Antiguo Egipto en el Bellas Artes: cómo es la muestra con 180 piezas del mundo de los faraones

El Antiguo Egipto los fascinó: entre enero y abril de 1926, los coleccionistas porteños Alfredo González Garaño y Marieta Ayerza -marido y mujer- remontaron el Río Nilo desde El Cairo hasta los templos de Abu Simbel. Fotografiaron monumentos, estatuas de reyes y divinidades, tras el impacto mundial por el descubrimiento en 1922 de la tumba de Tutankamón. Y el archivo documental y fotográfico del matrimonio fue el punto de partida de la flamante muestra Ciencia y fantasía. Egiptología y egiptología en la Argentina en el Museo Nacional de Bellas Artes. ¿Cuáles son sus secretos?

Ciencia y fantasía reúne, en forma inédita, más de 180 piezas originales y documentos que exploran la influencia egipcia en la cultura argentina y la fascinación de artistas, científicos y académicos por Egipto, hace dos siglos. Así, en el Pabellón de Exposiciones Temporarias del Bellas Artes pueden verse sarcófagos auténticos, papiros, estatuillas y máscaras funerarias, figuras, calcos de esfinges y bustos, vasijas, amuletos y piedras talladas con jeroglíficos, junto con documentos, libros, revistas, afiches y fotografías.

Egipto y la Argentina

“Por primera vez reunimos las principales piezas del Antiguo Egipto que se encuentran en más de veinte instituciones públicas y privadas”, cuenta el prestigioso investigador Sergio Baur, en su calidad de curador de la muestra junto con el historiador José Emilio Burucúa. Pero hay más: “Para la exposición -sigue Baur- también se relevó la principal bibliografía en egiptología en las bibliotecas argentinas. En ese sentido, esta muestra opera como un gabinete de estudio de los principales objetos de Egipto que hay en las colecciones argentinas y de la vasta documentación bibliográfica en la materia”.

En sintonía, se presentan por primera vez en el Bellas Artes piezas egipcias que van desde antes del año 3000 a. C. hasta el siglo VI d. C., en diálogo con obras literarias, fílmicas y artísticas de los siglos XX y XXI, cuyos autores se inspiraron en el imaginario del Antiguo Egipto. Por ejemplo, se exhibe un ensayo fotográfico de Facundo de Zuviría dedicado a la arquitectura porteña reflejada en pirámides, obeliscos y otras construcciones. Pero también se muestran, en el Bellas Artes, piezas audiovisuales, imágenes, croquis y dibujos de expediciones arqueológicas históricas y activas.

La egiptofilia local generó una amplia escuela argentina de egiptología, promovida por el historiador Abraham Rosenvasser (1896-1983), quien sentó las bases para las investigaciones al respecto en las universidades de Buenos Aires y de La Plata. Por eso en la muestra Ciencia y fantasía se proyectará el documental De la Nubia a La Plata, de Ricardo Preve, que narra la misión liderada por Rosenvasser entre 1961 y 1963 al complejo Aksha, en las fronteras de Sudán y Egipto. Como dicen en el texto oficial los curadores Baur y Burucúa, la exposición es “un diálogo entre el legado milenario del Nilo y la mirada curiosa y creadora de nuestra propia historia”.

Allí también explican los curadores: “La Argentina se destacó en el estudio del Cercano Oriente antiguo mediante la formación de una escuela historiográfica de alcance internacional, especialmente en las universidades de Buenos Aires y La Plata. A estas instituciones están vinculados el Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti y el Museo de La Plata, que conservan las colecciones públicas más importantes de objetos faraónicos en nuestro territorio”.

En concordancia, la exposición Ciencia y fantasía también refleja la fascinación que el Antiguo Egipto motivó en las obras de Dardo Rocha, Lucio V. Mansilla, Oliverio Girondo, Xul Solar, Manuel Mujica Láinez o Jorge Luis Borges, entre otros. “El objetivo es mostrar al gran público -no sólo a los estudiantes y especialistas en arqueología, en historia o en egiptología- cómo el interés cultural por Egipto permaneció a lo largo de los años”, señala el curador Sergio Baur. “En tal sentido, esperamos que esta exposición sea una plataforma para seguir adelante”.

El curador brinda más ejemplos del valor de algunas de las piezas en exhibición: “Estamos exhibiendo un sarcófago perteneciente al Museo de Ciencias Naturales de La Plata, que fue un obsequio que les hizo Dardo Rocha, y también el famosísimo ‘Papiro Buenos Aires’, que cuenta una parte de la ‘Historia de Sinuhé’ y que pertenece al Museo Etnográfico ‘Juan B. Ambrosetti’. Son dos objetos muy admirados por egiptólogos locales y extranjeros”.

También se expone una vasija de alabastro, de la tumba del faraón Zoser en Saqqara, “que fue un regalo del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser al presidente Arturo Frondizi. Tiene una antigüedad aproximada de cuatro mil años”, detalla Baur.

Y describe otros objetos de peso que se exponen: una serie de calcos que fueron comprados a principios del siglo XX a los museos europeos para que las escuelas de teatro tuvieran modelos originales para sus estudios artísticos. “Hay tres calcos que son importantísimos -dice Baur-: el calco del Zodíaco de Dendera, un bajorrelieve esculpido en una cámara en el templo de Hathor y cuyo original está en el Louvre; el calco de la Piedra de la Rosetta, cuyo original está en el British Museum, y el calco del busto de Nefertiti, cuyo original está en el Neues Museum de Berlín. En total, la muestra incluye siete u ocho calcos que recrean piezas emblemáticas de la cultura de Egipto”.

¿Cuándo puede visitarse la muestra en el Pabellón de exposiciones temporarias del Bellas Artes? De martes a viernes de 11 a 19.30 y los sábados y domingos de 10 a 19.30. En el texto institucional de la exposición, que tiene el asesoramiento académico de Diego M. Santos y de Marcelo Campagno, el director del Bellas Artes, Andrés Duprat, señala que la exposición celebra “la notable presencia que la civilización egipcia tiene en la Argentina, en sintonía con el renovado interés que evidencian la reciente apertura del Gran Museo Egipcio en El Cairo y la exposición Egipto divino del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York”.

Y estas son algunas de las veinte instituciones públicas y privadas que aportaron sus piezas egipcias a la exhibición Ciencia y fantasía: el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, el Museo Xul Solar, el Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil, la Academia Nacional de Bellas Artes, el Museo Nacional de Arte Oriental, el Palais de Glace, la Biblioteca Nacional, el Museo Nacional de Arte Decorativo y el Museo de Calcos y Escultura Comparada Ernesto de la Cárcova.

Así, la egiptología argentina se ve reflejada en “un importante corpus de objetos, crónicas, estudios y fotografías, que no sólo documentan un marcado interés por comprender y atesorar diversas manifestaciones de la antigua civilización egipcia, sino que tuvieron un significativo impacto en el campo de la cultura popular y el de la arquitectura durante el siglo pasado, y cuya impronta podemos rastrear aún en la producción artística contemporánea”, expone Duprat en el texto institucional.

En sintonía, el curador Sergio Baur no olvida a Alfredo González Garaño y a Marieta Ayerza, cuyo archivo documental y fotográfico -que hoy es parte del acervo de la Academia Nacional de Bellas Artes- fue el disparador de la muestra: “En 1926, este matrimonio recorrió incontables tumbas y monumentos”, dice Baur. Y se remonta al presente: “Hoy hay misiones arqueológicas, como la de la doctora Andrea Zingarelli, de la Universidad de La Plata, que todos los años va con su equipo de investigación a estudiar una tumba en Luxor. La pasión argentina por el Antiguo Egipto nunca se interrumpió. Y eso es lo que esta muestra quiere significar”.