La especialista en nutrición pediátrica del Hospital Garrahan, Mariana Raspini, describió la situación como "alarmante".

Raspini, licenciada en nutrición e integrante del equipo de Alimentación del Hospital Garrahan, explicó a Télam cuáles son las principales problemáticas alimenticias y nutricionales de las infancias en Argentina, cómo impactó la pandemia, qué implica una alimentación saludable, qué es la malnutrición, y cuáles son las políticas estatales que promueven contención a las infancias.
En el marco del Día de las Infancias, y en relación a las acciones del Estado frente a esta situación, la especialista destacó la existencia de diversas políticas nacionales que convergen para mejorarla, entre ellas, las Guías alimentarias para la Población Argentina y el Plan de los primeros 1.000 días, «porque habla de la protección de la niñez desde el comienzo y es una manera de proteger el futuro».
También mencionó el desarrollo comunitario o una mayor accesibilidad a los alimentos e hizo hincapié en la importancia de la educación sobre el comportamiento del consumidor y el avance en la Ley de Etiquetado Frontal, ya que «da relevancia a la educación y la elección de las familias y de los adultos responsables a la hora de consumir o de adquirir alimentos».
Raspini recordó los resultados publicados en la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud de 2019, la cual advirtió que, en los menores de 5 años, «el exceso de peso estuvo presente en casi el 14%» y, en la población de 5 a 17 años, «en más de un 40 por ciento».
«Necesitamos concientizar un poco más, somos uno de los países de la región con las tasas de obesidad más altas, y como España en Europa, por ejemplo, tenemos cifras alarmantes y es algo que sucede a nivel mundial. Necesitamos tener acciones locales y regionales, cada uno desde su parte», afirmó.
En cuanto al impacto de la pandemia sobre la alimentación y nutrición de las infancias, Raspini señaló que «el aumento del sobrepeso y de la obesidad infantil post-pandemia es casi una verdad anunciada».
«Si bien el aumento de las cifras de exceso de peso es transversal a todas las condiciones sociales, -destacó la profesional-, la población más vulnerable, es la más desfavorecida y es donde las cifras ascienden un poco más».
Sobre cómo debe ser una alimentación saludable para niños, niñas y adolescentes, Raspini indicó que «no significa una dieta restrictiva, sino variada» con suficiente cantidad de alimentos, adecuada calidad nutricional, baja cantidad de alimentos ricos en azúcares o grasas de mala calidad.
Una alimentación saludable -enumeró- debe ser rica en los grupos de alimentos de vegetales y frutas, pero también se debe contemplar tener proteínas de buena calidad, fibra, agua, grasa de las buenas, para favorecer, en el caso de las infancias, el crecimiento y desarrollo adecuado, y sobre todo «proteger de la malnutrición en todas sus formas y prevenir la aparición de enfermedades crónicas».
En este sentido, explica que la malnutrición se refiere a «las carencias, los excesos y los desequilibrios de calorías y nutrientes», y que puede haber desnutrición o malnutrición por déficit debido a la carencia de calorías y proteínas, pero también malnutrición por exceso de calorías de baja calidad nutricional y carencia de vitaminas y/o minerales como puede ocurrir en la obesidad.
«En Argentina, la malnutrición más frecuente es la epidemia de sobrepeso y obesidad, es alarmante cómo más del 40% de la población de 5 a 17 años, en edad escolar, tienen exceso de peso, es una pandemia dentro de otra pandemia», afirmó.
Subrayó que «la pandemia de la obesidad es más silenciosa y está teniendo y va a tener sus consecuencias».
Las principales consecuencias de la obesidad son las enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades coronarias, las alteraciones del metabolismo en el colesterol, «son todas muy silenciosas y discapacitantes», agregó.
La especialista describió diferentes tipos de obesidades y dijo que las causas más frecuentes tienen que ver con consumir una alta proporción de alimentos de baja calidad nutricional dentro de la dieta, es decir los alimentos ricos en azúcares, grasas saturadas, poca fibra, pocos vegetales, pocos cereales integrales, sumado a una limitación en el movimiento o un hábito sedentario que hace que se produzca un desbalance energético y eso se traslade a la malnutrición por exceso.
En cuanto a las consultas que reciben en el Hospital Garrahan, Raspini enfatizó que la obesidad «muchas veces no es tomada por las familias como una patología, una enfermedad que puede tener consecuencias graves y severas».
«La obesidad se ha convertido en un eje transversal al resto de las patologías vistas en la edad pediátrica, necesitamos instaurar hábitos saludables para que sean adultos saludables», concluyó.
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