El tercer álbum de la banda comandada por Gustavo Cerati obtuvo una gran respuesta en la Argentina y permitió la proyección del trío al mercado latinoamericano. También disparó los primeros conflictos entre los integrantes del grupo.
Es un disco de grandes canciones, con la particularidad de que Gustavo Cerati las compuso en un periodo de sólo seis meses. “En Nada personal se terminaron todas las canciones que el grupo tenía desde su formación. Así que en un periodo de corto, pero intenso y de gran inspiración Soda le dio vida a todo el álbum. Quizás por eso las canciones puedan verse como una unidad sólida y potente. Por otro lado, se nota la madurez de Cerati como compositor, por las estructuras más elaboradas y sofisticadas de los temas, en comparación con canciones anteriores. También en las letras, que hablan de la necesidad de descifrar señales y en tópicos que tienen un hilo conductor. Gustavo encuentra una clave compositiva que en los discos posteriores va a perfeccionar y va a llevar a Soda a lo más alto del rock latinoamericano. Hablaba de la noción de una melancolía heroica como sensación emotiva de una canción potente. Lo logra en ‘Prófugos’, en ‘Persiana americana’, y las demás canciones de este disco”, analiza Diego Giordano, autor del libro Uniendo fisuras, dedicado enteramente a Signos.
El autor rosarino pasó un año y medio investigando sobre cada canción que aparece en el disco que marcó un hito en la carrera de la banda: “Hay quizás una influencia del sonido de los ochenta de grupos como U2, por ejemplo, pero con el toque creativo único de Cerati que comenzó a mostrar todo el potencial de su talento. Este fue el primer trabajo que Gustavo compone solo. Antes llevaba ideas a la sala de ensayo y entre los tres armaban los temas. En este caso llegó a la sala de ensayo con los temas terminados, salvo ‘Final caja negra’, que se compuso cuando estaban por entrar a grabar y en la participó el Zorrito Fabián Von Quintiero. Pero todas menos esa llegaron demeados, con arreglos y todo desde el departamento de Cerati. Eso divide en dos la carrera de Soda: porque es un grupo musicalmente más maduro, pero las relaciones se tensan para el interior del grupo por esa actitud de Gustavo”.
“Es un disco completo, subvalorado muchas veces. Es más fresco y menos pensado que, por ejemplo, Doble vida, que es más de laboratorio. Dinamo o Canción animal, los más ensalzados por la crítica, son grandes discos, sin dudas. Pero Signos es muy profundo, no le sobra ni le falta nada, y se nota que todo cambió luego de su salida.”
-Soda Stereo editó Signos el 10 de noviembre de 1986.
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