Ansaldi tiene la particularidad de dominar tanto la pierda zurda como la derecha, algo que muy pocos jugadores en el mundo pueden hacer. Secretos de un jugador que puede sorprender hasta en los tiros libres.

Aunque debutó en Newell’s en 2005 con el entrenador chileno Juvenal Olmos, fue con Ricardo Caruso Lombardi en la temporada 2007/08 que Ansaldi se consolidó en Primera. «No lo tenían en cuenta, lo tenían tirado en un costado, sentado en el piso -recuerda Caruso Lombardi a Tiempo-. Y le empecé a hablar. ‘¿Qué te pasa?’. ‘No me quieren por esto y por lo otro’. Le pregunté: ‘¿Vos sos profesional? Sí. Entonces vení y practicá con nosotros’. Cuando lo vi patear con la izquierda y la derecha, le dije: ‘Pateame el tiro libre’. En la primera la metió en un ángulo, con la derecha. Y le digo: ‘Ahora pateame con la otra’. Pensé que se estaba haciendo el canchero. Y también la clavó».
Son aislados los futbolistas ambidiestros en el mundo. La característica no los hace mejor ni peor. En general, un jugador adquiere la capacidad de esfumar la diferencia entre pegarle con derecha o con izquierda por la presencia de un técnico atinado o un padre exigente: por la práctica, la repetición, la constancia. «Mi pierna preferida es la izquierda, pero no me incomoda jugar con la derecha. Jugué siempre más por el sector izquierdo, pero no tengo problema de jugar en cualquiera de los laterales. Tengo mejor pegada con la zurda, pero para el traslado, domino mejor la derecha», supo explicar Ansaldi, que ya se sumó a los entrenamientos del plantel en el predio de Ezeiza. El brasileño Danilo (Manchester City) y el español César Azpilicueta (Chelsea) son otros laterales versátiles que estarán en el Mundial.
En todos los equipos de su trayectoria, Ansaldi jugó tanto por la derecha como por la izquierda. Luego de Newell’s estuvo siete temporadas en Rusia, entre Rubin Kazan y Zenit, y luego de pasar por Atlético de Madrid llegó a Italia, donde jugó en Genoa e Inter antes de Torino. Citado por primera vez a la Selección por Diego Maradona en 2009, el lateral suma cinco partidos y un medio-gol que, a pesar de elegir la zurda, lo metió con la derecha -y con la ayuda de la mano de Sergio Agüero- en un amistoso ante Croacia en 2014, ya citado por Gerardo Martino en el comienzo de su ciclo. Con Sampaoli, sólo había sido sumado por la lesión de Marcos Acuña a los amistosos ante Rusia y Nigeria en noviembre de 2017.
El francés Ousmane Dembélé es el ambidiestro con más proyección a futuro. El wing de Barcelona también estará con Francia en la Copa del Mundo. En una entrevista post partido en 2016, cuando jugaba en Rennes, el periodista del campo de juego abrió el siguiente diálogo por esa particularidad.
-¿Sos derecho o zurdo?
-Mmm, zurdo -le respondió Dembélé.
-¿Seguro? Porque metiste un gran gol con la derecha.
-Sí, soy más zurdo, sí.
-¿Y no pateaste penales con la derecha?
-Sí.
-¿Y por qué?
-Porque le pego mejor con la derecha.
Dembélé dijo que era zurdo pero que pateaba penales y tiros libres con la derecha. Ansaldi suele patear tiros libres. El ambidiestro más grande de todos los tiempos fue Andreas Brehme. El lateral izquierdo alemán convirtió de derecha el penal en la final del Mundial Italia 90 ante Argentina. Cuatro años antes, en los penales por los cuartos de final de México 86 ante el local, Brehme había anotado de izquierda. En los tiros libres, solía descargar el remate con la zurda. En movimiento, le daba lo mismo: el bombazo funcionaba en ambos pies.
La noche del 3 de noviembre de 2007 en el Coloso del Parque de la Independencia fue menos épica que los días mundialistas de Brehme. Newell’s perdía 1-0 ante Colón, que se había adelantado con un gol de Ariel Garcé -sí, el jugador sorpresa que llevó Maradona a Sudáfrica 2010-. En el minuto 89, después de un despeje con los puños del arquero de Colón, Juan Manuel Lucero empató con un remate desde afuera del área que sobrepasó mil pies. Sin embargo, algunos hinchas de Newell’s todavía recuerdan la ejecución del tiro libre que terminó en el gol: Ansaldi se perfila para darle de zurda, se arrepiente y se acomoda para pegarle de derecha. En Rusia, si Lionel Messi lo deja, quizá se pare delante de la pelota en otro tiro libre para pegarle con un pie y, de repente, se arrepienta -detecte una ventaja-, y caracolee para cambiar el pie del golpe. O, casi igual de soñado, tendrá unos minutos para desarrollar su ductilidad.
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