Otra vez las principales ciudades de Israel desbordaron de opositores a la reforma judicial que impulsa el primer ministro. Reaparecieron grupos reaccionarios y hubo incident
Claro que Netanyahu, un experimentado político que transita por el sexto período de gobierno (en una tercera etapa), al ver resquebrajarse el frente interno, necesitaba dar un volantazo. Y detuvo el devenir del proyecto de reforma del Poder Judicial israelí, que no le es afín y que además representa un “reaseguro de la democracia”, la institución que compensa el poder del gobierno que se apoya en la Knéset (el parlamento), que sí controla, toda vez que logró la mayoría para que fuera designado como primer ministro.
Y además, hay un dato muy significativo: sigue su curso una imputación que pesa sobre Netanyahu por “soborno, fraude y abuso de poder”, que data de su anterior gobierno, en 2019 y que, de concretarse, podría llevarlo a la cárcel, más allá de los fueros que pueda tener.
De ahí la necesidad del proyecto de ley. Pero el parate no significa que lo haya suspendido. Y si bien a instancias del escasamente influyente presidente Isaac Herzog se abrió una instancia de diálogo político con la oposición encarnada en el partido Yesh Atid, del exprimer ministro Yair Lapid y la Unidad Nacional del exministro de Defensa, Benjamin Gantz. Pero otras fuerza políticas, los analistas, los sindicatos y fundamentalmente el grueso de la ciudadanía considera que sólo es para ganar tiempo y rearmar sus fuerzas. Cuando anunció por cadena nacional la decisión de frenar el proyecto, Netanyahu comparó su posición con una historia sobre el rey Salomón, y que lo hacía para “evitar una guerra civil”. Pocos le creyeron.
La Familia
Uno de los motivos que esgrimía Yoav Gallant fue que la postura de muchos reservistas, que en Israel forman la base de las Fuerzas de Defensa (FDI) amenazaron en que no se presentarán a las reservas militares si se implementaba la reforma judicial, amparados en el concepto de que, de ese modo, “Israel pierde su componente democrático”.
Otro motivo por el que el primer ministro necesita tiempo: no sólo debe reforzar el frente político, sino las fuerzas que lo apoyan. Incluso las parapoliciales y paramilitares. Porque si bien todavía sin posibilidad de ser comparadas con las gigantescas marchas de protestas en su contra, especialmente en la Tel Aviv adversa al gobierno, empiezan a surgir movilizaciones de apoyo a Netanyahu.
Marchas que se destacan por su gran cantidad de banderas israelíes, pero también porque hay algunas negras y amarillas. Son los colores del Beitar de Jerusalem, un club de fútbol, cuya barrabrava, autodenominada La Familia, está mayoritariamente constituida por integrantes del partido ultraderechista Lehava. Mientras se ufanan de sus episodios violentos, alientan al equipo al tiempo que cuelan consignas como “muerte a los árabes”. Netanyahu hace un tiempo los saludó con un “Vamos Beitar”. Y hasta muchos de ellos habrían bajado a Tel Aviv, ahora que el primer ministro los necesita. «
Columbia sigue siendo el epicentro y el jueves la policía detuvo a más de 100…
“Escribir es un oficio. Un arduo trabajo metódico” que es necesario “para pulir las palabras…
Festejará sus 80 años repasando lo mejor de su carrera en el Luna Park. En…
“Las personas se convierten en experiencias (…) toda la sociedad es frágil”, escribía en 1968…
El gobierno nombró al frente de Conservación de Áreas Protegidas a Leonardo Sarquis, ex CEO…
El documental "La Habana de Fito", de Juan Pin Vilar, da cuenta de múltiples historias…
El dramaturgo Raúl Garavaglia le da vida a un Guevara pleno de contradicciones, pero que…
Las propuestas más atractivas de música, cine, teatro, streaming y mucho más.
Es un ícono popular gracias a las novelas y tiras televisivas. Pero entre sus múltiples…
La preocupación crece tras la eliminación de la doble indemnización y los cambios en las…
Los ingresos de la AFIP bajaron 10% en términos reales, como consecuencia de la menor…
El debate de la Ley Bases en el Senado puso en alerta a la región.…