitación para recorrer este territorio todo el año. Si de pingüinos se trata, hay que saber que es octubre cuando recalan, anidan y tienen a sus pichones. En Puerto Deseado (Santa Cruz) la bienvenida de los pingüinos de penacho amarillo convierten a este lugar en destino único. Son unos pingüinos amorosos que se hicieron famosos en la película de dibujos animados Los Reyes del Surf (o Locos por las Olas) y que, en nuestra Patagonia, recalan cada primavera en la escabrosa isla Pingüino a 20 kilómetros de la ciudad de Deseado y adonde se llega mediante una navegación por el océano. Allí, también hay y conviven en la primavera y verano con una colonia de pingüinos de Magallanes y, a veces, se puede ver a una colonia de lobos marinos.

Este pingüino es muy particular porque ostenta una cresta Punk, y unas cejas sobresalientes que forman un penacho y son de color amarillo casi verde flúo. Es muy atractivo, anida en esta Isla que se convierte en el lugar más cercano al continente donde se lo puede observar en su hábitat natural, el Parque Interjurisdiccional Isla Pingüino, frente a las costas de Puerto Deseado en Santa Cruz. Las otras opciones para ver al de “penacho Amarillo” son las Islas Malvinas o en la Antártida. 

Experiencias en Puerto Madryn

El calendario de observación de fauna en Puerto Madryn es todo el año. Pero, cada especie, se caracteriza por su momento donde se convierten en estrellas. Las múltiples opciones para conectar con la naturaleza son famosas en todo el mundo como el avistaje de ballenas que, de mayo a noviembre, se pueden ver pero las propuestas como el snorkel con lobos marinos, buceo, kayak, mountain bike, astroturismo, trekking, 4×4 y paseos en velero. Son el universo de experiencias que se completan hasta con propuesta paleontológica, que permite un viaje al pasado prehistórico de la Patagonia (a menudo a través de excursiones que incluyen el Museo Paleontológico Egidio Feruglio, MEF, en la vecina ciudad de Trelew). 

Verano de nidos y cortejos

En septiembre comienzan a llegar los pingüinos de Magallanes a distintas colonias en los alrededores de Puerto Madryn. Una de las claves y la pingüinera más famosa es Punta Tombo, donde las instalaciones son impecables y se puede recorrer los senderos demarcados. Además, la infraestructura ofrece un centro de interpretación que atrae la atención de grandes y chicos. Se puede disfrutar de un almuerzo o un cafecito mirando el océano. Punta Tombo es un clásico. Es la mayor colonia continental del mundo, pero la región ofrece además, reservas privadas como la que habita cada primavera verano las playas de la Estancia San Lorenzo dentro de Península, donde recalan miles de parejas cada temporada y en este caso se combina con una experiencia de un día a pleno con visita a la estancia y almuerzo campero -imperdible- en lo que fue el antiguo galpón de esquila.

Entre octubre y noviembre -en especial hacia el fin del verano-, las orcas hacen su aparición en Punta Norte y Caleta Valdés, donde aprovechan la presencia de crías de elefantes marinos para alimentarse. Es uno de los espectáculos naturales más impactantes del planeta, posible de observar desde los miradores costeros. Es el único lugar del mundo donde una orca de la manada se destaca por su conducta de varar en forma intencional sobre la playa para cazar una cría de lobo marino.

Las elefanterías de Península Valdés, únicas en el continente, concentran la atención de los visitantes con los enfrentamientos de los machos durante la época de reproducción, mientras las hembras amamantan a sus crías en la costa. A su vez, los lobos marinos pueden observarse todo el año en sitios como Punta Loma y Punta Pirámides, donde descansan en grupos sobre las rocas. 

Dos experiencias de avistaje únicas complementan la oferta turística costera de Chubut. Por un lado, la tonina overa, un pequeño delfín blanco y negro conocido por su comportamiento juguetón y sus acrobáticos saltos en la estela de las embarcaciones. El avistaje de esta especie se realiza durante todo el año con salidas desde el Puerto de Rawson, a unos 80 km de Puerto Madryn. Por otro lado, el avistaje de delfines oscuros, otra especie de delfín característica de la zona, es un atractivo de temporada que se inicia en la costa de Puerto Madryn al comienzo del verano y se extiende hasta finales de marzo o principios de abril. 

El entorno también es hogar de aves costeras -como cormoranes, gaviotas, ostreros y petreles-  y de una variada fauna terrestre, que incluye guanacos, zorros y maras patagónicas. Todos pueden observarse a lo largo de los caminos que conducen a Península Valdés, en un entorno de estepa, acantilados y playas que brindan la idea de inmensidad.

Punta Ninfas en Chubut

Cuando el 4 de septiembre de 2025 llegó el primer pingüino a este sitio, fue noticia. Y con el correr de las horas, la escena cambió con el arribo de decenas de pingüinos que deambulaban por la playa, cada uno buscando el nido del año anterior, una escena que se replica, en cada rincón del país donde está presente el pingüino de Magallanes.  

Se trata de un rincón especial y es en el territorio donde se encuentra la Estancia El Pedral (@estanciaelpedral), dedicada a la producción de lana Merino. La historia, la vida rural, el turismo y la conservación son ejes de su oferta. Se puede visitar en experiencias por el día o para grupos cerrados. La colonia de pingüinos de Magallanes en El Pedral es relativamente joven: se originó en 2009, cuando apenas 14 parejas exploradoras eligieron estas playas para anidar. Desde entonces, crece año tras año, protegida como Refugio Natural de Vida Silvestre Punta Ninfas. Hoy miles de individuos regresan cada primavera, criando a sus pichones a pocos metros de los acantilados y compartiendo la costa con elefantes marinos, lobos marinos y otras aves. 

Días antes de la llegada del primer pingüino, la Global Penguin Society (GPS), creación de Pablo “Popi” García Borboroglu, junto a Estancia El Pedral organizó una jornada de limpieza de playas con jóvenes de Puerto Madryn. Son acciones que buscan mantener la naturaleza de la zona sin residuos plásticos, ni desechos arrastrados por el mar o arrojados por barcos pesqueros que representan una amenaza para las especies.

Pingüino de Magallanes en Santa Cruz 

Es uno de los primeros parques nacionales costeros del país y está en Santa Cruz. Los santacruceños son asiduos visitantes y también muchos extranjeros amantes de las travesías. Su perfil costero define su particular atractivo donde los acantilados ponen fin a la meseta junto al mar. Hay islas, pequeñas bahías, playas inhóspitas, zonas rocosas y restingas que se descubren cuando baja la marea.  Aquí, el emblema es el pingüino de Magallanes pero hay gran diversidad de especies.

Se puede visitar todo el año. Muchos eligen ir de octubre a abril, donde las temperaturas son más amables. El ingreso al parque es gratuito y hay que registrarse en el Centro de Informes (RN 3, km 2400). Dentro del parque, un clásico es conocer la colonia de pingüinos de Magallanes que con sus 40 mil parejas es una de las más pobladas del país. El sendero Pingüinera (1 hora y media ida y vuelta) brinda vistas panorámicas de la colonia.

La riqueza natural de la región también ofrece la observación de la avifauna como gaviotas, cormoranes, petreles gigantes, chorlos, palomas antárticas, toninas overas, delfines australes, lobos marinos de un pelo y es un muy buen lugar para ver pumas, choiques y guanacos.

Las localidades más cercanas son Comandante Luis Piedra Buena, a 37 km, y Puerto Santa Cruz, a 55 km. Desde allí se puede acceder al parque en taxi, remís o transfer. El camino vehicular llega hasta la playa, pero hay que chequear el estado del camino antes de iniciar la travesía. 

Cabo Vírgenes, Santa Cruz

Cabo Vírgenes es la segunda pingüinera más grande de Sudamérica y cobra mística porque está muy cerca del Faro del mismo nombre. Allí está el mojón y cartelería del KM 0 de la Ruta Nacional 40, la más larga del país. Es una cita imperdible para quienes sueñan hacer el gran corredor turístico por excelencia de la Argentina. Llegar a este punto del mapa tiene el bonus truck de conocer el Museo de Cabo Vírgenes. Funciona en la casa original del farero y también se encuentra a unos minutos la confitería Al Fin y al Cabo. 

Llegar a Cabo Vírgenes demanda el doble y hasta el triple de tiempo de lo que se estima en recorrer los 135 km desde la capital santacruceña de Río Gallegos con su gran oferta gastronómica y hotelera y  donde acaban de reinaugurar el aeropuerto local que permaneció cerrado casi cuatro meses por obras de remodelación y modernización. Desde aquí también hay circuitos urbanos que se combinan con novedades como el Observatorio Astronómico inaugurado hace muy poco tiempo y hasta una escapada al área protegida Laguna Azul. Allí se revelarán los secretos del campo volcánico Pali Aike donde el cráter de un volcán preserva un espejo de agua famoso por su color: Azul.