El programa de Vox retoma en gran parte los lugares comunes de la derecha insurreccional que cunde por el mundo occidental.
El programa de Vox retoma en gran parte los lugares comunes de la derecha insurreccional que cunde por el mundo occidental. En el caso de España, propone reducir a la mínima expresión las comunidades autonómicas, que sólo favorecen “el estado de bienestar de los políticos” y demás elementos de “la casta” como sindicatos, organizaciones intermedias, entes subvencionados y cualquier otra organización que atente a la unidad de España. Respetará los fueros civiles (matrimonio, sucesiones), sin mencionar los fueros fiscales. ¿Aviso al árbol de Guernica? Vox también defiende la solidez de la “familia tradicional” (está contra la IVE), propugna la libertad e igualdad de los españoles que serán liberados de las trabas regionalistas, de los idiomas locales, de las policías autonómicas. Estas últimas pasarán a integrar un nuevo sistema donde fuerzas armadas, de seguridad e inteligencia podrán desarrollar en unidad el concepto de seguridad nacional, contra el narcotráfico y la inmigración, por ejemplo. En materia laboral Vox sostiene que los sindicatos han traicionado a los trabajadores, prohibirá toda huelga política, y buscará promocionar el artesanado y el trabajo remoto al mismo tiempo.
Iberoamérica ya no existirá: será la Iberoesfera, desde donde Vox pretende combatir “la leyenda negra” (sostienen que Cortés liberó México de la tiranía azteca), además de actuar en favor de las democracias y en contra de las dictaduras (que por casualidad son las mismas que definen los Estados Unidos) y evitar el contagio castro-chavista.
En materia educativa las propuestas continúan y repiten el mantra de la derecha insurreccional: despolitización, cheques educativos, rechazo activo del “consenso progre”. Podríamos seguir desgranando el rosario de Vox, pero atento al eventual lectorado, y que encima es domingo, nos quedamos con la propuesta económica que promete el aumento salarial de los trabajadores españoles que subirán, gracias a que Vox le sacará impuestos a los empresarios. Sentido común, dicen. 177 páginas de pura sangre.
El programa de Movimiento Sumar, que reagrupa unas veinte agrupaciones de izquierda donde están los restos de Podemos, presenta un programa de gobierno que muchas personas votarían, aún si no fuesen españoles. Este proyecto presenta de modo realista los objetivos a alcanzar y los métodos a emplear. Fija un marco normativo nacional acorde con el derecho europeo. Tiene conceptos centrales como la democracia económica, la sociedad de bienestar, el “ensanche” de la democracia y proyecta una “España, potencia de paz y progreso” en el ámbito internacional. Allí privilegian los lazos con los gobiernos progresistas de América Latina en pie de igualdad. En toda la extensión del programa quedan claras las acciones de Sumar en favor de los sectores populares, las mujeres, las diversidades, los inmigrantes. Propone una nación española humanista en sus valores, su diversidad y en su proyección.
El problema reside en que el programa de Vox es más legible –también más simple- mientras que el texto de Sumar a veces pierde la ilación, producto de querer agregar todo lo necesario y hasta un poco más (como el fallido proyecto de constitución de Boric en Chile). Veamos un ejemplo sobre el tema judicial: “Incorporaremos de manera integral la perspectiva de género interseccional y otras perspectivas que sirvan tanto para visibilizar como para reconocer las necesidades de colectivos marginalizados y luchar contra todo sesgo o discriminación en la carrera Fiscal y Judicial y el resto del personal judicial”. En deportes, Sumar “apuesta por un nuevo modelo deportivo inclusivo, transversal y vertebrador y contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte”. Ambos objetivos son correctos, pero la lectura es incomprensible para un ciudadano de a pie. Sucumbe en la arena. Vox define con claridad a los supuestos enemigos de España: inmigrantes, autonomías, regionalismos, republicanos, izquierdistas, políticos, sindicalistas… Sumar ataca de manera correcta los intereses concentrados de la economía, los grandes propietarios, los especuladores, tanto como actitudes nefastas: el racismo, el machismo, los antiderechos, pero sin identificación clara el mensaje es más complejo, el adversario es más difuso. Vox promete destruir, representa el pasado; Sumar propone reformar, representa el futuro. En tiempos de incertidumbre global, nacional y hasta personal, frente a peligros reales o imaginarios, suelen primar los eslóganes más primarios: “decide lo que importa” proclama Vox con una ilustración que manda a la basura a los regionalismos, la bandera LBGTI y demás. “Vota por ti”, nos dice Sumar, como en un llamado al sufragio en defensa propia. Es válido no sólo para España, tierra de Sangre y Arena como señalara Vicente Blasco Ibáñez.
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